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Comenzó la Cumbre euro-latinoamericana en Lima

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El presidente de Perú, Alan García, anfitrión de la V Cumbre de ALC-UE, pidió hoy a los mandatarios reunidos en Lima que acuerden «metas concretas» para paliar la hambruna y la pobreza y propuso incrementar un 2% la producción agrícola para aliviar la crisis alimentaria mundial.

Durante el discurso de apertura de la V Cumbre de América Latina, Caribe y la Unión Europea, García subrayó la necesidad de incidir en las coincidencias entre ambos bloques continentales y dejar de lado las diferencias, y defendió la democracia y la libertad como el camino a seguir en Latinoamérica.

«Creemos que es a través de la democracia y la libertad como debemos desempeñar nuestro camino», señaló García, que destacó que los pueblos esperan «soluciones, planteamientos y metas» de la cita de Lima y no meras «declaraciones o reuniones rituales».

«Estoy convencido de que tendremos madurez para adoptar un programa concreto», afirmó el Mandatario peruano, quien llamó a sus homólogos a no dejar la decisión de adoptar compromisos concretos en manos de asesores ni cancilleres.

«Necesitamos, y es mi pedido como anfitrión, que pongamos metas concretas en los papeles que hoy vamos a firmar, no dejemos en manos de asesores, ni siquiera de cancilleres, el trabajo fundamental de poner metas políticas, que son compromisos con el futuro, y pongámonos a trabajos por que esos compromisos puedan ser cumplidos», dijo.

«Es inevitable saber que a breve plazo cientos de millones de seres humanos están amenazados por el hambre en medio de la abundancia y el salto tecnológico más extraordinario que ha dado la humanidad», apuntó.

«Que no caiga sobre nosotros la vergüenza de no haber hecho algo concreto y concertado para evitar este infierno que se cierne sobre cientos de millones de seres humanos», afirmó.

A su juicio, las medidas para paliar el problema no suponen «demasiados estudios» ni «demasiados gastos», y basta con adoptar medidas concretas, como incrementar un 2 por ciento la producción de alimentos.

«Qué esfuerzo es pedir a nuestros ministerios que tengan esa meta humilde», se preguntó García, que apuntó también la posibilidad de gravar el consumo de petróleo y gas licuado para conseguir fondos destinados a mejorar el medio ambiente y reforestar la Amazonía.

«Con unos centavos por barril de gas líquido y petróleo, tendríamos unos 20.0000 millones de dólares anuales que nos permitirían reforestar 10 millones de hectáreas por año», apuntó.

García invitó también a los países de la UE y a los más desarrollados del bloque latinoamericano a seguir el ejemplo del gobierno español, que en 4 años destinará 1.500 millones de dólares a infraestructuras para llevar agua potable a poblaciones de la región.

Por su parte, el presidente de Eslovenia y del Consejo Europeo, Janez Jansa, confió en que la Unión Europea esté «a la altura de las expectativas» durante la Cumbre y destacó la importancia de la integración entre países como fórmula para el desarrollo de las sociedades.

«Todas las alianzas se van forjando, no se debe dar ninguna por sentada, y nosotros no somos una excepción» dijo el presidente esloveno, que confió en que la cita sirva para la expansión de la sociedad de oportunidades, los derechos sociales, el desarrollo sostenible y la lucha contra el cambio climático.

A esta cumbre asisten medio centenar de jefes de Estado y de Gobierno de ambos lados del Atlántico, que trabajarán repartidos en ocho mesas temáticas.

El presidente peruano, que lucía el «gran collar de diamantes», símbolo de la máxima autoridad de su país, dio personalmente la bienvenida a los participantes a la entrada del edificio del Museo de la Nación, donde se celebra la reunión.

«vengan a los asentamientos, no a los salones»

En los suburbios pobres de Lima, los peruanos lanzan un llamado de frustración a los dirigentes de la Unión Europea y América Latina. «Seguro que no vamos a cruzarnos con los jefes de Estado. Pero si pudieran ver cómo se vive acá, tal vez harían algo por nosotros», dijo Rosa Cabrera, una asistente médica de 60 años.

La indignación es patente en el rostro surcado de arrugas de esta pequeña mujer enérgica que recorre sin descanso ‘Villa Salvador’, una villa miseria de medio millón de habitantes construida sobre las dunas de arena que se extienden al sur de la capital.

«Basta con los discursos, queremos actos», dice. Solo las mototaxis se atreven a recorrer las pendientes inestables de este anárquico barrio, inundado de desechos que atraen bandas de perros famélicos. «Esto no es vivir, sino sobrevivir, como los animales», afirma Rosario Padilla, una madre soltera de 46 años cuyos pequeños trabajos temporales pueden brindarle «en un buen día» unos 30 soles, el equivalente a una decena de dólares.

La presencia de los jefes de Estado instalados a apenas una veintena de kilómetros de distancia, en una zona residencial de Lima, no le da esperanzas para su futuro o el de sus ocho hijos.

«Hace mucho tiempo que los mandatarios se olvidaron de nosotros, nos abandonaron. La situación se pone cada vez peor», suspira.

Como sus vecinos, Padilla sufre directamente la crisis alimentaria y la duplicación de los precios de los productos básicos como el aceite o el arroz, que se vende a casi 4 soles el kilo.

Miguel Machicao, un carpintero de 37 años en busca de trabajo, se desespera por no poder alimentar correctamente a su familia. «Ni puedo comprar verduras», aseguró.

‘Villa Salvador’ no parece haberse beneficiado del crecimiento económico que se acercó a 9% el año pasado en Perú, un país de 27 millones de habitantes, la mitad de los cuales viven bajo el nivel de pobreza, según cifras oficiales.

El agua corriente nunca llegó al barrio, donde vive una fuerte comunidad de indígenas quechuas, llegados desde la década de 1940 para probar suerte en la capital. Para su consumo, la población usa recipientes de agua usada, desinfectándola con algunos granos de cloro.

Para Alejandro Figuera, un mecánico de 43 años que se gana la vida reparando los neumáticos de los vehículos que pasan con la ayuda de un viejo inflador, la cumbre de Lima significa que dejará de ganar una decena de dólares, dado que el gobierno decretó tres días feriados.

«Espero que valga la pena. Ojalá los países ricos de Europa no vinieran sólo para charlar sino para darnos una ayuda, para que podamos desarrollarnos nosotros también», indicó.

El año pasado el presidente boliviano, Evo Morales, visitó ‘Villa El Salvador’ donde fue recibido como un héroe.

EFE