Artunduaga: de sal y de dulce

CAMACHO CASADO

camacho-casadoAprendió rápido las mañas del rebusque, especialmente en el sector oficial. Se graduó como periodista en la U. “Los Libertadores”, y en su flamante profesión a lo más lejos que ha llegado es a alquilar un espacio radial los sábados (con William Vinasco) para visitar barrios o pueblos en busca de pequeños avisos.

La Virgen se le apareció en el año 2000, cuando lo nombraron Alcalde de Kennedy (tenía 25 años) y ahí aprendió de todo. Tras un año en la administración, se convirtió en asesor, una palabra que en Colombia está más devaluada que un dólar caleño. Lo relacionan con cuatro fundaciones “sin ánimo de lucro”, encontró el dinero para aspirar a la Cámara en el 2006 y patrocinarse la campaña al Concejo, donde pudo invertir unos 200 millones de pesos. Entre una cosa y otra, ha visitado 18 países.

Son ocho años bien trabajados. Y bien rebuscados. Si alguna entidad de control quiere investigar en su vida pública (generalmente les da pereza) pueden comenzar por su año en la alcaldía y sobre las siguientes empresas: Corporación para el Desarrollo Ciudadano (CORDECI), Fundación UNUMA, corporación Alianza y Desarrollo, COALDE, Y la Corporación para el progreso del Estado, CONCREO.

Las cuatro operan bajo el nombre de “Grupo Corporativo” (que no existe en la Cámara de Comercio) con sede en el barrio Polo Club. Las líneas telefónicas coinciden. A cualquiera de las que se marque, lo remiten a la citada organización.

Al preguntar por Andrés Camacho Casado, la recepcionista dice que el señor Camacho trabajó hasta principios de este año. Las referidas fundaciones manejan dineros del Estado y apoyos internacionales.

Cada una de las empresas tiene –ante la Cámara de Comercio- sede propia y distinta, pero todas comparten el mismo teléfono.

En la junta de la Fundación Unuma figura el periodista del canal RCN (corresponsal en el Huila) César Velandia Clark, uno de sus socios en los programas que alquilaban en Radio Total.

“De resto, todo bien”, como dicen algunos después de hablar de un enfermo grave.

Camacho es simpático, dicharachero, soltero (con una hija), orgulloso de su vertiginoso ascenso político, con refinado gusto de decorador (su oficina es la más bonita y “engallada” del Concejo) y ambicioso sin reservas: quiere ser Alcalde de Bogotá. Y en eso anda.

Camacho hizo parte de la organización política de Francisco Canosa, Representante a la Cámara y después elegido Senador. No se pudo posesionar porque antes de hacerlo perdió su investidura. A Canosa se le ocurrió decir que la presidencia de la Cámara, en manos de Emilio Martínez, era una maricocracia. Lo demandaron por injuria y calumnia (teniendo la razón), pero después votó cambios al código penal que lo favorecían.

Por esa “maricadita” lo despojaron de su investidura.

En ese grupo también militó Jairo Calderón, a quien también destronaron jurídicamente del Concejo de Bogotá. Por otra tontería: porque aparecía como aportante económico a la campaña de Canosa.

Andrés Camacho, que era el “naranjero” del equipo, se erigió como el sucesor de todos los caídos.

Se acercó a Juan Manuel Santos, hoy Ministro de Defensa, la cabeza del partido de la U. en la última campaña al Congreso…y se volvió miembro de mejor familia. Camacho es hoy concejal del partido de gobierno, donde el unanimismo es la moda.

Y se le ve rozagante y rebosante de optimismo. Piensa que llegará muy lejos “porque la gente todavía sueña y me ven como una figura nueva, descontaminada, sencilla. La gente quiere oportunidades y no mentiras. Y yo no miento, ni prometo absurdos como rebajar las tarifas de los servicios públicos”.

Camacho promete, en cambio, rebajar las tarifas de los parqueaderos, y esa es su principal propuesta en el concejo.

Tomado del libro: Artunduaga desnuda al Concejo de Bogota.

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