Artunduaga: de sal y de dulce

UN ALCALDE INCOMUNICADO

Algo pasa en la comunicación del Alcalde de Bogotá, Samuel Moreno, con los ciudadanos.

O mejor, no está pasando lo que debe pasar: su gobierno pierde la sintonía que logró a plenitud (o por mayoría) para triunfar en unas elecciones que parecían muy reñidas, pero que ganó sobradamente.

La campaña proselitista fue una obra maestra, incluyendo –lo dicen sus críticos- la desinformación que satanizó a su oponente, Enrique Peñalosa.

Samuel logró convencer con cosas que eran ciertas. Y con otras que no tanto. La suma de verdades y mentiras, ambas dichas de manera convincente, lo llevaron a ocupar el segundo puesto de mayor importancia en Colombia.

Resuelto semejante y decisivo trance, no se entiende cómo se les olvidó comunicar.

La percepción que tienen los ciudadanos no es la mejor sobre los buenos resultados de este gobierno, en sus primeros meses. Quizá de manera injusta, pero en todo caso percepción.

Pienso –bienpensado, que soy- que la administración de Samuel Moreno tiene mucho para mostrar, logros importantes, avances significativos, ejecuciones positivas.

Pero creo también (el escepticismo periodístico), que el año estará perdido ante los ojos de la opinión pública si no redescubren la forma de contar sobre la gestión que se cumple.

Sobra decir que una cosa es la campaña (que aguanta todo) y otra gobernar, que obliga a acertar en ejecuciones, percepciones, interpretaciones. ¡Y perversiones! Las de los opositores.

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