Justicia Nacional

En firme condena por secuestro de avión de Avianca en Santander

La Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia ratificó la condena impuesta a Eduardo Galvis Rivera, por el secuestro del avión fokker 50 de la aerolínea Avianca, ocurrido el 12 de abril de 1999 en Bucaramanga.

Este fallo del Alto Tribunal estuvo de acuerdo con los delitos que le fueron imputados a Galvis Rivera, quien fue condenado a 37 años de prisión como responsable en la modalidad de autor de los delitos de secuestro extorsivo agravado, apoderamiento y desvío de aeronaves, falsedad material en documento público y destrucción, supresión y ocultamiento de documento público.
De esta manera, la Corte respondió la solicitud que hiciera Galvis Rivera el 12 de junio de 2006, al mostrar su desacuerdo con la sentencia del Tribunal Superior de Bucaramanga.

Los hechos

Eran las 10:30 de la mañana del 12 de abril de 1999 cuando un avión de la aerolínea Avianca salió del aeropuerto de Bucaramanga con destino a Bogotá, cubriendo el vuelo 9463.

Ese día, 41 pasajeros iban en la aeronave, entre ellos una tripulación de tres oficiales y dos auxiliares. En pleno vuelo seis hombres armados cuyos rostros estaban cubiertos se identificaron como guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (Eln).

Tras intimidar a los ocupantes de la aeronave los milicianos ordenaron el desvío del avión para llevarlo a una pista ilegal denominada «Los Sábalos», ubicada en la vereda «El Piñal», corregimiento «Vijagual», entre los municipios de Simití y San Pablo, en el departamento de Bolívar.

En ese lugar aguardaba un nutrido número de guerrilleros que asumieron la vigilancia de los secuestrados a quienes dividieron para después liberarlos en pequeños grupos. Carlos Gustavo González Gonzalez, uno de los pasajeros, falleció en cautiverio.

Luis Eduardo Galvis Rivera, uno de los secuestradores fue reconocido por uno de los tripulantes. Galvis utilizaba el nombre de Diego Alonso Pérez Cadavid y los alias de Joselito, Arturo Cano y Ricaurte.

La decisión de la Corte Suprema se produjo al desestimar los errores que tanto Galvis como su abogado le atribuyeron a las declaraciones entregadas por Óscar Luis Mayorga León, considerado el testigo clave del proceso que terminó con la condena.