Artunduaga: de sal y de dulce

El ritmo opita

Sugiere El Espectador en un titular venenoso que el Congreso marcha a ritmo opita, para señalar que lo hace de manera lenta, lerda, parsimoniosa, casi con negligencia.

Hernán Andrade, el Presidente del Senado, salió a defenderse –en Radio Santa Fe- y dijo que los opitas no somos ni morosos ni negligentes. Y que es la Cámara la que le ha puesto freno a la tarea legislativa, no por mala fe, sino por cualquier otra cosa.

Andrade no lo dijo (y no por pereza sino por diplomacia) pero yo lo traduzco y adivino. Germán Barón, quien preside la Cámara, miembro destacado de Cambio Radical (Vargas Lleras) le está dejando claro al Presidente Uribe que no quieren su reelección en el 2010. Y tampoco en el 2014.

En política no siempre se habla claro. Es posible que se levante la mano para votar afirmativamente, mientras se hace pistola con la otra. Y son los más avezados (casi siempre los más perversos) quienes son capaces de pensar una cosa, decir otra y mover las manos en sentido contrario.

En todo caso, si el Congreso no camina (y no le está caminando al gobierno) no es por ningún ritmo opita sino por el estilo –muy bogotano- de Germán Barón, que si no es de Bogotá sino del Tolima siempre ha vivido y jugado en la política capitalina.

Respecto del estilo de los opitas, evidentemente algunos son celios. Caminamos y hablamos …pausados y calmosos. Lo que no significa torpeza ni taradez. Simplemente sosegados.

Como en todas las regiones del país, prolifera la variedad de especies, estilos, gustos, colores y perversiones.

Pero me consta que Andrade no es perezoso. Y si el ritmo opita es sinónimo de celios (susceptible de discusión), no lo es en este caso.

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