Artunduaga: de sal y de dulce

La culpa la tuvo el tubo

Como en el viejo comercial, ante la pregunta de quién tuvo la culpa por una inundación (la tuvo el tubo), en el caso de las estafas con las pirámides, resulta que nadie es responsable. O la vaca, por haber atravesado la cerca y haber dañado su piel, razón por la que el maletín salió con algún desperfecto.

El Superintendente de Sociedades, Hernando Ruiz, dice que la culpa es de los alcaldes que no actuaron con energía. Que cierran una tienda por no encontrar los precios de sus productos, pero no fueron capaces de clausurar las tales pirámides.

Alcaldes y gobernadores responden que fueron las superintendencias. El Gobernador de Nariño, Antonio Navarro Wolf, señala que es evidente la omisión por parte de estos organismos de vigilancia.

Y va más lejos: -“Lavarse las manos como Poncio Pilatos resulta absurdo”.

El Presidente Uribe había advertido. El Ministro dice que también. Los superintendentes financiero y de sociedades que varias veces. Los alcaldes y gobernadores que no tenían cómo actuar.

El peloteo es de varios meses –y años- hasta cuando se derrumbaron las pirámides y miles de colombianos se cayeron de la nube más alta, pensando que el dinero se podía duplicar o triplicar cada mes. Legalmente hablando.

Y mientras tongo le da a borondongo y éste a Muchilanga, una señora que lloraba a mares esta mañana en Radio Santa Fe, nos explicó gráficamente su problema:

-“Además de perder 13 millones de pesos, tengo que soportar ahora la cara de palo de mi marido, que quisiera matarme. Por bruta”.

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