Cronica La Crónica

Policía asesinado: Cuando el deber va más allá del derecho a vivir

La Policía Bogotá, está consternada por el asesinato cobarde del Sub Indentende Miguel Martínez Tarazona, cuando se desplazaba a su residencia el pasado 26 de noviembre, desde el sector de la avenida Ciudad de Cali rumbo a la localidad de Patio Bonito, donde lo esperaba su familia.

Audio: Crónica sobre la muerte del subintendente Martínez Tarazona

El Sub Intendente Martínez Tarazona fue asesinado sin piedad cuando se transportaba, en un bus de servicio público, en la localidad de Fontibón, al cual tres delincuentes abordaron para hurtar a los pasajeros, los asaltantes al identificar al uniformado le dispararon en tres ocasiones, luego de golpearlo y esposarlo a uno de los asientos del vehículo.

Miguel Martínez Tarazona, de 33 años de edad, llevaba trece años al interior de la Policía Nacional, había recorrido buena parte de las estaciones de policía en Bogotá en las secciones de vigilancia, actualmente estaba a cargo de la instrucción de los patrulleros recién egresados de la escuela que están apoyando las estaciones de la Policía Metropolitana de Bogotá, en los planes de seguridad para fin de año.

Casado desde hace diez años con doña Rosa Empidia Guisa, deja a una niña de tan solo nueve años y a sus padres que siempre lo acompañaron en los malos y buenos momentos de su vida.

Su madre, Dominga Tarazona, recorre con lágrimas en sus ojos los días que vivió su hijo Miguel con sus padres y sus hermanas, recuerda como desde pequeño siempre fue emprendedor y dado a la vida militar

Esa mañana, como siempre, se despidió y le encargó mucho que cuidara a su pequeña Manuela. Como toda madre, intuyó que algo malo le estaba pasando a su hijo esa misma noche.

Su padre, Miguel Martínez, un hombre curtido en la vida y que en su rostro refleja la dureza de los años, no entiende como las autoridades no le han explicado claramente que fue lo que pasó, pero si con la seguridad de lo que le hicieron a su hijo.

Solo recuerdos gratos y alegres le quedan, pero nada puede remediar la muerte de su hijo, solo pide que se haga justicia y que la muerte de Miguel sea un motivo de ejemplo y entrega que los hombres de bien dan a una Institución que paradójicamente trabaja para combatir a los delincuentes, los mismos que en una sola noche le secaron la vida sin contemplación.

Como el único hombre de la familia, siempre dio ejemplo de responsabilidad y honestidad, valores que hoy día poco se ven en nuestra sociedad y que solo se transmite oralmente de padres a hijos, reveló su hermana Filomena Martínez, quien compartía con sus hijas juegos y risas después de su jornada en la Estación

Quizás quien mejor lo ha entendido y lo entendió fue su compañera sentimental, a quien conoció en un día común y corriente mientras trabajaba en la Policía Aeroportuaria, después de dos años de noviazgo, le pidió matrimonio, así lo recuerda su esposa Rosa Empidia, quien por las malas pasadas del destino, hoy es una viuda más que deja la intolerancia en las calles de Bogotá.

De gratos recuerdos como el mejor esposo y padre da familia, le queda de esa maravillosa vida que compartieron por más de quince años y de cuya unión le deja su pequeña Manuela, quien con su angelical voz y sin entender lo que le ha pasado, asume a su corta edad que su compañeros de juegos la estará protegiendo desde arriba como un ángel guardián que fue en vida y que ahora velara su futuro desde la eternidad.

CRÓNICA DE CARLOS MARTÍNEZ

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