Internacional

Hezbolá amenaza con atentar contra dirigentes israelíes

El líder del Hezbolá libanés, Hasán Nasralá, amenazó el miércoles con atentar contra dirigentes y militares israelíes para vengar la muerte de su jefe militar y aseguró que el movimiento chiita armado invadirá Galilea, en el norte de Israel, en caso de una nueva guerra.

«Digo a los combatientes de la Resistencia Islámica (Hezbolá), estad preparados. Si se impone una guerra en Líbano, el mando de la resistencia podría pediros tomar el control de Galilea, es decir, liberar Galilea», amenazó Nasralá.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, respondió advirtiendo a Nasralá que «no lo conseguirá».

«Aquél que se esconde en un búnker, debe permanecer en su búnker», dijo Netanyahu en la conferencia anual de presidentes de las principales organizaciones judías americanas en Jerusalén. «Tenemos un ejército poderoso y un pueblo unido», agregó.

El jefe del Hezbolá libanés también amenazó a los responsables israelíes: «La decisión se llevará a la práctica (…) en el momento oportuno y (apuntando) al blanco oportuno. Yo les digo a los dirigentes y generales sionistas, allí donde estén en el mundo, en cualquier momento, que cuiden sus cabezas porque la sangre de Imad Mughniyé no fue derramada en vano».

Imad Mughniyé, uno de los principales jefes militares de Hezbolá, murió el 12 de febrero de 2008 en la explosión de un coche bomba en Damasco. Hezbolá acusó a Israel –que lo desmintió– de haberlo asesinado.

El discurso de Nasralá se celebró en un barrio de la periferia sur de Beirut, uno de los bastiones del movimiento, y fue transmitido en una gran pantalla, ante los aplausos de cientos de simpatizantes.

Hezbolá convoca cada año un encuentro de sus fieles para homenajear a sus «líderes mártires»: el ex jefe del movimiento Abas Musaui, asesinado por Israel en 1992, el dirigente Ragheb Harb (asesinado en 1984) y Imad Mughniyé.

El líder del movimiento chiita libanés respondió así a las declaraciones del ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, quien afirmó el martes, durante una visita a las tropas desplegadas en la frontera entre ambos países, que el ejército israelí no excluía «entrar» de nuevo en Líbano.

Tras el secuestro de dos soldados israelíes cerca de la frontera por parte de Hezbolá, el ejército israelí lanzó una ofensiva en Líbano (entre julio y agosto de 2006).

Este conflicto provocó la muerte de 1.200 libaneses, la mayoría civiles, y 160 israelíes, la mayor parte soldados.

«Espero que el pueblo israelí disponga de refugios sólidos», agregó con ironía Nasralá.

Durante el acto, Nasralá agradeció a los egipcios la «revolución» que permitió la caída del presidente Hosni Mubarak y que posibilitó la huida de una cárcel egipcia del «hermano Mohamed Yusuf Mansur», alias Sami Shebab y otros 22 miembros de Hezbolá.

Shebab y otros 26 miembros de Hezbolá fueron condenados en 2010 por haber fomentado atentados en Egipto en nombre del movimiento chiita libanés. Durante el acto de Hezbolá se pasaron por televisión imágenes del reaparecido Shebab.

A finales de enero, Hezbolá hizo caer el gobierno de Saad Hariri, que apoyaba Estados Unidos, ante las sospechas de que el tribunal de la ONU encargado de investigar el asesinato del dirigente Rafic Hariri, padre de Saad, le involucre en este crimen.

Hariri, que anunció el lunes su paso a la oposición, acusó a Hezbolá de haber «robado» el poder «bajo la amenaza de las armas».

«Hacer del arsenal (de Hezbolá) uno de los caballos de batalla de la nueva oposición es un combate perdido de antemano», replicó Nasralá.

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