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En la guerra contra las Farc el fin del fin está lejos: León Valencia

A mi juicio, después de lo que sucedió en Arauca, el Ministro de Defensa no debería renunciar ya que le ha dedicado muchos esfuerzos a la fuerza pública, pero sí creo que el gobierno se ha demorado en entender cuál es la nueva estrategia de guerra desplegada por la guerrilla de las FARC.

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Desde hace mucho tiempo el país y sus gobernantes deberían saber que lo que hoy estamos viviendo es una guerra y en una guerra se reciben golpes de parte y parte. Aunque las FARC desde varios años atrás han venido recibiendo golpes certeros y el Estado continúa presionándolos, es utópico pensar que han estado al borde de ser acabadas; al contrario, se han ido reforzando y reorganizando.

Las FARC de hace algunos años, eran de grandes campamentos, de grandes estructuras, que se movían por territorios inmensos. Es más, llegaron a tener batallones enteros. Pero la guerra de las “grandes unidades” la perdieron, gracias a que las Fuerzas Militares tuvieron una gran transformación. Por medio de inteligencia, informantes y sobre todo de movilidad aérea, con la cual descargaban tropas en cualquier lugar del país de manera rápida y contundente, se pudieron realizar cercos infranqueables a los grandes despliegues guerrilleros de las FARC.

Después de que las FARC perdieran esta guerra con la fuerza pública, se disolvieron y tuvieron que volver a la “guerrilla clásica” en donde se encuentran grupos de no más de 15 personas que se reúnen por los territorios de Colombia para hacer atentados como el de este fin de semana en Arauca. Al terminar de realizar el acto delictivo, esos escuadrones se disuelven para mimetizarse entre la gente y despistar al “enemigo”.

Si comparamos la guerrilla de ahora con la de hace 10 años, la situación ha cambiado muchísimo. Una cosa es movilizar grandes batallones en muchos territorios del país, y otra actuar con pequeñas células guerrilleras. La guerrilla en el pasado reciente, era una “fuerza depredadora”. Un batallón de 400 o 500 personas marchando por un territorio, presionan a los habitantes de diferentes zonas con la entrega de ganado o de gallinas, para poder sobrevivir.

El nuevo “look” de las FARC

El ejército se demoró en captar los cambios que sobrevendrían. Después de la muerte del “Mono Jojoy” las FARC se fueron reorganizaron en pequeños grupos de 15 guerrilleros. La idea fue de Alfonso Cano (abatido por el ejército) y la fuerza pública se demoró en entenderlo, tal vez por el espejismo uribista de que “el fin del Fin” estaba cerca. La cruel verdad es otra. Desde el 2008, en pleno gobierno de Álvaro Uribe el conflicto volvió a crecer y por ende las FARC volvieron a tomar iniciativa en muchas zonas, logrando golpes impresionantes como los del Catatumbo, el Cauca y Arauca.

De paso, Colombia vive una “guerra invisible”. Es una guerra que no sale a la luz pública. El año pasado hubo 2540 víctimas de la fuerza pública entre heridos, mutilados y muertos, en enfrentamientos con las guerrillas. Nunca esta cifra salió a los medios. Aún así, hay quienes se siguen tragando el cuento aquél de que con las FARC el fin del Fin está cada vez más cerca.

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