Los que somos habitantes del emblemático barrio popular Ciudad Bachué, ubicado al noroccidente de la capital del país, hemos percibido ultimamente que la percepción de inseguridad se hace patente cada día más dramáticamente.

La profusión de pandillas juveniles que campean por cada una de sus esquinas y callejones, produce en los transeuntes que se aventuran a salir después de que cae la noche, una sensación de vulnerabilidad ante la ausencia de elementos policiales que patrullen de forma constante la zona.

Un problema capital en esta situación, obedece sin duda a la falta de ocupación de los menores y adultos desempleados, que golpeados por la crisis social, ven en el atraco a mano armada una salida para sus necesidades y vicios.

El barrio contiguo a Ciudad Bachué conocido como Villa Cristina así como el Luís Carlos Galán, son focos de distribución de drogas con conocidas «ollas» de alucinógenos como basuco, cocaína y marihuana.

Juntando todos estos elementos, se deduce pues que es en una real política de integración social, por medio de planes de acción en los que la juventud y la población vulnerable se conjuguen para desarrollarse integralmente por medio de actividades como talleres de literatura, poesía, arte, cine y capacitación en actividades y oficios autónomos.

El cambio no depende de las autoridades, ni de la alcaldía, ni de las juntas de acción comunal, ni de los vecindarios: es en la voluntad de cambio individual en medio de las crisis sociales, donde debemos hallar la salida. Es un compromiso de todos.

Por: Andrés Castaño