La Crónica Radio Santa Fé

De cómo la policía de tránsito de Cundinamarca atropella a los ciudadanos

Por disposiciones legales, el Estado les otorga a todos los propietarios de vehículos particulares o de transporte público, un documento denominado Certificado de Gases. Para acceder a ese certificado no solo hay que pagar casi 200 mil pesos cada año, sino que adicionalmente hay que surtir un trámite infame y despiadado: revisiones tras revisiones, hasta que por fin se alcanza el documento anhelado. ¡Bingo!, dirían los gringos.

Aquí comienza el Vía Crucis

Ni a Jesucristo le sometieron al vía crucis relatado hoy por un oyente de @radiosantafentc durante el noticiero del fin de semana. Y todo ocurrió bajo el yugo implacable de la policía de tránsito de Cundinamarca, entre Cajicá y Zipaquirá.

Sospechosamente, y a sabiendas de que ya se acercaba el puente festivo del 11 de noviembre, patrulleros de la Policía Cundinamarca montan unos retenes con cara de “pescas milagrosas”. Someten a los pobres conductores carros medianos o pequeños que les sirven como herramienta de trabajo, a extenuantes revisiones químico-ambiantales. Son revisiones que por supuesto ni ellos las entienden. Difícilmente podrían caber en la inteligencia mortal de un humilde camionero (acarreador) que se gana la vida haciendo trasteos. “Su carro está contaminando el ambiente”, advierte el Patrullero. –Pero Señor Agente, si hace 3 meses me entregaron este certificado de gases… -Nada, pa´los patios, de una vez sentencia el Patrullero de la Policía Cundinamarca.

Primera Estación

El carro es inmovilizado a pesar de tener todos los papeles al día, es decir, SOAT, revisión técnico mecánica y matrícula.

Con el acarreo, aún a bordo, el pobre conductor que se gana 100 mil pesos diarios, cuando las cosas marchan muy bien, debe pagar -para empezar- 111 mil pesos de Grúa (el conductor de la grúa le pica el ojo al policía; los dos se ríen); el carro es llevado a un parqueadero en donde el primer día le cuesta a este pobre hombre 55 mil pesos. Del segundo día en adelante son 25 mil por cada 24 horas de parqueo obligado (Habrá alguna autoridad que le explique a los colombianos, ¿por qué el primer día de patios cuesta 55 mil pesos y por qué del segundo en adelante, cuesta 25 mil?)

Jesucristo cae por tercera vez

Los usuarios para poder tramitar y sacar su vehículo deben viajar a Zipaquirá, gastar de su propio bolsillo para pasajes porque se quedaron sin vehículo, deben pagar un curso dizque para que aprendan, deben desembolsar 35 mil pesos para que el costo de la multa se reduzca a la mitad, y finalmente deben adquirir un paquete de fotocopias cuyo costo supera los 5 mil pesos.

Después de tan engorroso trámite, hay que esperar que llegue el Patrullero autor de esta hazaña. Sospechosamente el policía no aparece a tiempo. Llega después de las cuatro de la tarde cuando ya no hay nada que hacer. El carro se queda en los patios hasta el próximo martes si es que le va bien.
Todos ganan. Uno solo es el que pierde.

Todos ganan con esta “pesca milagrosa” montada por la Policía de Cundinamarca: gana el de la grúa, gana el de los trámites, gana el patrullero, ganan los del laboratorio que usan batas blancas para hacer más creíble el simulacro; gana el de los patios, que se frota las manos cada vez que se acerca un puente festivo. El único que pierde es este pobre ciudadano, a quien el chistecito ya le va costando la friolera de 600 mil pesos. Y todo, por hacerle el favor a una señora que necesitaba transportar unos muebles viejos entre Cajicá y otro pueblito de Cundinamarca. ¡Ver para creer!

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