Opinión

Colombia en la era post – Chávez

Por Mauricio Botero Caicedo

No obstante el triunfo del gobierno en las elecciones del domingo, en donde ganaron 19 de las 23 gobernaciones en juego, las posibilidades de supervivencia del ‘chavismo’, una vez desaparecida la cabeza, son remotas. (No se puede desconocer que el absentismo fue del orden del 54% de los electores). Fuera de la entelequia mal llamada el “Socialismo del Siglo XXI”, el ‘chavismo’ no tiene ningún tipo de principios, estructura, o bagaje ideológico; contrario al ‘Peronismo’ que desde su inicio era un movimiento fascista muy en línea con los postulados del “Socialismo de Estado” que predicaban Mussolini y Hitler. Pero a diferencia de los ‘chafarotes’ tipo Juan Vicente Gómez o Marcos Pérez Jiménez, Hugo Chávez ha tenido la habilidad de compartir la riqueza del petróleo (que compone el 95% de los ingresos del Estado) con parte significativa de la población, especialmente con los marginados. No se puede ocultar que Chávez ha desempeñado admirablemente el rol de “tiburón”: es decir, que a pesar de quedarse con la mayor tajada, salpica a todos ellos a su alrededor. Esta astuta estrategia distributiva, denominada como el “bozal de arepa”, le ha brindado al agonizante coronel cuantiosos réditos políticos y electorales.

Ninguno de los tres posibles sucesores, Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, o Adán Chávez, tienen el carisma que caracteriza a los ‘caudillos’; y que les permitiría – en el tiempo – enjalmar a las huestes ‘chavistas’. Y si bien Henrique Capriles logró cautivar buena parte del electorado durante las pasadas elecciones presidenciales, y ganar el domingo la gobernación del Estado Miranda, todo parece indicar que nuevamente han renacido las rivalidades entre las diferentes facciones que no apoyan el ‘chavismo’, minimizando de esta manera las posibilidades que la oposición pueda tener para regresar, en el corto plazo, al poder.

Venezuela sufre, al haberse convertido en una nación netamente rentista, de problemas estructurales de muy difícil solución, indistintamente esté o no esté Chávez en el poder. En un país en donde la propina que se le da al bombero por llenar el tanque y darle una pasada al parabrisas es más alta que el costo de la gasolina, las distorsiones y subsidios pueden tomar por lo menos una generación para corregir. Chávez, al haber cooptado las tres ramas del poder, ha generado una ‘desinstitucionalización’ del Estado que va a tomar décadas para reversar.

Es mucho más el mal que el bien que le ha hecho Chávez a Colombia durante sus catorce años en el poder. El respaldo incondicional del coronel, la “Guardia Nacional”, y unos que otro político ‘avivato’ como Rodríguez Chacín, a los narcoterroristas, brindándoles el territorio venezolano para pertrecharse mientras adelantaban criminales incursiones contra Colombia, no ha permitido que nuestras Fuerzas Armadas propinen a los terroristas la derrota final. Adicionalmente, Chávez y el llamado “Cartel de los Soles”, al hacerse la ‘vista gorda’ de la conversión de Venezuela en la mayor plataforma para la exportación de droga en el continente, le han permitido a las Farc oxigenarse económicamente, oxígeno que les deja seguir reclutando menores, extorsionando, secuestrando, y azotando a la población inerme. Desaparecido Chávez, y propinándole un revolcón al “Cartel de los Soles”, el apoyo al terrorismo es posible que sufra modificaciones.

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