Construyamos Familia Opinión

PLANTAR UN ÁRBOL Y TENER UN HIJO II

Carlos Fradique Carlos Fradique-Méndez
Abogado de Familia y para la Familia

En la columna de la semana pasada invité a reflexionar sobre el tema escribir un libro y tener un hijo. La expresión hace parte de la sentencia popular que enseña que una persona –léase hombre y mujer responsables y adultos- para estar plenamente realizada, debe PLANTAR UN ÁRBOL, TENER UN HIJO Y ESCRIBIR UN LIBRO. Hoy haré la reflexión sobre las obras PLANTAR UN ARBOL Y TENER UN HIJO.

Plantar un árbol, o un vegetal en general, para que crezca y de frutos o florezca o sea vigoroso, es una tarea que demanda conocimientos, tiempo, dedicación, paciencia…

¿Y para tener un hijo, qué plan llevan a cabo las parejas o a veces la persona sola, especialmente la mujer quien es la primera persona que debe cuidar a su hijo en sus entrañas?

Haciendo las referencias similares del caso es viable preguntar: Quienes deciden plantar un árbol, ¿Hacen estudios de suelos? ¿Saben qué abonos deben aplicarse? ¿Saben cuánto tiempo se necesita para aplicar el primer abono, hacer la primera poda? O simplemente se arriesgan a improvisar y dejar que la suerte ayude para que la planta crezca. Si no son previsivos se arriesgan, por ejemplo, a sembrar especies de clima frío en la costa caliente o al contrario.

Los entendidos enseñan que para sembrar un árbol deben seguirse por lo menos 6 pasos que pueden copiarse o imitarse para tener un hijo. Veamos cómo serían los procesos en cada caso.

1) Hay que elegir la mejor semilla y la más apropiada. Para engendrar un hijo también debe prepararse una buena semilla. Por eso los padres necesitan por lo menos dos años, para concebir al hijo. La improvisación puede dar hijos no deseados.

2) Hay que elegir el terreno apropiado y el mejor tiempo para la siembra. Para engendrar un hijo es importante que los padres se hayan conocido y tengan una buena seguridad de que estarán cerca de sus hijos durante todo el tiempo necesario para la crianza. Que su vida en pareja será exitosa.

3) Una vez se ha sembrado la plantica hay que regarla y cuidarla todos los días. De la misma manera una vez se ha engendrado el hijo hay que cuidarlo y los padres han de cuidarse. Buena salud, buena relación familiar, buen cuidado médico.

4) Durante los primeros meses de vida del árbol hay que tener cuidado para abonarlo en el justo término que la edad del árbol y el terreno y el tiempo lo demanden. De la misma manera una vez engendrado el hijo se le debe cuidar y preparar su nacimiento de tal manera que al llegar a la vida extracorpórea tenga garantizados sus derechos fundamentales a la vivienda, salud, alimentación, buen trato y lúdica que debe ser la continuación de la recibida durante el embarazo. En mejor el efecto Mozart que el efecto carrillera o el norteño. Y es mejor el efecto frutas, verduras y pescado que el efecto licor, cigarrillo y conflictos emocionales.

5) Durante el crecimiento del árbol vigile que crezca recto y vigoroso. No deje que se sobrealcen las raíces. De la misma manera, una vez haya nacido el hijo, hay que educarlo con dulzura, amor, cariño, vocación para que crezca recto, con sólidas bases de civismo y cultura de tal manera que se forme para ser útil a su familia y a la sociedad.

6) Una vez se haya desarrollado el árbol hay que estar pendiente del riego, del abono, de la poda, de sus frutos, de la reposición del cultivo. Los árboles no crecen o no crecen bien en sobrepoblación forestal. De la misma manera, nacido un hijo y ya en su adolescencia que es una edad en la que los papás deben estar 24 horas a disposición de sus hijos, hay que educarlos, corregirlos pedagógicamente y si se opta por darles hermanos que estos sean solamente los que los padres puedan crear, criar y educar en las mejores condiciones.

En gran parte cuando una persona cumple estos pasos para crear, criar y educar a sus hijos está dando prueba de ser un progenitor o progenitora responsable.

Debemos recordar que la progenitura no es un juego, es cuestión de adultos preparados y también recordemos que “Si no hay PAZ en la familia, no hay PAZ en las naciones y sin PAZ no es posible rehacer el mundo.” Decidamos sembrar a partir de ahora la PAZ en nuestras familias.