Opinión

Tres éxitos y un fracaso

mauricio-botero-caicedo Por Mauricio Botero Caicedo

El país, con inocultable orgullo, ha tenido oportunidad de admirar los resultados de tres extraordinarios deportistas: En primer término, la elegante gacela Caterine Ibarguen, quien en el 2013 no solo barrió con el oro de la Liga Diamante en Shanghái, Oslo, y Estados Unidos, sino que se convirtió en la mejor del planeta en el Mundial de Moscú, con un salto triple de 14,85 metros. Como lo han resaltado diversos medios, Caterine, al haber vencido sin resentimientos ni amarguras la pobreza extrema, es la viva demostración de la importancia de perseverar. ¡Ojalá que esta hermosa gacela nos siga brindado triunfos a lo largo y ancho del globo¡

El segundo deportista que ha puesto en alto el nombre de la patria este extraordinario ciclista que es Nairo Quintana. Con apenas 23 años, Nairo fue ‘Rey de Montaña’ y segundo en la Clasificación General en el ‘Tour de Francia’ de este año. Igual que Caterine, Nairo viene de una cuna humilde y como buena parte de nuestros ciclistas, incluyendo al inolvidable Lucho Herrera, se inició en el ciclismo como un simple mensajero. El autor de esta nota no alberga la menor duda que a Nairo, cuya disciplina y esfuerzo constante es reconocida a nivel internacional, va a seguir cosechando éxitos, especialmente en Europa, continente en que el ciclismo sigue siendo el ‘Rey de los Deportes’.

En el podio de triunfadores se encuentra igualmente el clavadista caleño, Orlando Duque, quien se hizo a la medalla de oro en el Mundial de Natación este año en Barcelona. Orlando, a sus 32 años, es de lejos el mejor clavadista del planeta, un deporte en el que vencer el miedo es el mayor obstáculo que enfrenta un atleta en este deporte.

Finalmente no podemos pasar por alto el relativo fracaso del corredor de autos Juan Pablo Montoya, fracaso que muchos colombianos (incluyendo el autor de esta nota) esperamos que no sea permanente y que en otra serie, otro vehículo, y otro equipo logre recuperar el tiempo perdido. Lo que si no se puede desconocer es que a Montoya, al no renovarle el contrato, lo echaron. Lo echaron porque el corredor bogotano, después de una larga y poco afortunada temporada en NASCAR, no estaba dando resultados esperados. Es muy posible que en una categoría de “llanta abierta” como son los ‘Indy Cars’, con un buen carro y un mejor equipo, el conductor colombiano logre nuevamente obtener óptimos resultados. El puesta en el asfalto, que sinceramente esperamos sea temporal, ojalá le sirva a Juan Pablo Montoya para modificar su reconocido mal carácter, y logre quitarse de encima la fama de ‘gamín’ que lo acompaña.

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