Opinión

La Ciudad Soñada

Santiago Arroyo Por: Santiago Arroyo M
Bogotá debe ser soñada. Se puede concebir una ciudad que supere sus actuales dificultades y ofrezca espacios dignos e incluyentes. Para hacerlo, necesitamos forjar la utopía mirando otras experiencias como ejemplo.
Cuando Rio de Janeiro con sus cotidianos problemas de tráfico, violencia, y desigualdad social, asumía el reto de competir contra Madrid, Chicago y Tokio por las siguientes olimpiadas, más de un Brasilero, Europeo o Japonés, dudaba que esto podría terminar en la asignación de los juegos a una ciudad que no garantizaba mucho en comparación con sus competidoras.

Pero Rio lo logró. Tal vez porque trasmitió la fuerza y energía de un pueblo o porque al ser parte de una economía emergente, el presupuesto en teoría, no sería problema. Pero en definitiva lo pudo hacer, promoviendo la idea que sus principales problemas, pueden ser parte de la solución.

Su alcalde, Eduardo Paes, en su TED Talk presenta la forma de cómo se cumplió el reto. Cuenta como una ciudad que aspira cambios estructurales, debe seguir ciertos mandamientos para lograrlo. Estos, incluyen la idea de una ciudad verde, con muchos espacios abiertos. Ágil en su movilidad, tecnológica en la infraestructura de sus barrios más pobres y con amplios mecanismos de comunicación e integración social.

Comparando esa realidad con la nuestra, Tal vez eso es lo que nos falta en Bogotá. No nos hemos dado el tiempo de pensar qué queremos de esta ciudad al futuro. Parece que nos concentramos en el problemático presente y le hemos quitado a la ciudad la oportunidad de la utopía.

Pero entonces qué debemos hacer? Podríamos dejar de atender únicamente el problema del día, y más bien tomarnos el tiempo de imaginamos el tipo de mañana que queremos. Entregarnos a la tarea de pensar para el futuro algo nuevo y diferente. Podemos empezar a construir esa ciudad, así no seamos nosotros quienes la vayamos a disfrutar.

Así podríamos decidir si queremos Metro o SITP en nuestro sistema de transporte. También podríamos disfrutar de espacios abiertos, incluyentes donde todos los ciudadanos se puedan encontrar.

Nos daríamos cuenta que al ocupar los espacios públicos, en parques y avenidas, la sensación de seguridad será mayor. Tendríamos un pacto entre todos para poder disfrutar la ciudad. Ayudaríamos a personas que no conocemos y podríamos sonreír entre nosotros y respetar acuerdos mínimos sin abusar del derecho de otro.

Esa en definitiva es la ciudad soñada. Así quiero ver a Bogotá. No solo amarla en el dolor de lo que no es ahora y más bien con la idea clara de lo que puede ser. Creo que este es el momento, y Bogotá puede tomar muchos caminos, pero si solo resolvemos las necesidades individuales, la ciudad seguirá generando desigualdad y caos.

Cuál es el reto entonces? Sin tener una respuesta completa, me atrevo a adelantar algo.

Los Bogotanos debemos creer en colectivo en la ciudad que queremos. Movilidad, seguridad, ordenamiento urbano, entre otros temas, dependerán de una respuesta en la que todos participemos de forma responsable y compartida.

De hecho, nos estamos tan lejos en este proyecto. Bogotá ha demostrado en el pasado que sabe hacer este tipo de pactos colectivos. Alcaldías anteriores nos hicieron reconocer que la educación y actitud cívica responsable, generaba cambios.

Hemos tenido avances, por ejemplo, en reconocer que la ciudad no debe permitir que caballos lleven pesadas cargas por sus calles. Se hace un ejercicio de inclusión productiva de los carreteros, además de darle al animal una nueva oportunidad lejos de las avenidas, entregándolo en adopción con rigurosos procedimientos de entrega y seguimiento.

Soñar así esta ciudad requiere tiempo, acuerdos y sobre todo reconocimiento entre los ciudadanos de lo hecho y de lo mucho que hay por hacer, incluyendo los sacrificios que esto implica. Por ejemplo, salir del trancón, dependerá del sufrimiento de todos durante el tiempo que implica la construcción de un sistema masivo, pensado a la medida de una ciudad de más de 10 millones de personas.

Tendremos que restringir desplazamientos en nuestros carros particulares para disminuir el tráfico. Habrá que ceder derechos actuales con nuestros carros particulares, para que en el futuro logremos el acceso a un sistema de transporte, limpio, ordenado, seguro, eficiente y controlado por la misma ciudadanía.

Podremos expandir el servicio Trasmilenio, con nuevas troncales que integren las existentes y complementen el sistema. Encontraremos a niños siendo orientados por sus compañeros mayores en la responsabilidad de uso del inventario urbano que nos pertenece a todos y que para disfrutarlo debemos comprenderlo en la corresponsabilidad.

El tejido social alrededor de la ciudad soñada se fortalece. Este fenómeno, es la garantía de que las cosas pueden cambiar y que no estamos a merced de quienes deciden por nosotros. Así las cosas, superemos la queja por la corrupción y el desastre y abracemos un nuevo tiempo. Vamos adelante Bogotá que mejores tiempos nos esperan.

Por: Santiago Arroyo M