La capital colombiana se gozó en la noche del sábado uno de los recitales de rock and roll más importante de su historia, al recibir por primera vez a la inglesa Black Sabbath, comandada por la mayoría del line up original, Osbourne, Iommi y Butler, acompañados de la estadounidense Megadeth; la apertura estuvo a cargo de la banda colombiana de metal industrial Stoneflex.

Un telón negro bajó sobre la tarima del Parque Simón Bolivar, las luces se apagaron, y de fondo el nombre de la banda en blanco, evocando la caratula del Master of Reallity, luego el interludio inconfundible, la risa de Ozzy Osbourne, se levantó el velo oscuro y la ‘madre de todas la bandas’ arrancó su concierto con ‘War Pigs’. Lágrimas, gritos y chiflidos inundaron al público, una espera de 40 años había terminado, Sabbath tocaba en Bogotá.

Pero el ‘cotejo metalero’ había iniciado horas antes, sobre las seis y algo de la tarde, cuando saltó al escenario Stoneflex, la agrupación del exvocalista de Koyi K Utho, Jhiro Rz, con un planteamiento basado en neo industrial, con contenidos oscuros y una presentación visual que incluye dos percusionistas, pulidoras, taladros y muchas chispas.

(Dato: Esta banda bogotana devolvió al público 15 años en la historia del rock nacional al traer a colación un súper clásico de Rock al Parque, “Drulos” de Ultrageno).

Después, tras una rápida prueba de instrumentos, llegó el turno para la banda de Los Angeles, Megadeth, que bajo la bandera que los ha caracterizado durante los últimos 30 años hicieron vibrar con su tecnicismo a los amantes del thrash-speed.

Dave Mustaine, su vocalista y lead guitar, llegó a la tarima con sencillez y mucho carisma, luciendo un jean y una camisa blanca lideró un recital donde sonaron los clásicos insignes: “Peace Sells”, «In My Darkness Hour» y “Symphony of Destruction”.

«¿Quieren escuchar un secreto?», dijo Dave Mustaine en mitad del recital, y continuó – “venimos de hacer una gira por Chile, Argentina y Brasil, ¿y saben qué? – ustedes son los más ruidosos de todos”.

Mustaine además señaló: “Muchachos lo lograron otra vez, ustedes no nos fallan”, y es que Megadeth lleva un record de tres conciertos en menos de tres años, donde ha logrado llenar las plazas con sus más fieles fanáticos.

(Dato: La camisetas de Megadeth imperaron durante el concierto. El club de fans entregó a los asistentes volantes para que fueran levantados durante la canción Simphony of Destruction).

Luego vino el ‘plato fuerte’, la atmósfera se nubló, la luna brillaba sobre el Simón Bolívar y los cuatro grandes de Birmingham salieron al escenario, Black Sabbath, la primera, la agrupación que inició el escabroso camino de los sonidos pesados…La leyenda estaba servida.

Sin mayores preámbulos pero con mucha expectativa arrancó ‘War Pigs’, pegadita llegó la inigualable ‘Into the Void’; Ozzy Osbourne lució brillante, su voz intocable, limpia, y su constante frase “can’t fucking hear you!”, sus juegos con el público y una energía musical que no fue afectada por los 2.600 metros de altura de la capital colombiana.

Tony Iommi, impecable, implacable, con prótesis de cuadros en las falanges y esa guitarra zurda que llevó con sus majestuosos riffs el tono de la noche, sigue siendo un señor, un caballero, el máximo lord de las seis cuerdas, eso sin dejar de lado la entrega al público, que tras cuarenta años de historia no se ha opacado.

Por su parte, Geezer Butler estuvo de encanto, armando la construcción musical desde su poderosos bajo, el cual hizo estremecer a los asistentes con el inigualable intro de ‘N.I.B’, la tormenta de ‘Children of the Grave’, la profunda oscuridad de ‘Black Sabbath’, eso sólo por mencionar algunos detalles.

Los ‘tarros’ brillaron bajo la baqueta del batería Clufetos, percusionista que demostró porqué hace parte de Sabbath, al interpretar cada una de las canciones con el respeto que exigen, además nos deleitó con un magistral solo, de aquellos que evocan los grandes conciertos que han marcado la historia del rock and roll.

Durante este fastuoso show, los amantes de Sabbath vibraron con verdaderos himnos del rock: ‘War Pigs’, ‘Into the Void’, ‘N.I.B.’, ‘Children of the Grave’, ‘Snowblind’, ‘Fairies Wear Boots’, la homónima ‘Black sabbath’, ‘Under the Sun/Every Day Comes and Goes’, ‘Age of Reason’, ‘Behind the Wall of Sleep’. También hubo espacio para canciones de su Nuevo álbum ‘13’, como la espectacular ‘End of the Beginning’ y el sencillo ‘God is Dead?’.

Lógicamente la noche no podía estar completa sin ‘Iron Man’ y la despedida: ‘Paranoid’, que fue el cierre de oro de una noche donde el clima pareció estar de acuerdo con la buena energía del público.

(Dato: Ozzy prometió que Black Sabbath regresaría si los asistentes se gozaban ‘Paranoid’, y así fue, la gente lo entregó todo)

Para destacar: El comportamiento del público.

Para criticar: La falta de planeación logística y la falta de profesionalismo para atender al público por parte de la empresa 911.