Opinión

¿El regreso del ‘Terror’?

mauricio-botero-caicedo Por Mauricio Botero Caicedo

El ‘Terror’, reza la historia, “es un periodo de cambios centrados en la violencia de la Revolución francesa que duró de septiembre de 1793 a la primavera de 1794; y que ha generado numerosos debates. Según algunos historiadores, el ‘Terror’ estaba «caracterizado por la brutal represión de los revolucionarios mediante el recurso al terrorismo de Estado». Del período del ‘Terror’ es cierto el carácter expedito y muchas veces sumario de los procesos incoados contra los supuestos o reales contrarrevolucionarios. Muchas personas fueron enviadas a la guillotina injustamente, a veces sólo por meras sospechas, aunque en la prédica el terror revolucionario se volcó primariamente sobre los ricos y los involucrados en conspiraciones con las monarquías vecinas para el derrocamiento del gobierno revolucionario. El número de muertos que produjo el Terror es también muy variable según las fuentes; desde las 35 a 40.000 muertes hasta las más conservadoras que estiman que el número oscila entre las 11.000 y 14.000.”

Y de alguna manera en Colombia hay algunos interesados en imponer una nueva versión del ‘Terror’. ¿Y en qué consiste este nuevo ‘Terror’? Por un lado está el Alcalde Petro amenazando regresar a las armas de llegar a darse una sanción por las autoridades competentes. Como bien lo señala María Isabel Rueda en su excelente columna del domingo (El Tiempo, Nov.3/13): “Incapaz de manejar su nerviosismo por el eventual escenario de su destitución, Petro sale a amenazarnos con la fórmula del 19 de abril, en medio de un incidente en que se discutió si el ganador de las elecciones había sido Misael Pastrana o el general Rojas, abuelo de Samuel Moreno. Según Petro, si eso pasa, nada se notará inmediatamente, pero “las consecuencias históricas serán a profundidad”. Preguntas al alcalde Gustavo Petro: ¿eso qué quiere decir? ¿Si el Procurador lo destituye por inepto, vuelve a la guerrilla? ¿Revive el M-19, funda otro movimiento alzado en armas o se une a alguno ya existente? ¿Organizará a sus pocos o muchos seguidores para que se vuelquen sobre las calles de Bogotá a destruir lo que encuentren a su paso? ¿Qué tipo de ‘barbarie’ provocaría la medida disciplinaria del Procurador, autorizada por la Constitución como instrumento para disciplinar a los elegidos por la democracia? ¿Debemos entender que Petro piensa cobrar su eventual destitución con la estabilidad del país? ¿O con la continuidad del proceso de La Habana? ¿Nos quedaremos los bogotanos presos de Petro con tal de que no inaugure un nuevo ciclo de violencia nacional? ¿Es ese lenguaje el apropiado para el Alcalde de la capital?”

Y si por un lado tenemos a un alocado y pendenciero Alcalde amenazando a la ciudadanía con instaurar una versión criolla del ‘Terror’ en el evento de ser destituido, por el otro tenemos, siguiendo las ordenes del Secretariado de las Farc cuyos máximos representantes se pasean por las azules aguas del Caribe en lujosos yates, el reinicio de las ‘pescas milagrosas’, aquella funesta etapa de la vida nacional en dónde los narcoterroristas detenían sin discriminación alguna a los ciudadanos ya sea para secuestrarlos, asesinarlos, o para extorsionarlos. La retención de cerca de 250 vehículos que se desplazaban de Neiva a ‘Caño Cristales’ es uno anuncio inequivoco que las Frac tiene toda la intención de regresar al ‘Terror’ en caso de que sus peregrinas propuestas en La Habana no sean acogidas en su totalidad.

¿Y quién alberga la menor duda que la razón por la cuál las Farc se resisten a dejar las armas, aun en el evento de firmar la paz, es el seguir amenazando a los ciudadanos con regresar al ‘Terror’ si sus exigencias no se cumplen en su totalidad? Sería muy cobarde que el Gobierno aceptara que los narcoterroristas conserven sus armas…y sería aún más cobarde si los ciudadanos nos dejamos amedrentar de la izquierda ‘light’ (léase Petro) o de los narcoterroristas de las Farc en el sentido que si no nos doblegamos, nos van a doblegar a punta de ‘Terror’.