Opinión

Petro en blanco y negro

Andres Burgos New
Uno de los problemas más graves de Colombia es la tendencia de los ciudadanos a elevar a la categoría de ídolos a las figuras políticas del país. Por eso, antes de que se me acuse de comunista o de guerrillero quiero dejar en claro que para mí Petro no es un mesías. Comprendo que como administrador ha cometido graves errores, he sido testigo de su falta de criterio cuando habla con ligereza y detesto su terquedad para asumir y corregir sus errores. Me molesta profundamente verlo con un megáfono en mano gritando arengas contra la extrema derecha, como si fuera un sindicalista, en lugar de encargarse de administrar, que es lo que dicta su mandato. Además nunca entendí por qué su gabinete cambiaba con tanta frecuencia, aunque sospecho que su ego gigante no le permitía trabajar muy bien en equipo.

Andres Burgos New
Hoy Petro ha sido destituido e inhabilitado para ejercer cargos públicos por quince años a causa del caos que significó hace más de un año, la transición del servicio privado de aseo a un servicio público que incluyera a los recicladores. Muchos celebran esta decisión porque consideran que tal transición fue una hecatombe que causó todo tipo de traumatismos en la recolección de las basuras. Yo también vi las calles sucias y el desorden en la administración. Me dio vergüenza cuando el alcalde envalentonado acusó a las empresas privadas de ser mafias que se lucraban con el dinero de los bogotanos y quedé desconcertado cuando tuvo que contratarlos de nuevo para que hicieran la labor que le quedó grande a la empresa de aseo recién creada. Me ofendí también cuando empezaron las denuncias de los empleados porque no les pagaban sus salarios a tiempo.
Pero también vi el manejo tendencioso de los medios de comunicación que hiperbolizaban la crisis más allá de los límites informativos, me avergoncé también cuando en la televisión desplegaron cubrimientos inverosímiles que acompañaban la caravana de vehículos recolectores desde Cartagena hasta Bogotá. Me desconcerté cuando vi, como muchos de nosotros, a los empleados de las empresas privadas de aseo botar en las calles de Chapinero cientos de bolsas de basura recogida en otros barrios. Me ofendí porque las mafias de las que hablaba Petro estaban saboteando su nuevo modelo de recolección.
Lo cierto es que pese a sus muchos defectos, Petro redujo el valor de los pasajes de Transmilenio y, valga recordarle al procurador, las tarifas de aseo; garantizó el mínimo vital de agua para los más pobres, reabrió el hospital San Juan de Dios, amplió la cobertura en educación –la tasa de deserción es la más baja en quince años- y también redujo el número de homicidios –el más bajo en treinta años- entre otros logros.
Obviamente gobernar para los pobres tiene un alto costo político y mediático. Si a eso le sumamos su pasado guerrillero y la defensa férrea que hacía de las minorías, podemos entender mejor por qué el odio visceral de muchos sectores hacia su figura. Comprensible apenas en un Estado que detesta la diferencia y gobierna para los ricos.
Sí. Petro no es un mesías. Es tan humano como todos y más obstinado que la mayoría. Sin embargo, su mandato es democrático y de ninguna manera podemos considerar que su revocatoria sea justa y su inhabilidad proporcional a sus pecados. Creo que nuestro procurador una vez más se excedió en sus funciones y ha cometido otra de sus arbitrariedades. Ha juzgado al alcalde con la misma dureza inquisitiva con que persigue a homosexuales y a mujeres que exigen su libertad; su entusiasmo moralista lo ha llevado a ser particularmente estricto con el alcalde, del que dijo alguna vez que era un comunista ateo.
Así, mientras hoy muchos sectores celebran la destitución de Petro y apuestan por un candidato más cercano a los afectos del procurador, de derecha por supuesto; otros asistimos a una de las mayores afrentas contra la institucionalidad y la democracia: La destitución de un candidato elegido legítimamente que trabajaba en favor de los más necesitados, de manos de un solo beato clientelista que no soporta la diferencia y que fue elegido por unos pocos amigos.
Twitter: @andresburgosb