Opinión

Sobredosis de marihuana para sicarios condenados a muerte

Andres Burgos New Por: Andres Burgos
Tengo la certeza de que la nuestra es una política anquilosada: Sabemos que el mundo avanza hacia la defensa de las libertades individuales, el respeto por el medio ambiente y la causa animalista, pero en Colombia nuestros dirigentes persisten en defender tesis anticuadas que promueven entre otras cosas la intolerancia a la diferencia, la explotación irresponsable de los recursos naturales y la confusión tendenciosa de las leyes divinas y humanas.

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La terrible corrupción que desangra nuestra economía y el clientelismo descarado de muchos de nuestros legisladores, por ahora no ayudan mucho para frenar ese ímpetu arcaico que sin embargo, tendrá en algún momento que desaparecer, porque las mismas dinámicas sociales así lo exigen. Mientras eso pasa, mientras abrimos los ojos al mundo y comprendemos que somos gobernados por una aristocracia pacata, abierta al mundo del comercio pero cerrada al mundo de las ideas, les dejo a continuación dos ejemplos de lo que no se debe hacer en una política del siglo XXI.
El primero de ellos lo protagoniza Juan Carlos Vélez, senador por el Partido de la U, que aseguró en twitter que en el primer día de la despenalización de la marihuana en Colorado hubo 37 muertos por sobredosis de esta droga.
Senador Vélez, desde este humilde espacio le digo que para ganarse el corazón de los electores, incluso si son uribistas, hay que esforzarse un poco más. Es bien sabido que la sobredosis por marihuana no existe y que esos 37 muertos de los que habla fueron invento de un blog que parodia las noticias ultraconservadoras que a usted le gustan tanto.
Si hubiera revisado con atención la página de internet de la que sacó la información se hubiera percatado también de que su fuente asevera que la NASA descubrió un mensaje de Dios en Marte y que Obama pretende cambiar la bandera de su país por una de espíritu islamista.
Medios serios, señor Vélez, al contrario de lo que su corazón le dicta, confirman que la legalización en Colorado genera dineros importantes que a la larga permitirán mejorar el sistema escolar del estado a costa de los altos impuestos sobre la venta que deben pagar productores y consumidores. Para no ir tan lejos, le cuento que en Uruguay también se legalizó el cannabis y que allí, como en muchas otras latitudes del mundo, la usan para calmar dolores insoportables de enfermedades a veces mortales. Por eso algunos laboratorios médicos han querido negociar con el gobierno uruguayo la compra de su marihuana para producir medicamentos y luego venderlos a gobiernos conservadores como el nuestro, con una utilidad considerable, desde luego.
Quítese tantos prejuicios de otros siglos y piénselo un poquito, señor Vélez: Imagínese la cantidad de dinero que recaudaría un gobierno como el nuestro con la producción y venta de marihuana legal. Imagínese cuántas personas dejarían de morir al año por la violencia que causa el microtráfico. ¿Cuánta sangre habrá que derramarse para terminar en una legalización a la que nos empuja la dinámica social? ¿Cuántos años debemos retrasar el progreso a causa de prohibiciones medievales que tarde o temprano se van a desmoronar?

El segundo caso también lo vi en Twitter: Se trata de Juan Felipe Campuzano, un concejal de Medellín que insinuó por esta red social que los sicarios deberían ser torturados y asesinados, para darles un poco de su propia medicina.
Señor Campuzano, déjeme decirle que me preocupa mucho su posición porque un legislador no puede gobernar desde el odio. Esta sociedad enferma requiere métodos más estructurados que una simple condena medieval. Los problemas hay que solucionarlos de raíz y hacer limpieza social sólo nos degrada más como país.
Lo invito más bien a que entienda que eliminando a los malos no se elimina la maldad, porque la raíz del problema no es que a un delincuente le guste la sangre y la muerte, como usted asevera. Claro que no concejal, el problema es mucho más profundo e intrincado, y empieza porque muchos jóvenes de su ciudad y del país, crecen en un ambiente hostil en donde reina la ley del más fuerte. Allá en la periferia, adonde van los políticos cada cuatro años por votos, es donde surge el pandillismo como único medio de supervivencia; allá es donde la droga envalentona y donde la educación escasea. Ese es el caldo de cultivo de los sicarios que usted quiere matar.
Imagínese concejal, que usted tiene doce años y no puede ir al colegio porque algún integrante de una banda le puede pegar un tiro de camino a la escuela. Imagínese que usted crece sin papá porque lo mataron los de la pandilla rival y sin más que hacer que traficar con droga y robar a los vecinos, usted cultiva un odio visceral contra sus enemigos. Con su talante rencoroso no me cuesta pensar que en cuanto usted pudiera adquirir un arma, se convertiría en un asesino.
Imagine finalmente que para usted no existe perdón ni resocialización porque a algún político de ideas cortas se le ocurrió revivir la ley del Talión. Usted está condenado a muerte. Con razón, dirían sus seguidores.
No, concejal. La pena de muerte es una gran equivocación. Es una salida fácil que sólo hace florecer más odio en la comunidad.
Le recomiendo más bien que legisle en favor de los sicarios en potencia del país. Haga lo que pueda para que esos niños de la periferia de hoy no se conviertan en los matones del mañana. Esfuércese para que ellos puedan recibir educación de calidad y tres comidas diarias. Vea la drogadicción como un problema de salud pública y no como una adicción de delincuentes. Legisle en favor de las madres solteras que dejan a sus hijos en la boca del lobo por tener que trabajar para mantenerlos.
Y por favor, no se coma el cuento de que está haciendo lo correcto por recibir el apoyo de muchos. Detrás de esos voticos hay también miseria y rencor que no deben perpetuarse.

Lo que para muchos es un chiste que mañana no recordarán, es para otros tantos un asunto gravísimo. Nuestro país está en manos de personajes como Juan Felipe Campuzano y Juan Carlos Vélez, son ellos los que desde su orilla crean las leyes que nos gobiernan. Son ellos los que con su falta de lecturas y de entendimiento deciden qué es bueno y qué es malo para nuestra sociedad. Qué peligro.
Twitter: @andresburgosb

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