Opinión

¡TARJETA ROJA¡

mauricio-botero-caicedo Por Mauricio Botero Caicedo (Ocho horas para una oreja)

El domingo pasado, con mucha ilusión, pensamos que íbamos a asistir a una corrida de toros en Puente Piedra, un caserío en la vía a Subachoque. A la hora de la verdad, con mi mujer terminamos asistiendo es a un aburrido espectáculo que – con contadas excepciones – tenía bastante más de ‘opera bufa’, que de corrida de toros.

Saliendo de mi casa de Bogotá a la una de la tarde, y sin ninguna parada diferente a asistir a la corrida, regresamos a la casa a las nueve de la noche. Durar ocho horas, cuando como máximo a una corrida hay que dedicarle cuatro horas (por ejemplo las que se realizaban en la Plaza de Santamaría en Bogotá) es una prueba bíblica a la paciencia de todo cristiano. Cada día, como aficionado ocasional de un arte milenario, rechazo la arbitrariedad de Petro de haber prohibido las corridas. De las ocho horas de esta ordalía, Petro personalmente es responsable de cuatro. (Dos de ida; y dos de vuelta).

Vamos por partes: La organización de la corrida fue pésima. No es entendible que – a sabiendas que era casi imposible llegar a dicha placita en algo diferente al vehículo particular – la organización de los parqueaderos fuera tan caótica. E caos logístico, producto de la desidia combinada con la incompetencia, fue el responsable de una demora de media hora en el inicio del espectáculo. TARJETA ROJA

La de Puente Piedra es una placita de tercera. Organizar y cobrar a los asistentes como si fuera una legítima ‘corrida de toros’ en una plaza con todas de la ley es algo tan insólito como celebrar en el sótano de un ‘Bar’ de Facatativá un concierto de la Sinfónica de Bogotá; y cobrar por la boleta como si el concierto se hubiera realizado es en el Teatro Colón. TARJETA ROJA

No tiene ninguna explicación que en la placita en vez arena pisada, tuviera una cobertura de 15 centímetros de arena más propios a un ‘corral’ para adestramiento y doma de caballos. Esta placita no es un escenario adecuado para celebrar una corrida. Puede que una novillada, pero no una corrida. Dicha anomalía causó la retirada de un ‘caballo de picas’; la cornada a un banderillero; la aparatosa caída de otro banderillero jocosamente denominado como el ‘gordo’; y el revolcón, gracias a Dios sin mayores consecuencias, de los dos toreros, Juan Solanilla y Paco Perlaza. TARJETA ROJA

Lo único que rescatable en esta comedia de errores es la gracia y belleza de los caballos y el profesionalismo del rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, cuyo premio de una ‘oreja’ era más que merecido¡ Sin embargo, dada la diminuta área del ruedo, Hermoso de Mendoza no pudo realizar la más audaz de sus de rejoneo que es citar de frente al toro y en el último segundo hacerle el quiebre. TARJETA ROJA

Como nota algo graciosa de parte del público, mucho ¡Abajo Petro¡ alternado con ¡Viva el Procurador¡, alto funcionario que se encontraba muy satisfecho en un balcón.

Los dueños y organizadores de dicha corrida pueden tener una certeza:

NO VAMOS A REGRESAR NUNCA A UNA CORRIDA EN SUBACHOQUE. LO DEL DOMINGO PASADO FUE UN GOLPE EXCESIVAMENTE DURO PARA ESTOS AFICIONADOS.

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