Opinión

Fuerzas Oscuras o Actividades legales del Gobierno.

Santiago Arroyo Por Santiago Arroyo M.

La presidencia de la Republica, manda mensajes cruzados que confunden a la opinión pública. El presidente Santos, en menos de un día, cambia su posición respecto a lo que denuncia la revista SEMANA en días pasados sobre las ya comunes interceptaciones.
Frente a este hecho lo primero que debemos hacer es no asombrarnos. Recordemos que no hace mucho, la mismísima Angela Merkel, denunciaba el espionaje de la cual era objeto por Estados Unidos. En este tipo de actividades, se involucran los países que ya han sido denunciados por los medios informativos y muchos otros que validan esta actividad como de importancia central para la seguridad del estado.
En definitiva, hay que acostumbrarse a esa realidad global. Seremos vistos y oídos todo el tiempo. Pero, lo que si debe llamarnos la atención es saber quién y para qué nos escucha. Tal vez, el gran ojo de los gobiernos lo haga, pero otra muy diferente es tener este gran problema en nuestra sociedad, y a la vez, no tener la certeza de quien es el que nos observa y para que fines.
La respuesta cruzada del presidente evidencia esa crisis. Creemos saber que la información que genera el estado con las interceptaciones es básica para mantener el orden del establecimiento. Pero la zozobra es inevitable al saber que ese tipo de información, definitivamente llega a otras manos y se filtra con otros intereses.
En quien creer entonces? En la versión oficial que sale a establecer responsabilidades en otros que son al parecer invisibles? O tal vez creer que todo hace parte de las actividades de seguridad que el gobierno tiene controladas. Definitivamente no sabemos quién está detrás de este poder. Ni tampoco los alcances del manejo que se le puede dar a esta información.
Le respuesta ha sido la destitución de los generales y la purga que nos diría que al interior del gobierno se asumió el tema y que se responsabiliza del hecho. Pero la opinión pública, que en el país genera más credibilidad, nos habla de otra realidad. La de un gobierno con evidentes filtraciones en su orden, que en este momento decreta sobre las necesidades electorales y que busca sobreaguar la crisis para reducir el impacto en las urnas.
Así las cosas, es necesario que el poder ciudadano asuma una posición crítica y sea consciente de lo que tenemos frente a nosotros. Como nunca, las instituciones del estado movilizan procesos que encubren más de lo que develan. Los partidos opositores se apoyan en esta coyuntura y ajustan las campañas sacando el máximo provecho. Pongamos mucha atención porque el afán mediático, como siempre, está modelando la realidad política colombiana y nosotros en calidad de espectadores, esperando las respuestas del gobierno y la oposición.
Nos corresponde además, no olvidar lo que viene ocurriendo en otros procesos. La destitución de Petro lleva casi dos meses sin que todavía tengamos luces de lo que va a pasar; El proceso de Paz sigue andando sin que tengamos mayor información de cómo va el proceso; Bogotá se sigue cayendo sin que tengamos claridad de los procesos judiciales del carrusel de la contratación. Podríamos seguir enumerando la cantidad de problemas que no han cerrado y la dan paso al siguiente escandalo sin que ninguno se resuelva a favor de la mayoría.
Es importante entonces que hoy rechacemos la tibieza de la posición del gobierno frente a un acto que viola con flagrancia nuestras libertades. Pero además, es necesario que no lo olvidemos cuando la semana entrante venga el siguiente escándalo. Y finalmente, no olvidemos que siguen procesos abiertos que siguen debilitando nuestro país sin que veamos una salida a la crisis estructural en la cual tenemos responsabilidades todos.
No pensemos que con las declaraciones públicas aceptando el problema y destituyendo a los chivos expiatorios del momento el problema queda superado. Queda una herida abierta que debe dolernos y preocuparnos por la cicatriz que va a dejar.

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