Opinión

En torno a dos asesinatos…y otras víctimas

mauricio-botero-caicedo Por Mauricio Botero Caicedo
Hace treinta y un años fue vil y alevosamente asesinado por las Farc Alberto Uribe Sierra, padre del ex presidente Álvaro Uribe Vélez. En las palabras del propio ex mandatario: “Mi padre fue asesinado en la tarde del 14 de junio de 1983 durante un intento de secuestro. Le dispararon dos veces; una en la garganta y otra en el pecho, el disparo que lo mató. Tenía 50 años. De acuerdo con los testimonios de nuestros vecinos y de los trabajadores de Guacharacas, el crimen fue cometido por cerca de 12 hombres del llamado frente 36 de las Farc. Los criminales responsables del ataque nunca fueron capturados.”

Este sábado se conmemoran 20 años del asesinato del dirigente comunista y miembro del partido Unión Patriótica, Manuel Cepeda Vargas, quien fue asesinado por sicarios el 9 de agosto de 1994 mientras se movilizaba por el occidente de Bogotá. Cuando se le pregunta a su hijo –el actual senador Iván Cepeda– si se ¿ha preparado algún tipo de homenaje para exaltar su memoria?, contesta: “Sí. Va a haber un homenaje sencillo este sábado, pero el día martes voy a presentar una proposición en la sesión plenaria del Senado pidiendo que como homenaje póstumo a mi padre y a otros seis congresistas de la Unión Patriótica, se mande a elaborar una placa recordatoria que sea puesta en algún lugar muy visible a la entrada del Senado o la Cámara de Representantes.” Cuando se le hace la pregunta, ¿Cree que se ha logrado hacer justicia en el esclarecimiento del homicidio de su padre?, Cepeda contesta: “Estamos en ese proceso, por ahora el caso Cepeda Vargas ya ha sido declarado por parte de la Fiscalía como un crimen de lesa humanidad y espero que algún día –ojalá pronto– avancen las investigaciones y se lleguen a determinar los autores intelectuales de este asesinato.” Finalmente ante la pregunta ¿Cómo debería recordar Colombia a Manuel Cepeda Vargas?, el senador contesta: “Como un hombre que trabajó por la paz de este país y por los derechos humanos, y que por esta búsqueda y trabajo fue asesinado.”

Y haciendo abstracción de dos hechos como los centenares de millones de pesos que el senador Cepeda ha recibido como indemnizaciones por condenas internacionales a la Nación por el asesinato de su padre (cifras que obviamente terminamos pagando somos los contribuyentes) y segundo que el frente más sanguinario de las Farc se llama precisamente “Manuel Cepeda Vargas” (Es de suponer que el nombre se debe a la afinidad ideológica de Cepeda con las Farc), lo que si es claro que a Alberto Uribe Sierra, igualmente asesinado, nadie está pidiendo ‘placas conmemorativas’ en el Senado; ni hay multimillonarias indemnizaciones para sus herederos; ni la Fiscalía piensa declarar el crimen de Uribe como de ‘lesa humanidad’, ni se está haciendo el menor esfuerzo por apresar a los autores intelectuales y materiales de dicho crimen.

Asesinato es asesinato, venga de donde venga. Pero lo que no se puede admitir es que haya víctimas de primera y víctimas de segunda. Es decir, que aquellos asesinados por sicarios o por ‘paras’, como Manuel Cepeda Vargas, reciben trato de ‘mártires de la patria’ y ‘paladines de la paz’, obligando a los contribuyentes a pagarles multimillonarias sumas a los herederos como indemnización, mientras que los asesinados por las Farc como Alberto Uribe Sierra son condenados al olvido.

Y hablando de víctimas, considero importante transcribir las observaciones de la periodista Fanny Kertzman, recientemente publicadas en la revista ‘Dinero’: “No sabemos nada. No sabemos quién viaja a Cuba, con qué frecuencia, quién los visita, quién los asesora. Nos habían dicho que ya había acuerdo en tres puntos de cinco, que luego seguiría participación política y, por último, víctimas. Ahora resulta que ya vamos en víctimas pero eso se ha convertido en un circo manejado por Piedad Córdoba e Iván Cepeda. No sabemos si el Presidente los delegó, pero Iván y Piedad escogen quién va a La Habana, y casualmente no incluyen víctimas de las Farc sino víctimas del paramilitarismo y presuntamente del Estado. Por ejemplo, no quieren llevar al general Mendieta a pesar de que él ha insistido. Ha sido vetado por las Farc. ¿Y en ese pequeño show en un salón de hotel en La Habana, las víctimas de los paras oyendo a las Farc supuestamente en un acto de contrición? ¿Eso era el gran punto sobre víctimas? ¿Dónde está el arrepentimiento y la reparación a las verdaderas víctimas de las Farc?”

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