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Farc piden perdón por masacre de Bojayá y anuncian que de acuerdo con sus «capacidades» consideran reparar a las víctimas

Templo de Bojayá tras la masacre de las Farc
Templo de Bojayá tras la masacre de las Farc
–Después de 12 años de ocurrido el salvaje y atroz hecho, las Farc pidieron perdón por la masacre de 72 personas que se refugiaban en la iglesia de Bojayá, en el Chocó y anunciaron que están considerando «de acuerdo con nuestras capacidades, posibilidades y obligaciones», reparar a las familias de las víctimas.

En un encuentro con una delegación de las víctimas de Bojayá–ubicado a 228 kilómetros de Quibdó, la capital chocoana–, los cabecillas del equipo negociador de las Farc en La Habana, leyeron una declaración en la cual aseguraron que en esa población «ciertamente hubo un resultado nunca buscado ni querido» y añadieron: «Declararlo hoy no repara lo irreparable, no devuelve a ninguna de las personas que perecieron ni borra el sufrimiento generado a tantas familias, sufrimiento del cual somos conscientes y por el que ojala seamos perdonados».

En el escrito, los cabecillas de las Farc recuerdan el doloroso episodio diciendo: «…hubo un momento fatal, el 2 de mayo de 2002, en el que el desvío de un proyectil de fabricación artesanal dirigido contra la mayor posición paramilitar en la localidad provocó la desgracia y el infortunio al caer en el templo católico donde se había refugiado la población que no alcanzó a huir de Bojayá antes de la toma paramilitar y los duros combates posteriores».

Y agregan: «Murieron en los hechos 79 personas, dejando dicha tragedia, además de una profunda tristeza, graves consecuencias de todo orden en las familias y comunidades de los fallecidos, en los sobrevivientes y en nuestra común memoria colectiva».

Afirman también: «Lloraron los habitantes de Bojayá y lloramos también nosotros, este hecho nos ha dolido en el alma guerrillera, sentimos un profundo pesar, que nos duele hondamente el fatal desenlace que para la población de Bojayá significó ese terrible suceso».

Dicen que las Farc «sabemos que ninguna palabra a utilizar podría describir correctamente la sensación de pérdida para los que ese día perdieron a sus seres queridos, y por ello reconocemos y expresamos nuestro dolor más profundo por el sufrimiento causado a tantas personas. A todas las personas que han vivido dolor por este desenlace en Bojayá hace doce años, y a la gente del Chocó, reiteramos nuestro pesar profundo por lo sucedido. Ese hecho nunca debió ocurrir.

Luego señalan:

Las Farc estamos considerando, de acuerdo con nuestras capacidades, posibilidades y obligaciones, unas respuestas lo más integrales posibles ante nuestra deuda con la comunidad de Bojayá. Respuestas de diferente índole, para lo cual damos por abierta una nueva y más madura fase de consultas para acordar actuaciones reparadoras y transformadoras, a realizar con las comunidades afectadas por este hecho».

Subrayan que se reunieron «con los representantes de las víctimas y acompañantes, para tratar no sólo sobre la verdad de ese hecho, sino para buscar cómo podemos en lo posible resarcir, no sólo reconociendo el daño causado entonces, sino desarrollando una serie de propuestas encaminadas al diálogo, a actos reparadores, y a ofrecer y consensuar medidas de no repetición».

Y concluyen:

Precisamente, tras haber recibido en La Habana cinco grupos de víctimas de todos los actores del prolongado conflicto social armado nacional, y haber experimentado una vez mas el dolor que nos ha acompañado y nos acompaña a todos por las tragedias que durante décadas han afectado el alma de Colombia, en el día de ayer anunciamos la decisión de declarar un cese unilateral e indefinido y vigilado de fuegos y hostilidades buscando recoger con ello el inmenso clamor de paz de la nación entera.

Templo de Bojayá tras la masacre de las Farc
Templo de Bojayá tras la masacre de las Farc

HABLAN LAS VÍCTIMAS

Previamente, los representantes de las víctimas de Bojayá leyeron el siguiente documento:

Los pueblos afrocolombianos e indígenas de Bojayá – Chocó hacemos memoria de los hechos luctuosos que acontecieron el 2 de mato de 2012, donde en medio de la confrontación armada de los paramilitares y la guerrilla de las Farc murieron 79 personas civiles, de las cuales 48 eran menores de edad, lo que el mundo conoció como la “masacre de Bojayá”.

Hemos venido desde Bojayá con la facilitación del gobierno de Noruega, a quien agradecemos sus buenos oficios, para sostener un diálogo con la delegación de las Farc quien ha manifestado su intención de pedir perdón por estos luctuosos hechos.

Agradecemos el apoyo de los países garantes, Cuba y Noruega, de los países acompañantes. Chile y Venezuela, a la oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, y a la representación del gobierno de nuestro país, Colombia, en este acto en el que escuchamos la voz de las FARC-EP reconociendo su responsabilidad, la voluntad de resarcir los daños causados a nuestras comunidades, el compromiso de no repetición y reparación de las víctimas.

En nuestra memoria está grabado de forma imborrable el dolor que produjo esta masacre, los múltiples daños físicos, psicológicos, sociales, culturales, materiales y espirituales que aún están esperando ser reparados.

Delegación de víctimas de Bojayá
Delegación de víctimas de Bojayá

1.Los hechos.

Víctimas de Bojayá en La Habana, CubaDesde el día 23 de abril de 2002, la diócesis de Quibdó, la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos y la Defensoría del Pueblo, empezaron a emitir al gobierno nacional alertas tempranas, ante la retoma paramilitar a Vigía del Fuerte y Bellavista (Bojayá), de una inminente confrontación con la guerrilla de las Farc, donde la población civil iba a quedar en medio del fuego cruzado.

El gobierno hizo caso omiso a estas alertas tempranas, pues el 1 de mayo de 2002 la guerrilla de las Farc inició una ofensiva contra los paramilitares que se habían acantonado en el casco urbano del municipio de Bojayá, denominado Bellavista.

La población se llenó de pánico y varios centenares corrieron a refugiarse en el templo católico del lugar y en la casa delas hermanitas agustinianas misioneras, buscando la seguridad de las edificaciones del ladrillo y la protección divina al estar en un lugar sagrado.

En el extremo norte del pueblo de Bellavista se encontraba el barrio “Pueblo Viejo”, lugar desde el cual la guerrilla de las Farc se dispuso a lanzar pipetas explosivas hacia la escuela contigua al templo, donde estaban los paramilitares, una de las cuales cayó justo en todo el templo, ahí en el altar, donde se aglomeraban las personas, y allí fue cuando se produjo el desastre de la muerte de 79 personas civiles y otras tantas heridas, así como el pánico generalizado que aún pervive en el alma de los habitantes de Bojayá.

bojaya

Con estos muertos hubo muchos heridos, y con ello se produjo un desplazamiento masivo de los caseríos del medio Atrato, llegando a ser alrededor de 7000 personas, la mayoría de los cuales se fueron para Quibdó.

Desde que ocurrieron estos hechos, las comunidades, las organizaciones étnico-territoriales de los pueblos afrocolombianos e indígenas y la Diócesis de Quibdó, hemos estado denunciando que la responsabilidad de estos hechos es compartida y recae en:

La guerrilla de las Farc que siguió el combate en medio de la población civil, dentro de lo cual lanzó la pipeta contra los paramilitares pero que cayó en la capilla donde se refugiaban centenares de personas de la población civil.

Los paramilitares por haber tomado a la población civil de escudo humano.

El Estado Colombiano, por no haber atendido la alerta temprana que oportunamente se lanzó pidiendo su intervención para prevenir estos hechos, así como por la abierta connivencia de la fuerza pública con los paramilitares.

Honramos la memoria de nuestras víctimas que fallecieron, expresamos nuestra solidaridad con las víctimas sobrevivientes y estamos esperando una petición de perdón de todos los actores, armados y no armados, que tuvieron responsabilidad por acción omisión en este deplorable acontecimiento, al igual que se asuma las consecuencias de tales responsabilidades, por ello reiteramos nuestra permanente exigencia de Verdad, Justicia y Reparación.

2. La Contrición como camino hacia la Reconciliación

La petición de perdón no debe dirigirse solo a nosotros, sino además, a todos los pueblos afrocolombianos e indígenas de la región del Pacífico, pues nuestra situación de víctimas de replica, de diversas formas, a lo largo del Chocó Biogeográfico.

El perdón solo lo puede otorgar cada víctima, cada sobreviviente, por eso nosotros llevaremos a nuestras comunidades esta declaración de petición de perdón que hoy ha hecho las Farc. Escuchar de todos los actores que pidan perdón a las víctimas es un paso muy necesario para poder iniciar una auténtica reconciliación en el país, pues estamos convencidos que no podemos seguir con esta violencia que nunca termina, sino que se sigue prolongando y degradando, al contrario, se debe parar ya este derramamiento de sangre, para reconstruir nuestro país sobre la base de la equidad y la justicia.

Ante esta petición de perdón, consideramos que las Farc deben mostrar actos concretos que manifiesten su contrición, de tal manera que la sinceridad manifiesta se traduzca en acciones concretas, entre las cuales señalamos los siguientes:

2.1. No repetición.

Pablo Catatumbo y Leiner Palacios Asprilla

Los hechos de dos de mayo del 2002 ocurridos en Bojayá nunca más se deben repetir, al igual que no se debe repetir la continua victimización a la que están expuestas nuestras comunidades, por lo tanto este camino de reconciliación debe construirse sobre el compromiso de no realizar más agresiones a la población civil.

2.2. Enmienda reparadora.

La petición de perdón se debe traducir en actos de enmienda que conduzcan a la reparación de las víctimas, para eso consideramos que la guerrilla de las Farc debe comprometerse de forma inmediata a respetar la autonomía que como pueblos y grupos étnicos tenemos reconocida por convenios internacionales y reafirmada por la Constitución y la ley, sobre la propiedad y uso de nuestros territorios y nuestras formas de gobierno tradicional.

2.3. Bojayá y el Pacífico como Territorio de Paz.

Esta petición de perdón debe reflejarse en la Mesa de Conversaciones con el Gobierno Nacional, por ello trasladamos a dicha Mesa la exigencia que se declare a Bojayá y el Pacífico en general, como un Territorio de Paz, que contemple al menos los siguientes elementos:

– Establecer en el antiguo lugar del poblado de Bellavista-Bojayá, donde aún permanecen la capilla y las casas misioneras, un centro regional de memoria de las víctimas, para que sea un escenario de reflexión, formación y divulgación sobre hechos de una paz firme y duradera.

– Para saldar la deuda histórica que el Estado colombiano y el país tienen con nuestra región, se debe redefinir el modelo económico extractivista de nuestra naturaleza, para pactar con el Estado Central, un ordenamiento territorial basado en los usos definidos por nosotros, pueblos indígenas y afro-colombianos, en nuestro Planes de Vida y Planes de Etnodesarrollo, donde el criterio fundamental es garantizar la soberanía alimentaria y la accesibilidad al goce real y efectivo de los derechos a la salud, educación, vivienda y trabajo, en perspectiva intercultural.

Este diálogo sobre perdón y reconciliación con las comunidades de Bojayá se ha iniciado con este acto en La Habana, pero debe continuar en el propio territorio de Bojayá, por ello confiamos en que los países garantes y acompañantes apoyen, con la anuencia del gobierno colombiano, un diálogo directo con nuestras comunidades, que esperamos sea a mediados del año 2015, donde se pueda constatar que las Farc han iniciado un proceso de enmienda reparadora, para la cual los testigos, dentro de los cuales está la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, deberán hacer una observación permanente al respecto.

Finalmente, recibimos con esperanza el anuncio hecho por las Farc del “cese al fuego unilateral e indefinido”, puede ser el preludio para la terminación de la confrontación armada y el respeto absoluto a la población civil. Invitamos a las partes de la Mesa de Diálogo de La Habana a que no se levanten si no hasta la firma del acuerdo final de terminación del conflicto para la construcción de una paz firme y duradera con justicia social y equidad.