Opinión

EL DÓLAR Y EL PAN

Gabriel Ortiz Por: Gabriel Ortiz
BLANCO Y NEGRO
De un tiempo para acá hemos visto indiferente, impasible e impávidamente, cómo el peso se nos devalúa en forma acelerada. Anteriormente una devaluación tumbaba ministros y ponía en jaque gobiernos.

Ahora tienen coartadas para todo lo que tenga que ver con las finanzas. Se fijan metas de crecimiento que no se cumplen. Se modifican con cualquier excusa.
La economía mundial se ha vuelto un disparate. Depende de todo lo divino y lo humano. Se usa para esconder buenos o malos manejos. Para cada fenómeno hay una justificación. Los amigos de los gobiernos exhiben teorías que demuestran que las cosas son lógicas y se mueven de acuerdo con el vaivén del mundo financiero. Para los enemigos, son malos manejos, desconfianza, y abandono de sus teorías y manejos.
Pero en el caso de la devaluación del maltrecho peso, hay que adelantar profundos análisis, rastreos y pesquisas, que nos permitan encontrar el real origen de semejante desvalorización de nuestra divisa.
Para muchos, obedece al fortalecimiento del dólar, a la crisis del petróleo –primer producto de exportación-, al pago de la deuda externa pública y privada, a la especulación y a otros menesteres.
Para los exportadores es una bendición, pero la devaluación no se traduce en un incremento de nuestras ventas al exterior. Estos reciben subsidios y compensaciones en época de vacas flacas, pero ahora que están supergordas, no tienen la generosidad, la caballerosidad y la hidalguía, de desprenderse de algo, para resarcir y restituir el sacrificio de sus compatriotas durante la sequía.
Así las cosas, los paganinis somos los contribuyentes, porque tenemos una autoridad monetaria que no hace nada para impedir la desbocada del precio del dólar.
Mientras unos llenan sus bolsillos, el pueblo soporta la carestía de los productos básicos, -del pan por ejemplo, ante el incremento de los precios del trigo- y de otros alimentos y materias primas de la cadena alimenticia.
Entre tanto, el pan y el dólar no pueden verse las caras, porque quienes manejan la economía, tienen la salida perfecta para no aplicar normas lógicas y necesarias que impidan el cómplice libertinaje, por el que se pasea la cotización de nuestra moneda, golpeando brutalmente a nuestra gente.
BLANCO: El “jalón de orejas” de Raúl Castro a las Farc por terroristas. ¡Paren ya!
NEGRO: Se nos fue Caicedito, uno de los más grandes del periodismo gráfico. Paz en su tumba.
gabrielortiz10@hotmail.com

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