Opinión

Por el camino correcto…

mauricio-botero-caicedo Por Mauricio Botero Caicedo
Según informes de prensa, hace unas semanas la ministra de Educación Gina Parody sorprendió a rectores, profesores y estudiantes de las universidades colombianas al presentar el “Modelo de Indicadores del Desempeño de la Educación (MIDE)”.

El rankin se creó combinando una serie de variables como desempeño académico, salario de enganche de egresados, número de docentes con doctorado, tasas de deserción y la internacionalización. Las instituciones se dividieron en cuatro categorías en un intento de no mezclar peras con manzanas: enfoque doctoral, enfoque maestría, enfoque pregrado y especializaciones en un área.

Para muchos comentaristas, “Nunca un gobierno en Colombia se había atrevido a clasificar con un modelo tan jerárquico la calidad de la educación superior en el país. Hasta ahora los modelos de medición consistían en trazar líneas gruesas, como el “registro calificado” que equivale a los mínimos criterios de calidad que debe cumplir una institución para operar y el sistema de “acreditación”, un aval más exigente que representaba hasta ahora el “colador” para discernir entre los buenos y los más rezagados.”

La ministra Parody defendió su propuesta aclarando que estos modelos no “reemplazan los sistemas de aseguramiento de la calidad, sino que son una radiografía del estado actual de la educación en un contexto y un momento determinados”. El Ministerio cree que la herramienta facilitará “la búsqueda y elección de los interesados en ingresar a la educación superior”.

Los primeros puestos en el nuevo ranquin, o escalafón, los ocupan la Universidad de los Andes, la Universidad Nacional y la Universidad del Rosario. Entre las de más bajo desempeño figuran nombres que seguramente muy pocos colombianos reconocen: Corporación Universitaria Reformada, Fundación de Estudios Superiores Monseñor Abraham Escudero Montoya y Corporación Universitaria Regional del Caribe. En total, el listado está compuesto por 187 instituciones (78 universidades y 109 instituciones universitarias).

La intención del Gobierno de entregar más información a las universidades y a la sociedad sobre la calidad de la educación es positiva, como lo señala la ex ministra de Educación Cecilia María Vélez, “para que las universidades “se pellizquen” y los estudiantes tomen mejores decisiones sobre dónde estudiar”. Pero al mismo tiempo dice la rectora de la Universidad Jorge Tadeo Lozano que habría preferido que fuera sólo eso, más información disponible y no un ranquin: “El problema con los ranquin es que uno expresa con ellos un modelo de universidad y eso en el fondo va en contra de la autonomía universitaria”.

El hecho es que la ministra Parody va por el camino correcto. Es buena hora se empiece a depurar lo que son universidades serias y lo que son ‘payasadas’ como la San Martín, universidad cuyo único objetivo era que los directivos se forraran las alforjas. Por medio de pagarles migajas a los profesores, la San Martin y prácticamente todas las universidades de garaje engañan a los estudiantes ofreciéndoles, a precios a todas luces desorbitados, una educación deficiente y mediocre.

Los comentarios están cerrados.