Opinión

DE PRINCIPES y PEQUEÑOS FEUDOS

Diego Calle Pérez Por: Diego Calle Pérez.
CORTO Y PUNTUAL
Bienaventurados los que les guste un cuento, este es de príncipes y pequeños feudos.

Ellos son auténticos príncipes para la política de un país tropical como el nuestro, se visten como un maniquí con la moda de Arturo Calle y habitan en un apartamento con una estantería de libros, algo así como la de profesor de Ciencias Sociales, con enciclopedia y diccionario de dos idiomas.
Les encanta salir en revista y algunos tienen historia de amor al estilo Corín Tellado. Si es del caso reclaman la patria potestad de su hijos ufanándose de su título nobiliario, de un apellido del santandereano aquel de los comuneros.
Poco toman hasta embriagarse y si beben lo hacen donde nadie los vea para no perder credibilidad social. Algunos llegan al club con sus mejores amigos de tratos ocultos. La emprenden en algunos medios y utilizan sus buenas dotes de oradores perfectos para vender la idea o el cuento aquel: “yo soy transparente y limpio”. “Aquí se invierten los impuestos, no se pierde un peso”.
Algunas veces tienen problemas con los del partido político, pero todo se resuelve con la “dinámica del partido”, de la disculpa sin ganas, ya será en otra campaña. Presentan su carta de renuncia a la gerencia del partido, para flagelarse cuando tienen rabo de paja. Reflejan en su palma de la mano su poca prudencia en cuestiones de licitaciones. Tienen firmas y se postulan con nombres de sus más fieles empleados de confianza.
A la luz de la fiscalía son mas incautos los que les creen y no hay pruebas que los comprometan. Para sus abogados todo se deja para el final o en tal caso se va dilatando hasta vencer los términos de ley o las pruebas no son las suficientes para los cargos contra ellos.
A veces para ellos todo funciona al revés y brincan como ranas de partido en partido. Buscan acomodarse como fichas de ajedrez, sin reina que los delate por infieles al estilo de la Manuelita de Bolívar. Son pocas las mujeres que se miden a competir en las elecciones. Algunas de ellas tienen más olfato, que sentido común.
Se rencauchan hasta en un puesto de presidente de compañía nacional, para feriar lo que no alcanzaron de ministros llamados estrellas. Los ministros son cuotas de partidos que buscan a como dé lugar hacerle el favor a quien les ayude en campaña.
No se adaptan mucho a servir sin pensar en la coima, salen los fines de semana a sus casas de campo, donde se encuentran con los pequeños príncipes que se alistan a gobernar pequeños feudos para enriquecer sus vanidades, sin pensar en que se les acaba el hechizo por estar con el uno y con el otro. Este fue el cuento del príncipe y los pequeños feudos.

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