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El Papa Francisco pide a sacerdotes perdonar el aborto

PAPA FRANCISCO- ULTIMA–El Papa Francisco anunció este martes que con motivo del Año Jubilar de la Misericordia, ha decidido conceder a todos los sacerdotes, «no obstante cualquier cuestión contraria, la facultad de absolver del pecado del aborto a quienes lo han practicado y arrepentidos de corazón piden por ello perdón”.

Las precisiones las hizo el sumo pontífice en una carta que envió a Monseñor Rino Fisichella, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, a propósito del Año jubilar de la Misericordia que se inicia el próximo 8 de diciembre y en la cual plantea que «uno de los graves problemas de nuestro tiempo es, ciertamente, la modificación de la relación con la vida» y advierte sobre «una mentalidad muy generalizada que ya ha provocado una pérdida de la debida sensibilidad personal y social hacia la acogida de una nueva vida».

«Algunos viven el drama del aborto con una consciencia superficial, casi sin darse cuenta del gravísimo mal que comporta un acto de ese tipo. Muchos otros, en cambio, incluso viviendo ese momento como una derrota, consideran no tener otro camino por dónde ir», precisa el Papa Francisco y agrega:

«Pienso, de forma especial, en todas las mujeres que han recurrido al aborto. Conozco bien los condicionamientos que las condujeron a esa decisión. Sé que es un drama existencial y moral».

Reseña que ha encontrado «a muchas mujeres que llevaban en su corazón una cicatriz por esa elección sufrida y dolorosa» y que «lo sucedido es profundamente injusto».

Sin embargo–subraya–, sólo el hecho de comprenderlo en su verdad puede consentir no perder la esperanza. El perdón de Dios no se puede negar a todo el que se haya arrepentido, sobre todo cuando con corazón sincero se acerca al Sacramento de la Confesión para obtener la reconciliación con el Padre».

Por este motivo–puntualiza Francisco– he decidido conceder a todos los sacerdotes para el Año jubilar, no obstante cualquier cuestión contraria, la facultad de absolver del pecado del aborto a quienes lo han practicado y arrepentidos de corazón piden por ello perdón.

Al efecto, advierte que «los sacerdotes se deben preparar para esta gran tarea sabiendo conjugar palabras de genuina acogida con una reflexión que ayude a comprender el pecado cometido, e indicar un itinerario de conversión verdadera para llegar a acoger el auténtico y generoso perdón del Padre que todo lo renueva con su presencia».

En su carta, el Obispo de Roma habla en primer lugar de los peregrinos que en cada diócesis o en Roma vivirán esta gracia del Jubileo, y explica que deberán hacer una “breve peregrinación” hacia la Puerta Santa, abierta en cada catedral o en las iglesias establecidas por el obispo diocesano y en las cuatro basílicas papales en Roma, como signo del deseo profundo de auténtica conversión. Así mismo recuerda que es importante que este momento esté unido al Sacramento de la Reconciliación y a la celebración de la santa Eucaristía con una reflexión sobre la misericordia.

Francisco se refiere también a quienes por diversos motivos no podrán llegar a la Puerta Santa, como los enfermos, los ancianos, o los fieles que están solos, y asegura que “también a través de los diversos medios de comunicación, será para ellos el modo de obtener la indulgencia jubilar”.

Igualmente dedica unas palabras a los presos que están en cárceles, les recuerda que “la misericordia del Padre quiere estar cerca de quien más necesita de su perdón” y explica que en las capillas de las cárceles podrán ganar la indulgencia.

Además señala que “que cada vez que atraviesen la puerta de su celda, dirigiendo su pensamiento y la oración al Padre, pueda este gesto ser para ellos el paso de la Puerta Santa, porque la misericordia de Dios, capaz de convertir los corazones, es también capaz de convertir las rejas en experiencia de libertad”.

Así mismo el Vicario de Cristo dice que la indulgencia también se puede ganar para los difuntos, “a ellos estamos unidos por el testimonio de fe y caridad que nos dejaron”.

Finalmente subraya que «este Año jubilar de la Misericordia no excluye a nadie. Desde diversos lugares, algunos hermanos obispos me han hablado de su buena fe y práctica sacramental, unida, sin embargo, a la dificultad de vivir una condición pastoralmente difícil. Confío que en el futuro próximo se puedan encontrar soluciones para recuperar la plena comunión con los sacerdotes y los superiores de la Fraternidad».