Por Mauricio Botero Caicedo
En uno de los más sonados escándalos de esta década se encuentra involucrada la mayor fábrica de carros de Europa, la alemana Volkswagen. Antes de entrar en los detalles del escándalo, cabe mencionar que la Volkswagen es propietaria también de un número importante de marcas destacadas, entre ellas Audi, Porsche, Skoda, Seat, Rolls – Royce, Lamborghini y Bugatti.

¿Qué es la causa del escándalo? Que dicha fábrica alemana instaló en sus motores diesel, de los cuales fabricó más de 11 millones de unidades, un ‘chip’ en los computadores lo que le permitía engañar a a las autoridades en relación a la contaminación que emitían dichos motores. Los ingenieros de Volkswagen recurrieron a la informática para falsear, de manera deliberada, los resultados de los controles anti polución que realizan las autoridades encargadas de la protección del medioambiente y la salud pública. Se trata de un algoritmo que a simple vista es lo suficientemente discreto para evitar ser detectado, pero a su vez de gran sofisticación para permitir al vehículo “reconocer” cuando estaba siendo sometido a las pruebas oficiales.

Por lo pronto la acción de esta empresa se ha desplomada en cerca del treinta por ciento. Sólo en Estados Unidos, se estima que la multa a pagar es de $18.000 millones de dólares. No se sabe que van a ser las multas en el resto del mundo, ni tampoco el costo de readecuar los 11 millones de carros en los cuales se adelanto la trampa. Lo que es seguro es que dicho costo puede acercarse a los $50.000 millones de dólares.

La empresa tiene en caja $21.000 millones de euros. Buena parte de esta suma era para el desarrollo de nuevos modelos híbridos y eléctricos, bastante más eficientes y contaminantes. La empresa, cuya perdida de valor en la Bolsa es notoria, va a verse en serias dificultades para reemplazar estos fondos.

Por ahora, el escándalo le ha costado la cabeza al Presidente y la cúpula de la empresa. No creo que el escándalo necesariamente implique la quiebra o la desaparición de la Volkswagen, pero la empresa alemana va a salir bastante maltrecha de este incidente. Lo que si puedo asegurar es que las ambiciones de la Volkswagen de convertirse en la principal empresa automotriz del mundo van a tener que ser postergadas por varios lustros, por no hablar de décadas.