Opinión

Industria textil, mucha tela que cortar

Luis Eduardo Forero Por: Luis Eduardo Forero Medina
La centenaria industria textil en Colombia nació en el Valle de Aburra, con Coltejer fundada hace 110 años, convirtiéndose es la primera Compañía textil de Latinoamérica, seguida de Fabricato que funciona hace más de 90 años.

Actualmente el sector, que incluye algodón, fibras, moda y confecciones, está asentado en su orden, en Antioquia, Bogotá, Cali, Pereira, Manizales, Barranquilla, Ibagué y Bucaramanga. Las empresas del sector son cerca de medio millar, fuera de las 10.000 plantas formales de confección, que entre todas producen en tela 950 millones de m2, y generan más de 450.000 empleos, según Carlos Eduardo Botero Hoyos, presidente del Instituto para la Exportación y la Moda (Inexmoda); hoy el país ocupa el tercer lugar en el mundo en producción de ropa íntima.
Cuando se compra una prenda de vestir, se desconoce que el algodón seguramente procede de la India, el hilado se hizo en Turquía, el tejido en Bangladesh; no se sabe de dónde es la tela, el forro, la marca, ni la confección, ignorando también las condiciones laborales de los operarios, en su mayoría mujeres. El trabajo textilero así como se puede ejecutar en altamar, también se desarrolla en zonas francas , llamadas maquillas, en talleres inseguros o clandestinos o en el domicilio de los trabajadores.
A los textileros colombianos no les dieron las medidas en años inmediatamente anteriores por la revaluación del peso, y ahora por el incontrolable contrabando, pese a ley anti contrabando recientemente promulgada. La labor de la Dian y la Polfam en el sector, se mide en millones de metros de tela incautadas.

La moda en Colombia tiene entre otros destacados representantes a Silvia Tcherassi y Hernán Zajar, que con su estilo destacan en las pasarelas internacionales, ubicando al país en el hilo de los mejores del mundo por la creatividad colombiana. Por su parte Óscar de la Renta, la Casa Pierre Balmain de París, Walter Rodrígues y otros diseñadores internacionales han desfilado por pasarelas colombianas. Colombiatex de las Américas es la vitrina de la moda colombiana en el mundo.

Al sector textil y a la moda, se les desearía echar tijera por la precariedad laboral, y a la muestra un botón; la mayoría de mano de obra son mujeres, que con los niños y niñas trabajadoras, en el mundo son altamente denigrados en la industria textil. Por su impacto en higiene y seguridad industrial, se rememora la dolorosa tragedia en 2013 en Rana Plaza en Bangladesh, al sur de Asia, donde murieron 1.178 trabajadores de la confección a consecuencias de “las malas condiciones de trabajo”. En la Región, la Defensoría del Pueblo de Argentina calcula en 12 mil los talleres de textiles clandestinos en todo el país y 3.500 en la Capital Federal.

El sector de la moda colombiana, está afectado de una alta informalidad, por lo que Inexmoda, que cumplirá treinta años, y el gobierno nacional toman las medidas exactas para impulsar la formalización del sector moda y poner en cintura a los informales. No lucen los productos químicos que utilizan los textileros y la moda; según el Instituto de la Moda de Dinamarca (2013), la moda es segunda industria más contaminante del mundo, antecedida por el petróleo. También se replica que el modelo actual de la moda fuera de no ser ambientalista, ha dejado de un lado la tradición y la artesanía. Hilando muy delgado, las organizaciones de trabajadores textileros en algunas empresas colombianas han sido desbaratados rasgados, como el Sintratextil, que desde hace más de 20 años, ha sido reducido a su mínima expresión, por haber adoptado Leonisa la política del “Apartheid sindical”, según la Escuela Nacional Sindical (ENS). Ese “Apartheid , sí que se daría en Honduras, como se ha conocido de parte de trabajadores textileras, que para rendir al máximo en su jornada laboral, inician la labor antes de la hora de llegada, algunas no se levantan de su puesto de trabajo, no hablan con sus compañera, almuerzan rápido, en fin, unas no toma agua para no ir al baño , según Oxfam
Hace más de tres décadas las empresas mundiales de textiles para abaratar costos, comenzaron a emigrar de sus países de origen, y establecieron sedes en países del Sur, como en Nicaragua, Guatemala, El Salvador y Honduras, país éste que ocupa el primer lugar en la industria maquilera en Centroamérica.
En miras a tejer una solución para la precariedad laboral, Clinton, Nike y Liz Claiborn propusieron un código de conducta para las empresas que compran ropa confeccionada en el antes llamado Tercer Mundo. El código que continúa sin diseñarse, prevé la prohibición de contratar en la industria textil a menores de 15 años y limitar a 60 horas la jornada laboral semanal.

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