–En respuesta a una carta del teólogo suizo Hans Kung, el Papa Francisco aceptó abrir un debate sobre la «infabilidad» pontificia, un dogma según el cual el jefe de la Iglesia Católica está preservado de cometer un error cuando promulga una enseñanza dogmática en temas de fe y moral.

Aunque no reveló el texto de la misiva de Francisco, invocando la «confidencialidad que le debo al Papa», Hans Küng dijo que la respuesta de Francisco a su solicitud da lugar «a un debate libre sobre el dogma de la infalibilidad» y añadió que el pontífice no estableció «restricciones» a las discusiones.

El hecho es que en el Concilio Vaticano I celebrado en el año 1870, se promulgó una doctrina según la cual Papa es infalible y su opinión irrefutable, esto es, que nunca se equivoca. Entonces, la Iglesia católica explicó la infalibilidad del Papa como efecto de una especial asistencia del Espíritu Santos, en la cual hace al pontífice romano como «divinamente revelada» una determinada doctrina sobre la fe o la moral.

Así las cosas, el Papa puede caer como persona en el error, pero nunca como Supremo Pontífice.

Sobre la respuesta del Papa Francisco Hans Küng, quien es profesor emérito de teología ecuménica en la Universidad de Tübingen en Alemania, envió un comunicado a National Catholic Reporter, NCR.

Dennis Coday, editor de NCR reseña en el informe que el 9 de marzo, Küng había publicado lo que llamó un » llamamiento urgente a Francisco para permitir una discusión abierta e imparcial sobre la infalibilidad del Papa y los obispos.» El recurso fue lanzado simultáneamente en varios idiomas y publicaciones. NCR y la tableta de Londres lanzaron la versión en idioma Inglés. (NCR 7 de marzo de 25 de abril).

Lo que sigue es el texto de la declaración sobre la carta del Papa que Küng en libertad a los medios de comunicación. La versión en Inglés está siendo lanzado simultáneamente por la National Catholic Reporter y la tableta a la medianoche 27 de abril (las 7 pm hora del Este, 26 de abril en los Estados Unidos), puntualiza el periodista que incluye a comntinuación la siguiente transcripción del comunicado:

El 9 de marzo, mi llamamiento a Francisco para dar lugar a un debate libre, libre de prejuicios y de composición abierta sobre el problema de la infalibilidad aparecido en las principales revistas de varios países. Yo estaba muy contento por lo tanto para recibir una respuesta personal de Francis inmediatamente después de Pascua. De 20 de marzo, que fue remitida a mí desde la nunciatura en Berlín.

En la respuesta del Papa, los siguientes puntos son importantes para mí:

-El hecho de que Francisco respondió en absoluto y no dejó que mi caída de apelación en oídos sordos, por así decirlo;

-El hecho de que él respondió a sí mismo y no a través de su secretario privado o el secretario de Estado;

-Que hace hincapié en la forma fraternal de su respuesta española por dirigirse a mí como Lieber Mitbruder ( «querido hermano») en alemán y pone esta dirección personal en cursiva;

-Que leyó claramente la apelación, a la que había adjuntado una traducción española, con mucha atención;

-Que valora altamente las consideraciones que me había llevado a escribir el Volumen 5 de mis obras completas, en las que Sugiero teológicamente discusiones sobre los diferentes temas que el dogma infalible plantea a la luz de la Sagrada Escritura y la tradición con el objetivo de profundizar la constructiva diálogo entre el » semper reformanda iglesia» del siglo 21 y las otras iglesias cristianas y la sociedad posmoderna.

Francis ha establecido ninguna restricción. Él ha respondido así a mi solicitud para dar lugar a un debate libre sobre el dogma de la infalibilidad. Creo que ahora es imperativo el uso de esta nueva libertad para seguir adelante con la clarificación de las definiciones dogmáticas, que son motivo de controversia dentro de la iglesia católica y en su relación con las otras iglesias cristianas.

No podía haber previsto entonces bastante la cantidad de nueva libertad Francis abriría en su exhortación post-sinodal, Amoris Laetitia . Ya en la introducción, que declara: «No todos los debates sobre cuestiones doctrinales, morales o pastorales necesitan ser resueltos por las intervenciones del Magisterio.»

Él está en desacuerdo con la «moral burocrático fría» y no quiere obispos a que sigan comportándose como si fueran «árbitros de gracia.» Él ve la Eucaristía no como una recompensa para el perfecto, pero como «alimento para los débiles».

Él cita en varias ocasiones las declaraciones hechas en el sínodo episcopal o de las conferencias episcopales nacionales. Francis ya no quiere ser el único portavoz de la iglesia.

Este es el nuevo espíritu que siempre he esperado del magisterio. Estoy totalmente convencido de que en este nuevo espíritu de una discusión libre, imparcial y de composición abierta del dogma infalible, esta pregunta clave fatídico destino de la iglesia católica, será posible.

Estoy profundamente agradecido a Francis para esta nueva libertad y combino mi agradecimiento sincero con la expectativa de que los obispos y teólogos sin reservas adoptar este nuevo espíritu y se sumen a esta tarea de acuerdo con las Escrituras y con nuestra gran tradición de la iglesia.