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Iglesia pide renovar proclama del Papa Francisco de no permitir otro fracaso en el camino de la paz

iglesia catedral–“Renovemos el compromiso de no permitir, como lo expresó claramente el Papa Francisco, otro fracaso más en este camino de paz y de reconciliación”, pidió el Obispo Castrense de Colombia, Monseñor Fabio Suescún Mutis, durante el Te Deum oficiado en la Catedral Primada de Bogotá con que se inició este 20 de julio la celebración del Día de la Independencia Nacional.

El prelado proclamó que «hemos llegado al inicio del camino cierto de la paz» y que por lo tanto, “nadie debe interferir ahora con el crecimiento de la semilla de la paz”.

El obispo castrendse sostuvo que ahora “estamos convocados a trabajar juntos”, porque, como alguien afirmaba, “si no luchamos todos unidos seremos destruidos por separado”.

“Renovemos el compromiso de no permitir, como lo expresó claramente el Papa Francisco, otro fracaso más en este camino de paz y de reconciliación”, pidió Monseñor Suescún.

“Estamos hoy viendo nacer la paz con la certeza y el convencimiento que la verdad para unos es, ahora, sembrar y para otros, en el mediano por venir, será cosechar”, dijo el prelado de la Iglesia.

En sus palabras pronunciadas durante el Te Deum, canto de alabanza y acción de gracias a Dios, Monseñor Suescún consideró que “nadie debe interferir ahora con el crecimiento de la semilla de la paz que está convocada a ser árbol grande que dé sombrío y cobijo a todos aquellos que habitamos en esta patria cuyo despertar a la libertad y a la convivencia hoy celebramos”.

La ceremonia del Te Deum contó con la participación del Presidente de la República, Juan Manuel Santos; su esposa, María Clemencia Rodríguez de Santos; sus hijos, ministros y altos funcionarios del Gobierno, autoridades civiles, congresistas, magistrados de las Altas Cortes, altos mandos militares y policiales y el cuerpo diplomático acreditado en Colombia.

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La tarea de construir una nueva sociedad

En nombre de los colombianos, Monseñor Suescún agradeció a Dios por la ayuda en la tarea emprendida de construcción de una nueva sociedad, que esté “enamorada de la vida, de la calidad del vivir, de la felicidad, de la dignidad de la persona humana, de la justicia social, de la prosperidad y de esa reconquistada vocación de permitir que, por fin, nazca una generación de colombianos que conozcan la paz, la seguridad, la tranquilidad, la libertad responsable”.

En su mensaje, el Obispo Castrense destacó que con el logro de la paz, los colombianos podremos ocupar nuestro tiempo en mirar hacia adelante, porque está sucediendo “algo nuevo, está aconteciendo algo absolutamente diferente: hemos llegado al inicio del camino cierto de la paz”.

“Ahora entonces es preciso soñar y todos aquellos que de buena voluntad y clara inteligencia aspiramos a la construcción de una Colombia mejor, sin abandonar la razón, hemos de ingresar en la dimensión del sueño, de ese deseo legítimo de humanización, de la voluntad de dejar el mundo y una Colombia mejor de la que encontramos”, agregó.

Convocados a trabajar juntos

De acuerdo con Monseñor Suescún, se debe reconocer que ha habido muchos que en las generaciones pasadas asumieron sacrificios enormes para que esta “realidad nueva” de la paz fuera posible

Sostuvo que ahora “estamos convocados a trabajar juntos”, porque, como alguien afirmaba, “si no luchamos todos unidos seremos destruidos por separado”.

El prelado consideró que tenemos que reinventar el coraje, porque “estamos decidiendo qué sociedad queremos, qué contenidos han de dar vida a nuestros principios y valores, porque ellos nos han de servir como piedras fundantes de compromisos y testimonios y de las certezas de que esta patria seguirá siendo posible”.

“Hay que alejar de nosotros todos los factores que conducen a ser agentes e instrumentos de muerte”, pidió el Obispo Castrense al recordar el mensaje del Salmo 23, en el sentido que “el Señor es nuestro pastor y nada entonces nos falta”.

En este sentido, afirmó que “el camino que hemos de recorrer no será fácil pero lo recorreremos juntos, reconciliados y en la presencia de nuestro Dios, que está lleno de misericordia con nosotros y para Él nada es imposible”.

Recalcó que después de los acuerdos llegará un tiempo apasionante, que es el de ponerse a la tarea de ser “constructores”, “artesanos”, de una Nueva Colombia.

“Cada quien ha de cumplir con la parte que le corresponde actuando de manera transparente lejos de la corrupción, sabiéndose responsable de educar en y para la paz en la familia, en la escuela, en la empresa, en las oficinas públicas y privadas”, dijo.

Señaló que la paz parte de una actitud de esperanza, de confianza, de buena voluntad colectiva de cara al futuro. “Esa actitud benévola ante la paz debe llevar a una suma interminable de gestos y hechos de solidaridad y de justicia social que son y deben ser nuestro patrimonio nacional”, subrayó.

No permitir otro fracaso

Para esto consideró que es es necesario que cada colombiano anhele la paz y sepa que para que ella sea posible habrá que superar muros que a veces nos pueden llevar a pensar que estamos ante un imposible.

“Es urgente decidir qué sociedad vamos a construir a fin de que el pasado que queda hoy atrás no sea protagonista de una dolorosa parábola del retorno. Hay que emprender con entusiasmo el camino con la consciencia clara que la paz jamás es una cosa del todo hecha, sino un perpetuo quehacer”, recomendó el prelado.

“Renovemos el compromiso de no permitir, como lo expresó claramente el Papa Francisco, otro fracaso más en este camino de paz y de reconciliación”, concluyó el Obispo Castrense de Colombia.