Economía

El sector manufacturero sigue impulsando la economía, en medio de un ambiente de gran incertidumbre

Industria-manufacturera
Al finalizar el primer semestre del 2016, los resultados de la Encuesta de Opinión Industrial Conjunta (EOIC), realizada principalmente entre empresas medianas y grandes, muestran cómo la actividad manufacturera es la principal jalonadora de la economía colombiana.

En efecto, la producción y las ventas crecen a tasas superiores al 4%, los pedidos están en buenos niveles, en el clima de los negocios se mantiene la situación favorable de las empresas y las expectativas se conservan estables. Por su parte, la utilización de la capacidad instalada recupera los niveles de 2014, una vez que la actividad de refinación llegó a uso pleno de su capacidad ampliada.

Con la entrada en operación de la refinería de Cartagena los productos con valor agregado del petróleo reafirman su crecimiento. Allí identificamos una oportunidad para desarrollar la industria química colombiana y el clúster petroquímico en la Región Caribe. Pero no es solamente esta actividad. El sector industrial excluyendo la refinación crece a tasas del 2.3% en producción y de 3.2% en ventas hacia el mercado interno. Ésta, a todas luces, es una buena dinámica del mercado doméstico, la cual ha estado impulsada especialmente por un proceso de sustitución de importaciones y por el sector de la construcción. Tenemos entonces una industria en recuperación creciendo por encima de los niveles observados en la mayoría de los países latinoamericanos.

Este buen desempeño en el contexto nacional y regional no implica que el panorama industrial esté plenamente despejado. Si bien la demanda interna crece a buenas tasas se ha comenzado a percibir un menor dinamismo en el mercado interno. Por ello resulta fundamental buscar un entorno donde esta tendencia decreciente no se mantenga y por el contrario que se consoliden los buenos crecimientos industriales y generen un efecto multiplicador sobre toda la economía.

El aumento en las tasas se ha convertido en un evidente factor de preocupación. En efecto, los costos financieros que escasamente eran reportados como parte de la problemática industrial hasta 2014; en 2015 comienzan a impactar y actualmente constituyen uno de los principales obstáculos, registrando además una clara tendencia creciente.