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Alvaro Uribe: Nos preocupa un plebiscito armado y sin concentración de las Farc

uribe-2–El expresidente y senador Alvaro Uribe Vélez, tras votar en contra la autorización al presidente Juan Manuel Santos para convocar el plebiscito, expresó que preocupa «un plebiscito armado», pues advirtió que el comandante del Ejército ha dicho que la concentración de los guerrilleros de las Farc empezará después del plebiscito y también la entrega de armas.

«Entonces yo pregunto ¿nos toca asistir a un plebiscito con armas y sin concentración? Grave. Nosotros vivimos en el 2014 en muchos sitios de Colombia a donde Farc, Eln, bandas criminales al unísono decían que no se podía votar por Zuluaga, con fusil amenazando a nuestros electores y lo volvimos a vivir en 2015. Ahora un plebiscito con armas y sin concentración», precisó.

También dijo: «Todos le decimos sí a la paz, pero muchos creemos que este acuerdo es una condena a Colombia para que se reproduzca la violencia y para que el país vaya entrando en el sendero de la agenda castrochavista que tanto daño le ha hecho a Venezuela y que está hábil y sutilmente acogida por el Gobierno en este acuerdo.

Uribe Vélez intervino después de haberse realizado la votación mediante la cual la plenaria del Senado aprobó por 71 votos a favor y 21 en contra la convocatoria del plebiscito.

En la sesión, la bancada uribista exhibió en sus pupitres carteles con la inscripción «Yo no me trago este Sapo», en referencia al plebiscito.

El texto de la intervención del expresidente y senador Uribe Vélez, es el siguiente:

«El Presidente de la República inicialmente propuso un referendo, cambió una norma que existía para el referendo, que no podía coincidir con otra elección, y era una norma que tenía toda la razón de ser porque la Constitución del 91 buscaba que el elector se concentrara en el tema del referendo y que no llegara a la mesa electoral a votar, por ejemplo, por su alcalde y de paso sin haber estudiado votar el referendo.

Nuestro referendo de 2003 contra la politiquería, la corrupción, que proponía reducir el tamaño del Congreso, la muerte política de los corruptos, congelar el gasto público salvo en educación y en salud, cumplió la norma de no coincidir con otro día electoral.

El referendo exigía varias preguntas, una por tema, el Presidente vio difícil remover esa restricción, bajar el umbral del referendo era imposible sin reformar la Constitución, porque el referendo trae el umbral del 25 por ciento en la norma constitucional, en cambio bajarlo en el plebiscito era menos difícil porque estaba fijado en la Ley estatutaria. Por esto, en algún momento, el Presidente que había propuesto el referendo dijo que se suicidaba políticamente y que entonces acudiría al plebiscito.

El plebiscito tiene una sola pregunta, si a los colombianos les preguntan quieren el diálogo, el ciento por ciento dice sí. Cuántas veces la buscó el gobierno nuestro, pero con lo que se llamaron los requisitos inmodificables, las condiciones inamovibles, pero no le dieron la oportunidad a los colombianos de decir: quiero el diálogo, pero no quiero este acuerdo de justicia que sustituye la Constitución.

Le bajaron al plebiscito el umbral del 50 al 13 por ciento ¿saben ustedes cuántos colombianos votaron favorablemente el plebiscito de 1959?: cuatro millones 169 mil colombianos aproximadamente, el plebiscito de 1957 con 14 millones de habitantes; ahora, este plebiscito le bastará aproximadamente cuatro millones 400 mil votos positivos en un país de casi 50 millones de habitantes.

Recuerden estimados senadores, aquel referendo de 2003 tuvo una pregunta de más 6 millones de votos por el sí, la única que pasó, solamente una entre cuatro millones 900 y cinco millones de votos, las otras 14 cercanas a seis millones de votos y no pasaron, entre otras cosas, porque el Consejo Nacional Electoral no descargó las cédulas de muertos, no descargó las cédulas, 700 mil, que estaban expedidas pero no repartidas y 42 mil de los militares que no podían votar.

Permítanme referir a la publicidad: mis compañeros del Centro Democrático le presentaron a este Senado y este Senado lo aprobó, que pudiera haber publicidad oficial por el sí y por el No; cuando pasó a la Cámara, por presión del Gobierno, se negó la publicidad oficial, eso equivale a que no hay publicidad por el No, pero el Gobierno pone todo el aparato de su poder en publicidad por el sí.

Convocan en Villavicencio a una feria de empleo, el Sena y una caja de Compensación, van cuatro mil desempleados y les dicen que tienen que votar por el sí.

Entregan una casa y le dicen a quien recibe las llaves que debe votar por el sí.

El Presidente de la República les expresa a los gobernadores que ‘no le paren bolas’, son sus palabras, lo cito textualmente, a las advertencias del Procurador a los empleados públicos, los coaccionan. Entonces acá estamos ante el hecho de que negaron la publicidad por el No y de manera tramposa se adelantan toda, toda la publicidad por el sí.

Se ha dicho que las cárceles no resocializan, ese es un tema bastante controvertido a lo largo de la historia de la humanidad, una crisis carcelaria no lo hace, nuestro Gobierno construyó 11 cárceles, buscó facilitar la excarcelación, llevar el Sena, condiciones de educación para los reclusos, pero cuando hay crisis carcelaria no se resocializa, lo acepto, pero ¿por qué aquellos que alegan eso para que no vayan los cabecillas de las Farc a la cárcel no lo aceptarían para los paramilitares? Si se fuera consecuente con esa tesis, entonces tendrían que abrir las cárceles colombianas, para que de allí salgan los 140 mil reclusos.

Puede ser que la cárcel no disuada al recluso, pero lo que sí disuade es al criminal.

La disuasión es un elemento muy importante de la justicia punitiva que tiene que acompañar a la justicia restaurativa que se centra en las víctimas, pero nos vienen a hablar de víctimas, no entregan las Farc un peso para la reparación de las víctimas y además se abren todas estas avenidas para evitar que se cumpla con el derecho a la no repetición de la violencia.

Además de no disuadir aquí, hay algo muy grave: si ustedes leen el artículo 38, el artículo 39 del acuerdo de justicia, se elogia delitos, el delito político por parte de muchos de sus autores, ha sido, óigase bien, un elogio a los revolucionarios. Tiene muchas acepciones, también hace un elogio a los revolucionarios, y aquí se dice que todo lo que se haya hecho para financiar la actividad de las Farc es delito político; entonces, se elogia la extorsión, se autoriza a que se siga extorsionando, se elogia al narcotráfico, se autoriza a que se siga con el narcotráfico.

En España hay un debate muy importante, porque muchos países democráticos en el mundo prohíben la elegibilidad política de responsables de delitos atroces, España la ha diferido a los jueces.

Otegi, preso muchos años en el País Vasco por su participación en Eta, ahora está reclamando la elegibilidad. Oh grande la negativa de España, para que aquí vengan a decirnos algunos líderes políticos de España que allá no le dieron impunidad a Eta, que allá se oponen a la elegibilidad de Otegi, que aquí hay que darle impunidad a los cabecillas de las Farc, a los máximos responsables y que aquí hay que darles elegibilidad.

Haremos en estos días el debate para decir si la oposición colombiana ha tenido garantías o no. Yo por ejemplo aquí veo la oposición del Polo Democrático que ha tenido garantías en varios gobiernos; nosotros tenemos hoy la garantía de dirigir nuestra palabra desde esta curul, Colombia ha sido un país garantista de la oposición y cuando ha habido circunstancias como la de la Unión Patriótica, Colombia, su democracia, ha sabido superar esas circunstancias.

Aquí se negaron garantías señor presidente, aquí se eliminó la garantía del voto en blanco, la abstención es una garantía democrática, es garantía mientras sea eficaz, competitiva; aquí la abstención dejó de ser competitiva ¿Cómo va a competir una abstención contra un umbral de cuatro millones 400 mil votos por el sí, en un país de 50 millones de habitantes?

Quiero recordar, porque a mí me toca responder por ocho años de gobierno y por mí larga carrera pública, que ese referendo de 2003 tuvo todas las garantías para el voto en blanco y para la abstención. Recuerdo en los programas de televisión de los maestros llamando a los colombianos a abstenerse.

¿Qué es la primera vez que se consulta un proceso de paz? Yo sí quiero decirles respetuosamente, que lo que nosotros hicimos, que fue un sometimiento atípico a la justicia, creímos que al no negociar la agenda nacional que no se negoció, que al no permitir que se quedaran sin cárcel los máximos responsables, al no cambiar las reglas de elegibilidad política, al exigir que para ser beneficiario de esa ley tendrían que entregar el dinero, inicialmente ilícito, y por modulación de la Corte Constitucional, lícito, pensamos que estábamos ante una desmovilización que correspondía a un sometimiento atípico a la justicia y no ante una negación de la Constitución y de las leyes que requería consulta con el pueblo.

Debo recordarle a ustedes senadores, y espero que estas palabras a ninguno de ustedes le infiera un irrespeto, quiero recordarle a ustedes que aquí propusimos que la reclusión a los máximos cabecillas se pudiera dar en granjas agrícolas si se consideraba la inconducencia, la disuasión y a la resocialización y al ejemplo de la crisis carcelaria.

Han preguntado qué pensamos nosotros de las consecuencias del sí y de las consecuencias del No, me voy a detener señor presidente con su venia para responder esta pregunta:

Si gana el No, yo he dicho, leyendo estos acuerdos graves que no van a generar paz sino ejemplo de más violencia, que esa es la gran preocupación, la primera, votar por el No.

¿Y si gana el No qué proponemos nosotros? Nosotros no estamos en contra de la paz, la Constitución no lo permite, la pregunta no puede ser si queremos o no la paz, ni incluir la palabra paz, eso no está en discusión.

Nosotros estamos en desacuerdo con estos contenidos, si gana el No por qué no pedir que el Presidente de la República siga ejerciendo la facultad que se le mantiene incólume, que no está en juego de negociar para reorientar los acuerdos.

Denle una garantía al país, que las Farc se concentren en sitios sin riesgos, sin minería ilegal, sin narcotráfico, sin extorsión, que no sean corredores de frontera, que cumplan con el cese integral al crimen porque no han cesado ni el narcotráfico ni la extorsión.

Denle garantías a los de La Habana y a los de aquí, que los de esas zonas cumplan, con ellos se puede empezar un proceso social, nosotros no nos oponemos a eso.

Si gana el No, por qué no acelerar por la vía del Congreso el alivio judicial a las Fuerzas Armadas de Colombia como lo han propuesto mis compañeros Alfredo Rangel y Paloma Valencia y entonces me dicen: ‘pero si las Farc y el Presidente de la República no aceptan’. Hombre, razones hay para insistir ante ellos.

Nosotros le hemos demostrado al país que no tenemos más armas que la palabra y caminar por las calles de Colombia.

Y me preguntan mucho: ¿y qué pasa si gana el sí? Mire, qué tema tan difícil para nosotros, seguiríamos en la batalla de construir una barrera para que la agenda de las Farc que ha sido plenamente aceptada por el Gobierno, el castrochavismo en la economía, en la democracia no siga haciendo curso en este país y haríamos una pedagogía para el 2018.

La implementación, la constituyente que acaba de hablar aquí el señor Ministro del Interior, yo les decía ahora a algunos de ustedes de la Unidad Nacional, nos invitan a un acuerdo nacional para implementar, pero es que la implementación es a los acuerdos de La Habana lo que el reglamento es a la ley. El reglamento no puede exceder ni violar la ley que reglamenta ¿creerán ustedes que algunos de los elementos esenciales de este acuerdo de La Habana se pueden reformar en una implementación? Nosotros creemos que no, estimados senadores.

Aquí estamos ante una democracia amarrada, durante muchos años Colombia no va a tener más agenda electoral que desarrollar lo que se ha acordado en La Habana y mucho se ha dicho aquí sobre los acuerdos de Ginebra, quiero solamente dar un argumento: las Farc nunca los cumplió, secuestraron personas que iban en vehículos protegidos por Naciones Unidas, secuestraron aviones comerciales, utilizaron a ciudadanos con explosivos, cometieron toda clase de violaciones a los acuerdos de Ginebra y el Gobierno les premia y les dice, frente a una ilegalidad bastante sustentada, que los va a utilizar para elevar lo de La Habana a norma constitucional inmodificable, a quienes los violaron asesinando los civiles, procediendo contra personas y contra vehículos protegidos, les dan el premio de elevar su acuerdo, que es la claudicación de la democracia a nivel constitucional.

Se habla del cese a la confrontación hoy ¿Por qué seguimos hablando de confrontación? Al actual Presidente le pareció muy bien para las elecciones del 2010 hablar de seguridad, después la trató desdeñosamente como guerra y ponen a las Fuerzas Armadas en el mismo nivel del terrorismo y entonces dicen que cesó la confrontación, los unos delinquían las Fuerzas Armadas garantizaban la ley, la protección de los ciudadanos.

Qué va a pasar con el narcotráfico, con los ciudadanos de Arauca que les llega las Farc y les dice págueme esta extorsión, la ley de las Farc y entonces ellos contestan, es que ustedes han negociado en La Habana y las Farc de Arauca replica ‘eso lo han hecho los de La Habana, pero los de Arauca estamos en nuestro cuento’.

¿Qué va a pasar con los de las Farc que hoy delinquen con los brazaletes del Eln?

A nosotros nos preocupa un plebiscito armado. El Comandante del Ejército ha dicho que la concentración empezará después del plebiscito y también la entrega de armas.

Entonces yo pregunto ¿nos toca asistir a un plebiscito con armas y sin concentración? Grave. Nosotros vivimos en el 2014 en muchos sitios de Colombia a donde Farc, Eln, bandas criminales al unísono decían que no se podía votar por Zuluaga, con fusil amenazando a nuestros electores y lo volvimos a vivir en 2015. Ahora un plebiscito con armas y sin concentración.

Todos le decimos sí a la paz, pero muchos creemos que este acuerdo es una condena a Colombia para que se reproduzca la violencia y para que el país vaya entrando en el sendero de la agenda castrochavista que tanto daño le ha hecho a Venezuela y que está hábil y sutilmente acogida por el Gobierno en este acuerdo.

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