Economía

Cinco puntos que defienden a las zonas francas como instrumento de política pública

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Existen quienes en la actualidad no reconocen las bondades de las Zonas Francas como instrumento de política pública. Según Edgar Orlando Martínez, Director de la Cámara de Usuarios de Zonas Francas de la ANDI, hay 3 poderosas razones que justifican su uso por parte del sector industrial.

Para Lo primero es que las cifras hablan por sí solas. “No se puede cuestionar a las zonas francas, atacando sin mayores argumentos un régimen que está abriendo un sendero hacia la competitividad del país. Se han creado más de 64.000 empleos, así como se ha impulsado un mayor recaudo de tributos”, explica Martínez.

Como punto positivo señaló que existe un altísimo nivel de inversión, los cerca de $40 billones dan cuenta de esto, creció el 500% en los últimos 6 años, y no se puede desconocer el desarrollo de nuevas infraestructuras de servicios para la industria con más de 800 empresas, en al menos 63 municipios en 19 departamentos del país y con esto, mayores controles aduaneros. En los últimos 6 años se ha incrementado el empleo en un 125% al pasar de 28.000 a 65.000 empleos directos.

“Por ejemplo, Zonas Francas en Santander y Cauca departamentos asolados por la violencia, han alcanzado en menos de 5 años niveles de empleo de 4.100 y 20.000 empleos respectivamente, favoreciendo el sustento de muchas familias”, añade el directivo.

El 50% del área declarada como zona franca está localizada en la Costa Atlántica y el 60% de esta área está disponible para albergar nuevos proyectos, apalancando planes como Costa Caribe.

Lo segundo, es que las zonas francas son un mecanismo de competitividad internacional. Si bien algunos organismos como la OCDE, el FMI y el Banco Mundial han realizado estudios donde cuestionan este instrumento de política pública y que los supuestos beneficios de empleo e inversión no compensan el costo para el fisco, también es importante mencionar que el mecanismo existe en más de la mitad de los países de a OECD y otros organismos internacionales como el BID, la OIT y la CEPAL, muestran cómo las zonas francas continúan siendo un paliativo ante problemas persistentes de clima de negocios en los países de América Latina y por eso economías del mismo nivel que la colombiana ajustan sus regímenes de zona franca para competir por inversiones.

Es muy reconocido el éxito de las zonas económicas en Asia y de los parques industriales en México y otros países Centroamericanos. El directivo enfatizó “Mientras en Colombia se ataca y se pretende gravar con muchos más impuestos olvidando la “estabilidad jurídica”, por ejemplo México está incorporando cambios en su legislación interna para fortalecer la figura de las maquiladoras IMMEX y de los recintos fiscales aduaneros, con la figura de zonas francas, para poner a México como el principal foco de inversión extranjera de la región”.

Tercero, en Colombia prestigiosas entidades como el Departamento Nacional de Planeación, el Banco de la República y la Universidad de los Andes han concluido que las zonas francas no son un hueco fiscal. Por el contrario generan un efecto positivo sobre los ingresos brutos de las empresas (industriales), impulsan un aumento en el recaudo nacional y facilitan la fiscalización. Como gasto tributario solo representa 0,02% del PIB y sus efectos sobre la creación de clúster son positivos.

“Hay que contarle al país que las Zonas Francas están aportando grandes beneficios no solo económicos sino fiscales. La ventaja tributaria del mecanismo le permite al Gobierno recaudar $ 2 por cada $ 1 que sacrifica, por la menor tasa impositiva de renta. Cuando se incluyen los demás impuestos nacionales y locales la relación se vuelve de $ 3 a $ 1. No es cierto que el régimen franco tenga un costo fiscal negativo para las finanzas públicas, pues la menor tasa es compensada por las mayores inversiones que de otra manera no se realizarían”, Indica Martínez.

El dirigente gremial señaló también que muchas inversiones no se habrían realizado si no fuera por los incentivos de zonas francas, ya que como es bien sabido el elevado costo país, marca una clara desventaja: deficiente infraestructura vial y portuaria además de los altos costos portuarios y de fletes, entre otros aspectos.

Martínez sostuvo que hay cambios positivos para las zonas francas y por lo anterior no se acepta las voces de quienes cuestionan sin mayores razones que las académicas, un mecanismo que ha demostrado de lejos ser la mejor alternativa para muchas empresas de lograr sus metas de producción y de competitividad internacional. Por el contrario, el país debería estudiar, al igual que otros lo están haciendo, es cómo fortalecer este mecanismo.