Opinión

Así es la salud en la frontera sur de Colombia

Por: Luis Eduardo Forero Medina
En el Corazón del Mundo no paran la corrupción ni los males, Putumayo cuenta con débil infraestructura en salud, en Amazonas imperan la mortalidad materna y desnutrición infantil, y en Vaupés se presenta El abrazo de la desnutrición y la soga al cuello.

En San Juan de Pasto al parecer en la Noche vieja el cartel del aguardiente supuestamente con complicidad de empleados de la gobernación, se hurtaron más de 14 mil estampillas de la Maquila de Aguardiente Nariño, hecho considerado de grave peligro para los consumidores por la posible fijación de la estampilla a miles de botellas de licor adulterado, y la defraudación a los recursos de la salud. La desnutrición crónica infantil, los suicidios en Pasto, municipio de los primeros en autoeliminación, y la caída de cenizas en la zona de influencia del volcán Galeras, son considerados graves problema de salud pública; así como el alcoholismo que prevalece en la mayoría de sus 64 municipios, y uno sólo, Ipiales, construye un centro de rehabilitación. La capital nariñense soporta decenas de canes sin aparente dueño, deambulando en permanente amenaza y merodeando la basura que es arrojada en la calle. La violencia intrafamiliar en 2011 en Pasto se presentó mayormente en la comuna 5; en los corregimientos en Buesaquill; por edades las mayores víctimas están entre 10 a 19 años de edad, y por género la mujer es la mayor víctima, indican estadísticas oficiales. El uso de la pólvora permitida por los alcaldes, en el departamento durante las fiestas de fin y nuevo año dejó como resultado 72 lesionados, muchos menores de edad y con amputaciones, especialmente en Pasto, Ipiales y Tumaco. ., Las filas desde la madrugada para solicitar una cita, la mala atención del personal de salud y su falta de presencia en el campo, son las quejas más recurrentes de la comunidad nariñense al Instituto Departamental de Salud de Nariño. Los hospitales de Tumaco y Barbacoas siguen recibiendo respiración artificial, y el hospital San José en Túquerres, después de un dilatado proceso judicial entre el departamento y IPS Gestionar,la gobernación recuperó el control. Pese a todo Nariño es calificado como modelo de buena gestión en salud pública.

En Putumayo que limita con Ecuador y Perú y forma parte de la Amazonía, distribuida en nueve países, la selva húmeda más grande del planeta, la red hospitalaria atraviesa momentos difíciles, el Hospital José María Hernández fue cerrado por deudas, como salarios de doctores y enfermeras; en el hospital de Mocoa los médicos renuncian cada rato por falta de pago; por cuenta de la corrupción son investigados contratistas y funcionarios, como el gerente del Hospital de Puerto Asís que supuestamente se lucró con contratos referentes a salud mental de la población. El hospital Sagrado Corazón de Jesús del Valle del Guamuez, zona de frontera, fue herido al bajarlo de nivel lI a I, dejando los pacientes a la deriva por la dificultad del traslado a Mocoa y Puerto Asís, hospitales que tampoco están en capacidad de recibir tanto paciente. A la única Empresa Promotora de Salud, la EPS Selvasalud, se la tragó la jungla y fue liquidada. Las complicaciones de salud más comunes del Putumayo, expuesto a actividad sísmica y fuertes vientos, es la población hipertensa y diabética; enfermedades tropicales, dengue clásico y hemorrágico, fiebre amarilla, malaria o paludismo y leishmaniasis. Hace 5 años Colombia se comprometió a redoblar los esfuerzos para reducir la malaria, y respecto al dengue ha aumentado en un 50%. El ambiente es impactado por la explotación petrolera y la renovación de la fumigación manual con glifosato de los cultivos ilegales. La inseguridad ciudadana, accidentes de transito y feminicidio emporan el entorno. La desnutrición infantil sobresale en campesinos e indígenas del Bajo Putumayo. Esta molestia se aspira erradicar con desparasitantes y comedores escolares. La atención en salud no se presenta especialmente en zonas apartadas, en donde tampoco hay servicio de agua potable y no funciona un hospital de nivel III.

En el departamento del Amazonas, el de mayor extensión del país, confluyen Perú, Brasil y Colombia; uno y otro país está a la mano del otro, separado por una calle o por un trayecto de minutos en río. La población indígena de esta parte del sur de país continúa utilizando plantas medicinales a falta de los remedios de la civilización que arribó a su territorio; además los pacientes soportan demora o entrega incompleta de medicamentos. Las comunidades indígenas que habitan en las riveras de los ríos Amazonas y Putumayo no disponen de servicio de agua potable, y su red hospitalaria no es propiamente la ideal, integrada por el hospital San Rafael de Nivel II, el Hospital Local de Puerto Nariño y siete centros de salud a los que llegan los indígenas con dificultades inenarrables; a pie, y cuando hay combustible en lanchas motorizadas, canoas o mototaxi. La EPS Sanitas, Mallamas hace poca o ninguna presencia en las zonas alejadas y la atención especializada es un asunto aún más crítico. Las dificultades más relevantes de salud pública de los niños y niñas indígenas son el alto índice de desnutrición infantil, enfermedades respiratorias, afecciones gastrointestinales y parasitosis. Según fuentes oficiales entre 2013 y 2014 murieron 54 infantes por insuficiencia nutricional, infección respiratoria aguda, infección diarreica y muerte perinatal o neonatal tardía. En los adultos la mortalidad materna, fiebre amarilla, tuberculosis, aunque el país se trazó el Plan Estratégico Colombia Libre de Tuberculosis 2010-2015 y rl suicidio registran cifras alarmantes. La devastadora deforestación en el noroccidente de la Amazonia, y la minería ilegal en un área de un millón de hectáreas en Vaupés y Amazonas en la que se utiliza indiscriminadamente mercurio, amenazan las comunidades y el ecosistema.

El departamento de Vaupés de particular importancia para Colombia y el mundo, es un territorio de 54 mil kilómetros cuadrados, donde es prácticamente imposible llevar estadísticas confiables acerca de la salud pública, sin embargo la conclusión de hace cerca de tres décadas es que ” la problemática de salubridad es grave, tanto por la indiferencia estatal como por la lejanía territorial. Más del 80% de la población vaupense, nuestros hermanos mayores los indígenas, están repartidos en 28 comunidades; sufren desnutrición infantil, 35 niños y niñas por cada 100; escasa vacunación, mortalidad materna juvenil, prostitución infantil indígena, paludismo, tuberculosis, fiebre amarilla y otras enfermedades tropicales. Como grave intenso asunto de salud pública está “la epidemia de las cuerdas” por los crecientes suicidios de indígenas jóvenes. Vaupés registra 38 suicidios por cada cien mil habitantes, en Colombia la tasa es del 4,9%. Por su maravillosa geografía selvática es difícil construir carreteras, por lo que el traslado de pacientes se hace por río en viajes de 2 o más días y por vía aérea. Mitú su capital, ciudad sui géneris atravesada por el río Vaupés en el centro de la ciudad, y Carurú, la segunda ciudad en importancia, tienen deficiente servicio de servicios públicos de energía, acueducto, alcantarillado, internet y recolección de basuras. En materia de energía hace unos años se suscribieron contratos para instalar unas turbinas que nunca funcionaron, situación que fue desconocida por Bogotá por mucho tiempo. La minería ilegal y la deforestación igualmente impactan en la salud poblacional.
Para solucionar la problemática de la salud, en Putumayo se intenta con el Plan Fronteras para la Prosperidad y la construcción de dos hospitales de nivel II y uno de nivel III; en Amazonas con la atención esporádica en salud que se ofrece a la población indígena, la última se adelantó hace 2 años por la FAC, y con el Modelo Integral de Atención en Salud-MIA; y en Vaupés, para arreglar el tema de la salud pública no valió que las regalías en este departamento se multiplicaran por seis, por lo que se propuso la Estampilla Prosalud Vaupés, el proyecto Sembrando paz con más puestos de salud, el trabajo en llave Brasil – Colombia, y últimamente el Bosque de la paz con más de 8 millones de árboles que se aspira venderlos al mundo entero a 20 dólares cada uno, y las divisas que lleguen por desarrollo eco turístico. Siempre se han valido de los jaguares de Yuruparí, el Hee Yaia Keti Oka y los sabedores del Vaupés.
@luforero4

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