Por Mauricio Botero Caicedo
Hace unos pocos días el presidente Trump decidió vetar a algunos medios de comunicación, entre ellos al New York Time y a CNN, a las ruedas de prensa en la Casa Blanca. No parece existir la menor duda que Donald Trump está decidido a recrudecer su pulso con los periodistas, a quienes considera “los seres humanos más deshonestos de la tierra”.

Y si bien al presidente estadounidense se le va en ocasiones la mano, la verdad es que muchos periodistas y grupos de comunicación tienen su propia misión y agenda, y son tan susceptibles a ser untados con ‘meremelada’ como cualquier hijo de vecino.

Lo que también es verdad, a pesar de que los gobiernos y los medios se rasguen las vestiduras y se arranquen los cabellos, es que los gobiernos siempre han tenido marcadas preferencias por ciertos medios y periodistas; y la forma en que expresan estas preferencias es a través de noticias y entrevistas en exclusividad para los ‘preferidos’; y de publicidad estatal a borbotones para los ‘escogidos’. En Colombia, y no nos digamos mentiras, la ‘mermelada’ que se ha repartido a los medios sumisos y obedientes es de proporciones inimaginables. Oír a ciertos locutores radiales ‘enmermelados’ hasta el tuétano de los huesos, da nausea.

A algunos entrevistadores, como es el caso de un periodista al que recientemente le renovaron su noticiero y le adjudicaron un nuevo Canal de Televisión, se le va la mano en zalamerías, lisonjas e incienso cuando entrevista al primer mandatario. La ‘mermelada’ que le fue adjudicada a ese supuesto periodista se nota a leguas.

Trump a dejado ver con toda trasparencia que detesta a la mayoría de los periodistas, especialmente a los del New York Times y de CNN. Está en su derecho. Lo que no es aceptable es que vengan a decir que es el único presidente en el mundo que tiene en contra de los medios una tremenda bronca.