Economía

El dólar y el contrabando ahogan industria textil colombiana

Industria Textil. Foto U.N.
–La industria textil colombiana se ha visto ahogada por el dólar y el contrabando.“Las alarmas sobre esta situación se habían prendido hace más de un año, pero solo se hicieron evidentes ahora con la decisión que tomó Fabricato de suspender temporalmente la producción”, afirma el profesor Carlos Alberto Rodríguez de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Bogotá.

Según el docente, director del Grupo de Investigación en Gestión y Organizaciones (Griego), “desde 2016 la economía nacional envió señales de lo que podría suceder con esta industria, cuya producción general disminuyó en un 4,2 %; sin embargo, de forma contradictoria, las ventas se incrementaron entre un 3,8 y un 4 %, con una característica particular: las importaciones legales de textiles habían disminuido en cerca de un 20 %”.

Algunas estadísticas también evidencian el preocupante panorama: en la más reciente Encuesta Mensual Manufacturera (EMM, junio 2017) realizada por la Dian y publicada el pasado 14 de agosto, uno de los gremios con peor desempeño fue el relacionado con la manufactura textil. En lo que tiene que ver con la producción real, la variación anual del ítem de “Confecciones de prendas de vestir” quedó en un -13 % (con un -5,3 % en personal ocupado) y la de “Hilatura, tejeduría y acabado de productos textiles” en un -19,9 % (con un -8,8 % en personal ocupado). Estos datos reflejan la compleja situación que afronta este colectivo.

Según el profesor Rodríguez, con la volatilidad del dólar de los últimos años y con el visible incremento del contrabando comenzaron a existir dos realidades: por un lado, una gran oferta de mercancía extranjera –especialmente china– a muy bajos costos, y por otro, un sector fabril nacional que no logra cubrir los costos de producción ante la baja demanda y la alta competencia desleal.

Según el experto, el Gobierno pudo haber tomado acciones más drásticas cuando comenzó a hacerse evidente el fenómeno chino; por ejemplo, haber fijado los primeros topes a la importación de este tipo de productos, es decir que si al país entraba algo por debajo de los estándares establecidos legalmente, se debía comenzar un proceso de mayor control de las importaciones. Esto todavía no se da.

Solo hasta ahora, según lo anunció el pasado 31 de agosto María Lorena Gutiérrez, ministra de Comercio Industria y Turismo, se comenzarán a contemplar acciones concretas: “como parte de las medidas que se están analizando se encuentra el decreto de control aduanero específico para los productos de la cadena textil. Esta norma establecerá un umbral de precios para la importación de esos bienes, con el propósito de evitar la subfacturación haciendo que las telas que ingresen por debajo de ese umbral sean sometidas a un control mucho más riguroso por parte de las autoridades aduaneras”, aseguró la funcionaria en un comunicado oficial.

En el mismo documento, manifestó que el Ministerio buscará introducir una variable adicional de peso por prenda, lo que mejorará y perfeccionará este proceso para eliminar el ingreso de mercancías con precios ostensiblemente bajos. Así mismo, dijo, se están culminando los términos para establecer un reglamento técnico de marquillado y etiquetado, que exigirá su adhesión cosida o permanente a la prenda .

Estas disposiciones responden tanto al clamor de los textileros que han pedido en repetidas ocasiones mayores controles, como al hecho de la pérdida de cerca de 200 mil empleos en los últimos años de acuerdo con Jorge Duque, miembro de la Junta Directiva de la Cámara Colombiana de la Confección y Afines.

El profesor Rodríguez recuerda que en Colombia la industria textil tiene una tradición centenaria, con grandes centros de fabricación en todo el país, principalmente en Antioquia, Caldas, Bogotá y sus alrededores: “Es un sector que incluso en la época de sustitución de importaciones lo quisieron fortalecer. Además tiene reconocimiento internacional por la calidad de su confección; por eso el Gobierno debería protegerlo a toda costa, porque de lo contrario el contrabando seguirá destruyendo los empleos y la reputación de las empresas locales”.

El investigador agrega que según cálculos del gremio están en riesgo cerca de 1.800.000 de empleos. De hecho, firmas de renombre como Fabricato o Leonisa han tenido que reducir horas de trabajo y producción. Si bien, lo deseable es que el comprador nacional opte por adquirir prendas made in Colombia, será difícil convencerlo cuando en el mercado hay camisetas chinas por dos mil pesos: “aquí lo único que se podría hacer es que el Estado proteja nuestra industria”, enfatiza el profesor Rodríguez. (Informe Agencia de Noticias U.N.)