Construyamos Familia Opinión

LEYES CONTRA LA SEGURIDAD SOCIAL

Por: Carlos Fradique-Méndez
Abogado de Familia y para la Familia
DIPLOMADO EN EDUCACIÓN PARA LA VIDA EN FAMILIA (152)
No tenemos técnica legislativa. Se aprueban leyes sin prever sus consecuencias. Y por eso las leyes, casi siempre, en vez de solucionar problemas los crea.

UN CASO CONCRETO

Una señora de 30 años se resigna a vender productos de belleza y ropa con marquillas de prendas finas y cree que no le conviene aportar como trabajadora independiente para su salud y principalmente para su pensión. ¿La razón? Está casada con un militar y si se independiza laboralmente pierde el servicio médico que beneficia a su marido. Es indudable que un hospital, una cita médica, el aporte de medicinas para los militares en muy superior que el ofrecido en un plan obligatorio de salud en el que debe esperar meses para una consulta, hacer colas de horas para pedir un turno y ser atendido en 10 minutos, a las carreras para que el médico recete acetaminofén.

La ley dice que una persona no puede estar afiliada a dos servicios de salud. Y en este caso la señora solo puede estar afiliada al de su marido sin aportar para seguridad social, pero podría seguir beneficiada si la ley le permitiera aportar y elegir entre los dos sistemas de salud. Como está la reglamentación la señora se beneficia sin aportar y si se cambiara el régimen de elección podría beneficiarse pero pagando lo que sería más rentable para el sistema de seguridad social.

Además, la ley obliga a la señora a estar bajo la voluntad de su marido sin que tenga la seguridad de que su matrimonio durará toda la vida. Y si cuando tenga 40 años se separa o su marido se retira del servicio, habrá perdido tiempo valioso de aportes para su seguridad social y puede quedar desamparada.

Por lo demás, en esta época la mujer se beneficia si recibe ingresos y si aporta para su futura pensión y su servicio de salud, el que puede mejorar mediante planes complementarios o pólizas de medicina prepagada.

EXPERTOS EN EXPONERSE AL FRACASO DE LA VIDA

Josefa tenía 19 años cuando creyó que su vida se había mejorado al conocer a un profesional que trabajaba en una empresa que ofrece gabelas a sus trabajadores. Mejores primas, mejores servicios de salud, más tiempo de vacaciones. Se ilusionó y por falta de prevención quedó embarazada. Su hijo nació con una deficiencia de salud. Su matrimonio consensual se terminó porque apareció una mujer que le “robó” al marido. Esta expresión puede sonar dura pero es la realidad. Mujer astuta, sumada a la tontería del hombre que piensa que cambiar de esposa es un buen negocio. Josefa a los 22 años, con su hijo a cuestas se organizó con otro profesional de la misma empresa de su anterior marido. Hoy tiene 35 y durante la última década se ha dedicado a atender los pleitos sobre tenencia, visitas y alimentos ha tenido que iniciar para lograr el sustento de su hijo. Su nuevo marido la acompaña en esta empresa jurídica.

Mientras tanto el primer marido de Josefa se organizó de nuevo y tiene un segundo hijo y su esposa que no está vinculada laboralmente. Grave situación para un empleado que gana cerca de tres millones de pesos netos. De este ingreso debe destinar millón y medio para sus dos hijos y su esposa y entonces su vida debe solventarla con solo millón y medio que es una suma pequeña para vivir sin afujías.

Y, ¿Cuál será la situación del hijo de Josefa en los eventos en los que al primer marido se le termine su contrato de trabajo y al segundo le llegue el cansancio por atender pleitos que en estricto sentido no son de su competencia?

La lección que nos deja Josefa es valiosa. Madre muy joven, unida a un marido que no tiene seguridad en la permanencia de la familia que está constituyendo. Hombre joven que muy pronto forma dos familias cuyo sostenimiento lo ponen en aprietos para vivir sin problemas. Dos hijos nacidos de padres en conflictos que no les garantizan su futuro como debe ser. Hay que hacer realidad la progenitura responsable para evitar estas duras realidades.

EN BUSCA DEL PAN DE CADA DÍA

La situación económica para los 20 millones que rondan la línea de pobreza no es buena. Tampoco los que flotan entre la llamada clase media y la clase de menos recursos. El empleo informal está cerca del 50% del que aparece en las estadísticas del DANE.

Entre los informales están los que compran frutas para revenderlas al detal, los que hacen circo en las esquinas de los semáforos, los vendedores de juegos de mesa en las calles de gran circulación.

El 20 de septiembre a las 10 de la mañana iba por la calle 80 con carrera 90 de Bogotá, rumbo al occidente. Un joven de unos 30 años

llevaba en su mano derecha un limpiador de vidrios con extensión y accesorios para celulares. En la mano izquierda llevaba un juego de parqués. El semáforo en rojo es una orden para repartir galletas y dulces sobre los parabrisas y para ofrecer sombreros chinos, candados con apariencia de vejez y los juegos de parqués y similares. El joven de la historia ofreció su mercancía a un conductor de una camioneta tipo van y el semáforo en verde lo obligo a avanzar. El joven corrió cerca de 4 cuadros para alcanzarlo y logró que el comprador aceptara la venta. Tomó el dinero, sonrió, con su mano derecha se hizo la señal de la cruz y miró al cielo para dar las gracias celestiales.

El joven siguió en el separador de la avenida y con la cara de satisfacción regresó cuadras atrás con la esperanza de que otro conductor amigo le comprara parte de los vivires de su tienda ambulante. Había logrado la cuota inicial para el pan de ese día. La vida es dura para muchos de estos “empleados informales” que le permiten al DANE afirmar que las cifras del desempleo se mantienen en un dígito.

Cultivemos la paz, el amor y la concordia en nuestras familias, en nuestra sociedad y en Colombia para tener personas que rindan honor a su cultura de bondad para solucionar con prudencia sus conflictos.

Bogotá, del 25 de septiembre al 1 de octubre 2017.

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