Opinión

Suelo, ¡Empieza a cavar!

Por: Luis Eduardo Forero Medina
En suelos Colombia es privilegiada por la naturaleza; tiene 11 de los 12 órdenes de suelos existentes en el mundo; sin embargo un tour al suelo es rara vez promocionado; las personas siguen sin animarse a mirar hacia abajo.

En el suelo, conformado por mineral (45%), aire (25%), agua (25%), y el resto materia orgánica, se hallan miles de criaturas vivientes, desapercibidas para los humanos.
En el suelo, uno de los ecosistemas más complejos de la naturaleza, se plantan cultivos intensivos, cultivos permanentes, pastos, forestal, ganadería, minería, etc. En relación a esta actividad, conforme al informe sobre el estado de los recursos naturales 2017 de la Contraloría General de la República, el 80 por ciento de la explotación minera en Colombia es ilegal y el licenciamiento ambiental es cada vez menos eficaz. El suelo es “el medio natural para el crecimiento de las plantas”; sin embargo todos los suelos no sirven para todos los cultivos; por lo que hay que sembrar “ lo que toca, donde toca”, y cuando toca. En el mundo, el 28% de las tierras agrícolas dan cultivos que se desperdician; con la consecuente pérdida de agua. Al suelo se le conoce también como “tierra”; “suciedad”, “desechos”, piso.
Diversos beneficios proporciona el suelo, para “la salud humana y el desarrollo sostenible”. Los suelos mantienen el 95 por ciento de la producción mundial de alimentos; sin suelos no hay alimentos. Latinoamérica es responsable del 12 % de la producción agrícola mundial y del 16% de la exportación mundial de productos agrícolas. Para el Banco mundial, los suelos son los principales aliados para alimentar al planeta. En Colombia, de 22 millones de hectáreas con vocación agrícola, 5 millones de esa medida se emplean en esa actividad. El suelo provee nutrientes, agua y minerales a plantas y árboles. Contribuyen a combatir enfermedades de las plantas, insectos y malezas. Del suelo se extraen ingredientes de productos farmacéuticos, la penicilina se originó a partir de microorganismos del suelo. Los suelos además de su papel en el ciclo del carbono, suministran energía, y cooperan en el combate y adaptación al cambio climático. Sobre el suelo, que es un elemento finito, se construyen edificaciones y vías; “¡el suelo es realmente un dador de vida!”, señala la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Más de la tercera parte del suelo está de “moderada a altamente degradado”; cuya causa se atribuye a la irresponsabilidad de la actividad humana. El suelo se está perdiendo en todo el mundo; un 50% de la capa superior del suelo ha desaparecido en los últimos 150 años, indica WWF, la mayor organización conservacionista independiente del mundo. En América Latina, unas 300 millones de hectáreas están afectadas por la erosión y el agotamiento de los suelos, según IFAD (El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola ). En esta Región, se prevé que los cambios en los ciclos de las lluvias y las sequías, pueden cambiar la química de los suelos, según un trabajo encargado por la ONU. Un 15% de los suelos del país están sobre utilizados y un 13% subutilizados, señaló el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC) -2012. El peligro por el que atraviesa el suelo es “una amenaza invisible”; un centímetro de suelo que se dañe, puede necesitar cientos de miles de años para formarse. El suelo tiene miedo al excesivo uso de insecticidas para hacer rendir los cultivos, al arado, maquinaria agrícola, quemas, y administración indebida de los desechos de antibióticos. Los suelos colombianos que presentan mayor degradación y mayor contaminación se ubican en las llanuras del Caribe, en las cordilleras, en las altiplanicies y en los valles interandinos. Las máximas autoridades mundiales en la materia, señalan que la contaminación de los suelos es “una realidad oculta”, y “afecta la seguridad alimentaria”. La degradación puede revertirse, es tarea global.
Los suelos saludables se logran previniendo su contaminación; en lo cual los protagonistas son los agricultores, promoviendo prácticas agrícolas sostenibles. El IGAC recomienda “seguir al pie de la letra”, las 30 prácticas que evitarían el deterioro del suelo. La FAO aconseja al respecto, cero labranza, rotar cultivos, implementar un riego eficiente, mantener la superficie de los suelos con vegetación y desarrollar sistemas para manejar la sombra y la humedad. En la Región latinoamericana, los suelos fértiles albergan el futuro de millones de personas en el planeta. La desaparición del suelo, también repercute “ en la conservación de vestigios arqueológicos como los de Chan Chan, en Perú, donde sus construcciones de tierra están siendo socavadas por las precipitaciones que causan el fenómeno de El Niño”. En Colombia, donde se cuenta con la Estrategia para la gestión integral ambiental del Suelo; las autoridades ambientales son de la opinión que en el mundo entero pocos se “rasgan las vestiduras” por defender el suelo.Para Dejusticia, centro de estudios jurídicos y sociales en Bogotá, en Colombia, “decidir sobre los usos del suelo y el tipo de desarrollo es una competencia constitucional de los municipios”. Según el relato bíblico, Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y lo encargó de cuidarla. “La tierra no es herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos”, dice un proverbio indio.
@luforero4