Opinión

Cultivos: Aliados para el hambre cero

Por: Luis Eduardo Forero Medina
La humanidad cuenta para su alimentación con tres cultivos básicos: arroz, trigo y maíz, cuyos mayores productores en el mundo son China, la Unión Europea y Estados Unidos, respectivamente. La patata es el cuarto cultivo de importancia a nivel mundial. “Al depender de tan pocos cultivos para alimentar a la mayor parte de la población mundial, somos vulnerables a una enfermedad o a una plaga que puede destruir gran parte de nuestros sistemas alimentarios”, indicó la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

En la llamada Revolución Verde de los 60, esos cultivos a fin que rindieran, fueron objeto de implementación de avances, como el uso de material genético mejorándolos. A esa “revolución”, se atribuye calmar las grandes hambrunas en Asia; y en este continente, África y América Latina, “se salvaron de la invasión agrícola grandes extensiones de bosques”. El cultivo de arroz y cacao se promocionan en Colombia, en sustitución a cultivos ilícitos. La Comunidad Kogui de Sierra Nevada de Santa Marta (cuna de koguis, arhuacos, wiwa y kankuamos), lograron erradicar 500 has de coca, cambiándola por cultivo de café silvestre que es exportado a Estados Unidos, España, Japón y Alemania. Al trigo, que nació con la Revolución Neolítica o «revolución agrícola», la Universidad de Nariño le pronosticó su “agonía y posible desaparición de este sistema productivo”; desde los 70 del siglo pasado, esta plantación empezó a la baja. El maíz, originario de México, se utiliza con fines de alimento, forraje y materia prima destinada a la industria.
Fuera de esos tres cultivos básicos, que “¡sin embargo, nos aportan más del 40 por ciento de nuestra ingesta diaria de calorías!”; existen miles de siembras destinadas a alimentos, que gradualmente los estudiosos del tema reducen a 170 y finalmente a 30, que son los que “nos proporcionan las calorías y nutrientes que necesitamos todos los días”. El cultivo del maíz blanco, papa y frijol, en Colombia el año pasado fue superado por el de coca. Otras labranzas, son los plantados en terrazas en vastos territorios del altiplano andino, sobre todo en Chile, donde los llaman andenes. Los “olvidados”, indígenas o tradicionales, que son miles, no se les ha dado la importancia que merecen o dejado de cultivarse por falta de semillas. Algunos laboreos desenterrados después de ignorados, como la quinua en Bolivia, Perú y Ecuador, es ejemplo del auge que puede alcanzar el renacer de lo que se consideraba extinguido. En Colombia, el cultivo de cocotero (cocos nucifera) en islas de San Andrés y Providencia, por el bajo precio de la nuez, fue dejado a un lado.
Otros son los cultivos de cobertura; los novísimos, distintos de los transgénicos; y cuya investigación a cargo del sector privado, se centra en lo que el consumidor está gastando más en alimentos en países de un nivel de vida alto.
El café, el plátano, el cacao, la caña de azúcar y el aguacate, son campos insignia en Colombia; un café pasa por un colador de una decena de principios básicos, entre ellos el manejo integrado del cultivo. El rendimiento de la siembra del plátano se considera “relativamente bajo, por cuanto si se utilizan las nuevas tecnologías de producción, es posible alcanzar niveles de 50.1 ton”, indicó Sylvio Belalcázar Carvajal, Ph. D. El cacao continúa con su posicionamiento en el mundo. Los cañeros beben un trago amargo por la inseguridad y bajos precios. Según Asocaña, los municipios cañicultores, que destinan el comodities a los ingenios azucareros, tienen menos pobreza que otros con presencia de cultivos distintos. El monocultivo se da con la caña de azúcar en el Valle del Cauca y soja en el valle del río Tapajos, en el amazonas brasilero. El oro verde de la economía colombiana, el aguacate has, al último día de diciembre de 2018 tendrá 15.350 hectáreas de cultivo; 15 % más que el 2017.
Uno u otro cultivo que se destinan ora a exportación, ora al mercado nacional, para salir adelante se requiere que se plante en un suelo óptimo, semejante a “ un lecho con los nutrientes adecuados”. Al igual que los seres humanos, los cultivos agrícolas necesitan estar bien alimentados para estar sanos y ser más productivos, señala la ANDI. Por mucho tiempo para preparar el terreno a cultivar, se ha acudido al volteo y quemas principalmente; contrarias al medio ambiente y al bolsillo de los campesinos; por lo que la FAO promueve formas alternativas en ese sentido, como laboreo reducido y uso de herramientas y equipos adecuados. Entre las numerosas labores que determinan el rendimiento de un cultivo, la siembra y escarda (eliminación de malas hierbas) son de las principales, anota esa Organización.
El Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, autoridad sanitaria nacional respecto a los cultivos, vela por su sanidad, garantizando calidad e inocuidad; hace recomendaciones previniendo enfermedades y plagas, traza planes de renovación de los mismos, efectúa su registro, certifica predios para cultivar, etcétera. Los que vaticinan a todos los cultivos su decadencia por la falta de tierra; deben saber que estos crecen y rinden; y lecho es lo que hay, sólo el 11 por ciento de la superficie del mundo se emplea en tierras de labranza y cultivos permanentes.
@luforero4