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El centenario del fin de Primera Guerra Mundial, un buen momento para pensar cómo prevenir la Tercera: ONU

— A propósito de la reunión de líderes mundiales y políticos de diferentes países este domingo en París para honrar la memoria de quienes murieron en la Primera Guerra Mundial, la Organización de Naciones Unidas, Onu, planteó que «es buen momento» para pensar cómo prevenir la Tercera Guerra Mundial.

«Conmemorando los cien años del final de la guerra, que causó terribles sufrimientos y se cobró millones de vidas, quieren recordar que se puede evitar una nueva guerra si las naciones cooperan entre sí», precisó.

En su discurso en el Foro de la Paz de París, el Secretario General de la ONU Antonio Guterres advirtió que “el mundo actual parece caótico” y señaló que existen semejanzas con los años que condujeron a las dos Guerras Mundiales, lo que le hace temer que pueda suceder una cadena de eventos impredecibles. El cambio climático, la migración, la desigualdad y la tecnología aumentan el peligro de confrontación, complementó.

Del horror de las dos Guerras Mundial surgió la esperanza que alimentó el multilateralismo del siglo XX, como forma de arreglar de manera pacífica las disputas y mantener la paz internacional, dijo.

Ese multilateralismo “descansa sobre los valores afirmados en el Preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de los Derechos Humanos adoptada aquí en París hace 70 años”, añadió Guterres.

En cien años, ese multilateralismo se ha convertido en un sistema universal de instituciones en las esferas política, económica, social y ambiental. Sin embargo, en la actualidad, ese sistema es cuestionado.

«Hoy en día hay una polarización de la vida política y de la sociedad misma, que erosiona peligrosamente los derechos y libertades fundamentales, los principios democráticos y el estado de derecho», dijo Guterres.

El titular de la ONU advirtió algunas similitudes entre la época actual y los años que precedieron a la Primera Guerra Mundial, en los que surgieron “rivalidades nacionales” alimentadas “por la ceguera de los líderes políticos” que, “encerrados en las falsas percepciones de sus adversarios y separados de las realidades del mundo y de la gente, precipitaron la guerra ilimitada”.

«Varios elementos de hoy tienen muchos paralelos con el comienzo del siglo XX y la década de 1930, lo que nos da motivos para temer que pueda suceder una cadena de eventos impredecible», aseguró Secretario General.

Entre esas similitudes, Guterres cita la crisis financiera de 2008 y recuerda que diez años después de la crisis de 1929 se produjo la Segunda Guerra Mundial.

“Es cierto que la lección se aprendió en 2008. Se evitó una gran depresión al desplegar un arsenal sin precedentes de instrumentos presupuestarios y monetarios para apuntalar la demanda y rescatar al sistema financiero. Sin embargo, aunque la economía mundial volvió a crecer, las elecciones de 2016 en ambos lados del Atlántico en 2016, y más ampliamente en Europa y en otros lugares, fueron un ajuste de cuentas. La venganza política contra la lógica macroeconómica refleja la desestabilización de las clases medias, el impacto del estancamiento salarial en la reducción de la movilidad social, el aumento de las desigualdades y la indignación de la gente ante la `traición de las élites´.»

La segunda semejanza se relaciona con la intolerancia. En la década de 1930, las democracias fueron barridas por una ola totalitaria. Según António Guterres, no estamos en la misma situación, pero ahora vemos una polarización de la vida política y de la propia sociedad, que está erosionando peligrosamente los derechos y libertades fundamentales, los principios democráticos y el estado de derecho.

Los sistemas políticos y las Constituciones son cuestionados por los prejuicios de identidad, el terrorismo y la corrupción de la información.

“Los sistemas políticos y las Constituciones son cuestionados por los prejuicios de identidad, el terrorismo y la corrupción de la información”, declaró antes de añadir: “El debilitamiento del espíritu de compromiso propio de las democracias y la indiferencia ante las reglas colectivas son los venenos del multilateralismo”.

Guterres citó entonces algunos ejemplos de ese debilitamiento, como la división dentro del Consejo de Seguridad de la ONU, especialmente en el conflicto en Siria, el retorno al bilateralismo comercial y la crisis de confianza por la que atraviesa la Unión Europea.

Lo que el multilateralismo ha logrado

Frente a ese cuestionamiento del multilateralismo, ofreció ejemplos de lo que este ha conseguido:

la mortalidad infantil ha disminuido en más de la mitad desde 1990,
las personas que viven en la pobreza extrema han bajado del 36% al 8%,
las campañas de inmunización de la OMS han erradicado la viruela,
estamos a punto de eliminar la polio,
se han prevenido 7.6 millones de muertes por SIDA a través de un mejor acceso al tratamiento,
durante 70 años más de un millón de hombres y mujeres de 125 países han servido en misiones de mantenimiento de la paz para contener la propagación de crisis, proteger a la sociedad civil y apoyar a los procesos políticos.
Un ejemplo más tiene que ver con la no proliferación nuclear: “Fue la unidad del Consejo de Seguridad en los casos de Irán y Corea del Norte, lo que abrió la posibilidad de una solución negociada tanto en 2015 como en 2018”.

Además, destacó que “una intervención unilateral o un grupo de estados no es en sí misma una garantía de eficiencia y ahorro”, mientras “la intervención en Iraq proporciona una prueba negativa en favor del multilateralismo”.

Las Naciones Unidas siguen siendo el centro para armonizar los esfuerzos hacia la paz y el desarrollo sostenible.

En su defensa del multilateralismo, Guterres habló de las Naciones Unidas: “Siguen siendo el centro para armonizar los esfuerzos hacia la paz y el desarrollo sostenible”.

Para el titular de la ONU, está claro que los gobiernos no podrán por sí solos satisfacer las expectativas de protección de sus poblaciones en ausencia de cooperación internacional, especialmente frente a los grandes desafíos que afronta la humanidad en su conjunto: el cambio climático, la población y las migraciones, y los desafíos tecnológicos.

“La combinación de estos tres desafíos llega en un momento de gran ansiedad y desorden geopolítico, lo que aumenta los riesgos de confrontación. Nuestro mundo parece caótico en este momento”, indicó antes de señalar que “sin un sistema multilateral y el respeto por las reglas internacionales, corremos el riesgo de un retorno únicamente a las relaciones de poder, a los mecanismos de recompensa y sanciones, y una espiral de conflictos latentes”.

Frente a todo ello, abogó por un multilateralismo «reformado, fuerte y conmovedor», que sea inclusivo y estrechamente relacionado con la sociedad civil y la comunidad empresarial, y guiado por la lucha contra las desigualdades en el mundo.

Con anterioridad al titular de la ONU, la canciller alemana explicó que lo que la Primera Guerra nos enseña es donde “la arrogancia militar y el nacionalismo nos pueden conducir”, mientras el presidente francés sostuve que la Sociedad de las Naciones fracasó por “el unilateralismo, el nacionalismo y la crisis económica”. Según informaciones de prensa, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, declinó su participación en el Foro.

FIN DE LA GRAN GUERRA

Hace cien años, a las 11 horas del día 11 del mes 11, terminó la Primera Guerra Mundial, a la que se conoció como la «Gran Guerra». Fue la más sangrienta en la historia del mundo hasta ese momento y se cobró 8,5 millones de vidas. Rusia sufrió las mayores pérdidas: murieron 1,7 millones de personas, casi cinco millones resultaron heridas, otros 2,5 millones fueron capturadas o desaparecieron. El número total de muertos y heridos es más del 76 por ciento de todos los que fueron llamados al frente.

El mundo se horrorizó y comenzó a pensar en cómo resolver los problemas internacionales de manera pacífica. Así que, a sugerencia del presidente estadounidense Woodrow Wilson, en 1920, nació la Sociedad de las Naciones.

Sin embargo, al final, los Estados Unidos no se adhirieron a la organización, temiendo no poder tomar por su cuenta decisiones importantes para su país. No obstante, Washington compartió muchos de los principios de la Sociedad de Naciones y trabajó estrechamente con ella.

La Sociedad de las Naciones está considerada como la precursora de la ONU y muchos otros organismos relacionados. Por ejemplo, la Organización Internacional del Trabajo fue creada, como la propia Sociedad de Naciones, sobre la base del Tratado de Versalles. Y el Tribunal Permanente de Justicia Internacional, también se estableció de conformidad con el Estatuto de la Sociedad, convirtiéndose en el antecesor del actual Tribunal Internacional de Justicia.

La Primera Guerra Mundial es también la trágica gestación de la futura Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Las horrendas pérdidas y la magnitud de esta sangrienta masacre obligaron a los líderes de las dispersas sociedades de la Cruz Roja a unirse para ayudar mejor a los heridos. En ese momento, la nueva organización se llamó la Liga de Sociedades de la Cruz Roja.

Armas químicas
Además, durante la Gran Guerra se utilizaron armas de una fuerza letal sin precedentes, en 1915 en Bélgica durante la batalla de Ypres, los alemanes utilizaron por primera vez armas químicas. Según las estimaciones, al final de la guerra, se liberaron 124.000 toneladas de sustancias tóxicas, incluido el cloro y el llamado «gas mostaza». Unos 90.000 soldados, envenenados por gases, murieron dolorosamente, casi un millón perdieron la vista o sufrieron heridas graves.

Sin embargo, para que se prohibieran las armas químicas hizo falta otra guerra feroz como la Segunda Guerra Mundial. Las partes en la Convención que prohíben la producción, uso y almacenamiento de armas químicas son hoy 193 estados. La Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) supervisa su cumplimiento.

La Sociedad de las Naciones no duró mucho y no pudo cumplir su tarea: prevenir una nueva guerra mundial. Formalmente, se disolvió en 1949, después de la creación de la ONU. «La humanidad necesitaba otro cataclismo mundial [Segunda Guerra Mundial] para finalmente establecer instituciones modernas basadas en el principio del multilateralismo», dijo el secretario general de la ONU, António Guterres, en la víspera del aniversario.

La Carta de las Naciones Unidas

El preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas empieza recogiendo las tristes lecciones aprendidas durante las dos Guerras Mundiales:

“Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles, a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas, a crear condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional, a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad, y con tales finalidades a practicar la tolerancia y a convivir en paz como buenos vecinos, a unir nuestras fuerzas para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, a asegurar, mediante la aceptación de principios y la adopción de métodos, que no se usará; la fuerza armada sino en servicio del interés común, y a emplear un mecanismo internacional para promover el progreso económico y social de todos los pueblos, hemos decidido aunar nuestros esfuerzos para realizar estos designios”. Por el momento, la ONU ha cumplido su función principal: en más de 70 años ha sido posible prevenir la Tercera Guerra Mundial, aunque a veces parecía que no podía evitarse. Pero hoy nuevamente se escuchan consignas militantes con mayor frecuencia, el nacionalismo está levantando su cabeza, los estados nucleares no van a renunciar a sus arsenales y alguien los está modernizando. Varios países provienen de organizaciones y acuerdos internacionales.

El secretario general de la ONU se declaró convencido de que los problemas globales solo pueden resolverse juntos. «No necesitamos la multipolaridad, sino el multilateralismo», dijo recientemente Antonio Guterres, que recordó que antes de la Primera Guerra Mundial, Europa era «multipolar», pero no tenía mecanismos internacionales para resolver problemas juntos. Esto es lo que llevó a los conflictos que se cobraron millones de vidas.

«Teniendo en cuenta el centenario del fin de la Primera Guerra Mundial, debemos recordar sus lecciones y superar las amenazas de hoy y de mañana, adoptando el principio del multilateralismo», aseguró el jefe de la ONU.