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Presidente Duque reafirma: No nos doblegaremos jamás como sociedad ante el terrorismo

–Tras participar en la marcha contra el terrorismo, en una eucaristía celebrada en la Catedral Primada en Bogotá, el presidente Iván Duque Márque volvió a enviar un mensaje categórico a los terroristas del Eln, por el cobarde atentado contra la Escuela de Policía General Santander: «No nos doblegaremos jamás como sociedad ante el terrorismo».

Además envió una voz de aliento a las familias de las 20 víctimas de la acción criminal y destacó cómo «miles de compatriotas marcharon esta mañana de domingo en las calles de Bogotá y otras ciudades del país en memoria de estos estudiantes y en rechazo a la demencia detrás de su asesinato».

También advirtió que la violencia irracional de quienes desprecian la vida y buscan someter a la democracia y a la Justicia en Colombia nos golpeó en lo más preciado de cualquier Nación: su juventud. No perdimos como sociedad unos jóvenes simplemente, el terror nos arrebató jóvenes que habían declarado un año atrás su vocación de servir, promesas de vida que perseguían un sueño hermoso y loable: convertirse en Policías de Colombia y del Ecuador.

Duque reafirmó que Colombia no se doblegará ante el terrorismo y agregó: «No solo porque desprecia la vida que nosotros valoramos, sino también porque es la peor forma de corrupción. Es la degradación moral, la degradación ética y la pérdida absoluta de todos los valores. Busca corroer los lazos que nos unen como sociedad e intimidarnos para que sacrifiquemos nuestra democracia y nuestra Justicia».

Igualmente proclamó:

“Todos somos Colombia cuando la violencia irracional ataca a nuestra juventud. Todos somos Colombia cuando la barbarie quiere chantajearnos y someternos. Todos somos Colombia cuando el terrorismo busca arrebatarnos la esperanza. Y todos somos y seremos Colombia para derrotarlo”.

Estos son los términos de la intervención del jefe del Estado en la catedral Primada:

Estamos convocados hoy en la Casa del Señor con un dolor profundo en el corazón. Es ese dolor profundo, producido por la violenta partida de quienes no se esperaba que se fueran, por la súbita ausencia de quienes esperábamos que nos acompañarían por muchos años más y por el inmenso desconcierto que nos genera despedir para siempre a quienes apenas comenzaban a transitar la vida.

Miles de compatriotas marcharon esta mañana de domingo en las calles de Bogotá y otras ciudades del país en memoria de estos estudiantes y en rechazo a la demencia detrás de su asesinato. En el año en que celebramos el Bicentenario de nuestra Independencia, tenemos una oportunidad, y es la de transitar unidos la construcción de un país más fuerte, más unido, más comprometido en derrotar y rechazar para siempre la violencia.

Venimos ante este altar de Dios no solo a honrarlos y a recordarlos, sino también a enviar como sociedad un sonoro e inequívoco mensaje al Mundo: Rechazamos el uso del terrorismo como chantaje y el uso de la violencia como mecanismo de presión a la sociedad.

Que este mensaje lo escuchen todos: No nos doblegaremos jamás como sociedad ante el terrorismo. No solo porque desprecia la vida que nosotros valoramos, sino también porque es la peor forma de corrupción. Es la degradación moral, la degradación ética y la pérdida absoluta de todos los valores. Busca corroer los lazos que nos unen como sociedad e intimidarnos para que sacrifiquemos nuestra democracia y nuestra Justicia.

La violencia irracional de quienes desprecian la vida y buscan someter a la democracia y a la Justicia en Colombia nos golpeó en lo más preciado de cualquier Nación: su juventud. No perdimos como sociedad unos jóvenes simplemente, el terror nos arrebató jóvenes que habían declarado un año atrás su vocación de servir, promesas de vida que perseguían un sueño hermoso y loable: convertirse en Policías de Colombia y del Ecuador.

Estos cadetes, cuya partida nos ha reunido hoy en esta Catedral, representan lo mejor de Colombia y del Ecuador. Las calles que los vieron crecer, recorrer la geografía nacional y también la de nuestro país vecino. Ciudades como Ibagué (Tolima), Chigorodó (Antioquia), San Gil (Santander), Quito (Ecuador). Todo un mapa binacional. Las aficiones que los apasionaron y las ilusiones que el terrorismo truncó hablan de su empuje, creatividad, compromiso y disciplina: atletas, becarios, guardias de honor, bastones de servicio de la banda.

Vengo aquí en representación de los colombianos para agradecer a estos cadetes que hayan escogido el camino del servicio a los demás, a la ciudadanía y a la Patria. En tiempos de individualismo es admirable que estos jóvenes le hayan apostado a la protección de la vida, la honra, los bienes, las garantías y las libertades de otros. En tiempos de derechos y de exigencias, es admirable que estos estudiantes le hayan apostado a una vocación construida sobre el deber y sobre el sacrificio.

Desde su lema, la Policía Nacional de Colombia expresa un compromiso con una inmensa trascendencia: Dios y Patria. Dios que refleja la inquebrantable fe y el espíritu necesarios para servir, y Patria que representa el colectivo que los Policías se comprometen a defender. Por su tradición histórica y naturaleza, la Policía Nacional de Colombia es la fuerza más cercana al ciudadano, cuyo servicio se vive en la cotidianidad y cuyo aporte a la tranquilidad y convivencia de nuestros millones de hogares es invaluable. Ahora que los violentos atacan a una nueva generación de esta Policía, urge más que nunca que los colombianos la rodeemos, la respetemos. E invito a los colombianos que se encuentren con un Policía de la Patria a darle un abrazo en señal de respaldo.

La Patria hoy se reúne en la Casa de Dios para despedir a estos jóvenes que escogieron servir y proteger como Policías. También estamos convocados aquí para demostrar que a la hora de enfrentar el terror no reconocemos diferencias ideológicas ni de partido.

Todos somos Colombia cuando la violencia irracional ataca a nuestra juventud. Todos somos Colombia cuando la barbarie quiere chantajearnos y someternos. Todos somos Colombia cuando el terrorismo busca arrebatarnos la esperanza. Y todos somos y seremos Colombia para derrotarlo.

Me uno al duelo de todo un país por estos estudiantes. No solo lo hago como Presidente sino también como padre de familia. No alcanzo a dimensionar la pena que cada uno de los familiares de estos cadetes está sintiendo en estos momentos. Pero les ofrezco con la mayor humildad, ante los ojos de Dios y la fortaleza que ustedes tienen, el consuelo mío y el de mi familia, el de mi esposa María Juliana, el de todo un gobierno, el de todos los asistentes a esta bella Eucaristía y el de todos los compatriotas que hoy rezan por ustedes desde todos los rincones de Colombia.

Invito a todos a acompañarme en esta oración, en realidad un poema escrito en La Biblia que habla sobre la fortaleza en momentos duros y ante distintos ataques. Está en el libro de Isaías:

Así que no temas, porque estoy contigo;
No te angusties, porque yo soy tu Dios.
Te fortaleceré y te ayudaré;
Te sostendré con mi diestra victoriosa.

Todos los que se enardecen contra ti,
Sin duda serán avergonzados y humillados;
Los que se te oponen serán como nada,
Como si no existieran.

Aunque busques a tus enemigos,
No los encontrarás.

Los que te hacen la guerra serán como nada,
Como si no existieran.

Porque yo soy El Señor, tu Dios
Que sostiene tu mano derecha:
Yo soy quien te dice:
“No temas, yo te ayudaré”.

Toda una Nación consuela y da fortaleza a estas heroicas 20 familias. No temamos, unidos seremos más, unidos seremos más fuertes. Somos una sociedad ejemplar.

Veinte jóvenes estudiantes, aprendiendo a servir y proteger a nuestra sociedad y en ruta de portar orgullosamente los uniformes de la Policía de Colombia y del Ecuador ya no están terrenalmente con nosotros. Sus almas y su memoria están en el corazón. Honraremos todos los días su memoria construyendo unidos una Nación más fuerte, que no se doblega. Una Nación que valora sus libertades y respeta a quienes la protegen. Una Nación que unida derrota cualquier adversidad.

Que Dios bendiga a Colombia.