Opinión

Un Código de Tránsito estúpido y obsoleto

Por Mauricio Botero Caicedo
El autor de esta nota fue testigo de un espectacular trancón a las 8 de la mañana del martes 5 de febrero en la carrera segunda entre calles 76 y 76ª. El trancón, en una vía en dónde no había alternativas para pasar por un lado, fue causado por un insignificante golpe entre dos carros, golpe cuyo arreglo seguramente no sobrepasa los $200 mil pesos. Sine embargo, tocaba esperar la llegada de la policía y muy seguramente la toma de un diabólico y antediluviano mecanismo que se denomina el ‘croquis’ para que los dos carros se pudieran orillar.

Lo que es absolutamente inadmisible es que el Código de Transito, en vez de ordenar que de manera inmediata los vehículo se hagan a la orilla, exige que se lleve un arcaico y demorado procedimiento, indistintamente del costo social, laboral o ambiental que dicho procedimiento pueda tener. En este caso concreto, centenares de carros tuvieron que soportar demoras de hasta media hora, quemando gasolina y perdiendo valioso tiempo de las personas, mientras que llegaban cinco agentes a determinar la culpabilidad en un insignificante accidente cuyo impacto material era mínimo.

Colombia tiene una situación de movilidad absurda. Un reciente reportaje afirma que “para desplazarse entre la calle 127 con carrera 57 (sector de Niza, Suba) y la calle 26 con carrera 68 (Engativá), Bernardo Polo se demoraba entre 25 y 30 minutos si salía a las 5 de la mañana. Pero si ese mismo recorrido lo hacía más tarde, en horas pico, se demoraba entre 50 minutos y una hora. El tiempo de desplazamiento para ocho kilómetros se le duplicaba por efecto del trancón. Ese problema en la movilidad queda en evidencia otra vez al revisar el más reciente informe mundial de la firma Inrix, que analiza 1.360 ciudades de 38 países. En el escalafón resultante, el Distrito ocupa el sexto puesto entre las más congestionadas: cada año, los ciudadanos pierden 75 horas en embotellamientos, más de tres días parados en las vías. Al observar las cifras se nota que los más afectados por la falta de fluidez vehicular son quienes entran y salen de la capital durante las horas pico (entre las 6 y las 8:30 de la mañana y entre las 3 de la tarde y las 7:30 de la noche). El 39 por ciento del tiempo que estas personas se demoran para hacer su trayecto se va en atascos: si usted tiene que ingresar o abandonar Bogotá en esos periodos de tiempo, y en total se demora 90 minutos, 35 estará entre carros detenidos y caras largas.
Esta situación fue una de las que más influyó para que Bernardo decidiera, a principios del 2018, mudarse a otro país con mejores índices en calidad de vida. El estancamiento de Bogotá en este renglón no ayuda para aliviar la moral de quienes permanecemos y a diario nos desplazamos en carro particular, SITP, taxi y Uber, pues un año antes Bogotá había ocupado el quinto puesto del ‘ranking’ (un escalón más arriba).”

Es obvio que los trancones tienen muchas causas, principalmente entre ellas la enorme afluencia de carros combinada con la escasa o nula inversión en vías. Pero sin la menor duda, un Código de Tránsito estúpido y obsoleto, que por más leve que sea un accidente no permite que se orillen los vehículos, es uno de los factores que más influyen en los trancones.