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“Prácticas Restaurativas” una apuesta para combatir el bullying en colegios

Foto: bogota.gov.co

De acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, DANE, “existen tres tipos de factores que pueden afectar la convivencia escolar. El primero son las características propias del estudiante. El segundo factor tiene que ver con las condiciones particulares del establecimiento educativo al que asiste, y por último el entorno familiar que lo acompaña”.

El acoso escolar o bullying, es la conducta negativa, intencional metódica y sistemática de agresión, intimidación, humillación, ridiculización, difamación, coacción, aislamiento deliberado, amenaza e incitación a la violencia o cualquier forma de maltrato psicológico, verbal, físico o por medios electrónicos contra un niño(a) o adolescente, por parte de un estudiante o varios de sus pares con quienes mantiene una relación.

Para los docentes es de gran importancia abordar este tema en toda su dimensión, con el objetivo de emitir a sus estudiantes confianza para que ellos puedan comentar lo que les está sucediendo y la seguridad de solucionar el problema, ya que lo más relevante de éste fenómeno social es la omisión de la denuncia y a eso generalmente se suma la exclusión social de la víctima.

Daniel Rivero, líder de un modelo alternativo de educación y fundador del colegio Monterrosales plantea la necesidad de planificar estrategias y acciones preventivas que mediante su aplicación disminuyan las conductas violentas en el contexto escolar, de tal manera que el docente ejerza un papel vital en la detección de conductas de acoso y utilice de manera eficaz su autoridad formal y práctica para orientar de manera asertiva este tipo de comportamientos.

Las Prácticas Restaurativas son la respuesta a la gran problemática de la educación convencional, dado que mediante esta metodología se logra construir una comunidad regulada, sana, donde todos son pares capaces de abordar los conflictos de manera asertiva, dar solución y llegar a acuerdos, sin necesidad de acudir a la violencia o generando en sí mismo sentimientos negativos, de dolor o tristeza.

De acuerdo al Sistema Nacional de Convivencia Escolar y Formación para el ejercicio de los Derechos Humanos, la educación para la sexualidad y la prevención y mitigación de la violencia escolar, regido bajo la Ley 1620 de 2013, el Gobierno Nacional reconoce que uno de los retos que tiene el país, está en la formación para el ejercicio activo de la ciudadanía y de los Derechos Humanos, a través de una política que promueva y fortalezca la convivencia escolar.

Del regaño a la reparación
Resulta importante entender que cada experiencia que los estudiantes vivan en los establecimientos educativos, es definitiva para el desarrollo de su personalidad y marcará la forma de construir su proyecto de vida.

El Licenciado James Figueroa Bernal, Rector del Colegio MonteHelena, uno de los 12 capacitadores avalados en Colombia por el Instituto Internacional de Prácticas Restaurativas, IIRP, asegura que “es importante tener en cuenta que el primer escenario de este escenario educativo son las declaraciones afectivas, con las cuales se establecen relaciones con los miembros de la comunidad de manera verbal. Se realizan círculos restaurativos, en algunas situaciones académicas o convivenciales, empleándolas como estrategia de organización”.

Para el licenciado Figueroa los beneficios de poner en práctica este tipo de modelo en el sistema educativo se ve reflejado en:
? Reducir la violencia e intimidación escolar entre los miembros de la comunidad.
? Construir espacios propicios para relaciones interpersonales y grupales positivas, mejorando los ambientes escolares y familiares.
? Desarrollar el capital humano de manera integral.
? Proporcionar liderazgos efectivos y generar un sano ambiente escolar.
? Reparar el daño ocasionado a las personas y ser consciente de asumir la responsabilidad de los actos cometidos.
? Restaurar las relaciones con las personas partícipes en un conflicto.

La aceptación de este esquema académico ha tenido una gran acogida no solo por parte de los estudiantes, sino también de los docentes, debido a que encuentran en esta herramienta un escenario propicio para el diálogo, la concertación y el buen trato, que sin duda, conduce a relaciones saludables que incentivan al desarrollo de una cultura de paz, de acuerdo con el especialista Figueroa.

“Somos uno de los pocos colegios en Colombia certificados por el Instituto Internacional de Prácticas Restaurativas. Como grupo educativo no manejamos los conflictos de manera convencional, es decir no de manera punitiva ni con castigo, se trabaja a través de círculos restaurativos, que generan que en cualquier conflicto haya un diálogo, una reparación y una restauración de las relaciones. Todos los docentes y directivos se encuentran certificados en estas prácticas” concluye Daniel Rivero, fundador del Colegio Monterrosales.