Opinión

PROFESIÓN: ALCALDE

Por: Diego Calle Pérez. Investigador Social. Historiador Universidad Nacional de Colombia.
CORTO Y PUNTUAL
El único requisito para ser alcalde, -ley 134 de 1994-, ser ciudadano colombiano en ejercicio y haber nacido o ser residente del respectivo municipio o de la correspondiente área metropolitana durante un año anterior a la fecha de inscripción o durante un periodo mínimo de 3 años consecutivos en cualquier época. Desde las elecciones municipales de 1988 en Colombia, han repetido algunos alcaldes, de tres a cuatro periodos, sin contar las veces que fueron nombrados por Gobernador amigo y Presidente del partido político.

Para las elecciones 2019, muchos de los que ya han sido alcaldes, quieren volver a repetir y llegan con nuevo aval de partido político, en otros casos, pidiendo la firma para registrar el respaldo popular. En 30 años de elecciones populares, la situación mejora en los municipios y los presupuestos han crecido con regalías y en otros disminuyen los ingresos con bonos de agua por deuda, pero se gestiona y se puede mejorar los acuerdos de pago, promesa del candidato.

La situación se pone tan dura, que alcalde al salir difícilmente encuentra trabajo, si tiene profesión con especialización, maestría y doctorado. Otros siguen su vida cotidiana, atendiendo en el almacén agropecuario del pueblo, en el café gourmet que le montaron a la esposa, asistente de diputado, asistente de senador. Otros consiguen algunas horas de cátedra en universidad privada y contrato en entidad pública donde lo conozca alguno de los enlaces en el ministerio, secretaria de la gobernación y algunos quedan como asesor privado del alcalde entrante.

A todo lo anterior, le debemos agregar, que muchos de los que han sido alcaldes, ya conocen los aciertos y desaciertos que se hacen reinventando lo que otros atrás no han podido con los concejales. Concejales que llevan tantos periodos, que muchos ya se pueden jubilar sin conocer la vereda más cercana del pueblo. La profesión: Alcalde, será para 2020 una de las nuevas alternativas sociales, que de seguro se institucionaliza con partidos políticos que decidan entre consultas y candidatos, quién lleva las riendas del presupuesto municipal con control desde Bogotá.