Los plásticos ofrecen muchos beneficios y facilidades para su uso cotidiano; de hecho, son un componente importante en sectores como el del empaque, la construcción, la agricultura y hasta el automotor gracias a su versatilidad.

Sin embargo, en la actualidad, el uso de este material es criticado por ser poco amigable con el medio ambiente debido a que puede demorar décadas en desaparecer. El desafío para las industrias está en gestionar de una manera responsable los plásticos post-consumo y es allí cuando aparece el concepto de reciclaje químico.

En palabras sencillas, se trata de una manera innovadora de reutilizar los residuos plásticos que actualmente no se reciclan y normalmente se envían a los basureros, como materia prima para insumos en otros procesos de producción.

«El uso responsable de los plásticos por parte de empresas, instituciones y consumidores es esencial para solucionar el problema mundial de los residuos. Esto se aplica a las empresas, las instituciones y los consumidores. A través del reciclaje químico, queremos contribuir de forma significativa a la reducción de la cantidad de residuos plásticos», dijo Martin Brudermüller, presidente del Consejo Directivo y CTO (Chief Technology Officer) de BASF, pionera global en el sector.

ChemCycling es como BASF ha nombrado este proyecto de «reciclado químico», en el que el residuo plástico se transforma en gas sintético o aceite, por medio de procesos termoquímicos, como gasificación o pirólisis, produciendo una materia prima secundaria.

Los productos que resultan de ese proceso son prácticamente idénticos a los fabricados por procesos convencionales. El reciclado químico ofrece una solución a aquellos que le dan gran importancia a los productos y envases fabricados con material reciclado, pero no quieren o no pueden comprometerse en términos de calidad.

En la etapa piloto, BASF junto con 10 clientes de diversos sectores, está desarrollando productos incluyendo empaques para lácteos, estantes para heladeras y paneles de aislamiento térmico.

El reciclaje, corazón de la Economía Circular

El reciclaje químico – como también otros procesos de reciclaje – se deben evaluar en base a los ciclos de vida. Estudios muestran que diferentes procesos tienen sentido, en términos ambientales y económicos, para diferentes flujos de residuos.

Para los plásticos en dónde haya grandes volúmenes de residuos sin impurezas significativas, como las poliolefinas de los envases, el reciclado mecánico deja una huella de carbono menor que el reciclado químico, pero la historia es otra cuando se trata de plásticos mezclados y contaminados: el reciclado de estos materiales a través de un proceso mecánico puede ser imposible o aún ineficiente. En ese caso, el reciclado químico es una mejor opción. “

Todo este proceso hace parte del sistema circular al que le están apostando las grandes compañías del mundo. Este permite involucrar la innovación y cerrar el ciclo de producción para que la sostenibilidad se convierta en uno de los eslabones más fuertes de la cadena. Se trata de desacoplar el crecimiento económico del incremento en el consumo de recursos finitos.

«Con nuestro proyecto ChemCycling, estamos utilizando el residuo plástico como materia prima. De esta forma, creamos valor para el medio ambiente, la sociedad y la economía. Sumamos fuerzas con nuestros socios en toda la cadena de valor para establecer un modelo circular», concluye Brudermüller.

Otras propuestas de las grandes industrias, y que usan conceptos referentes a la Economía Circula y la gestión de residuos es a la fabricación de polímeros compostable que permitan que las bolsas plásticas se puedan desintegrar con procesos caseros y sirvan de abono para los jardines.

BASF lo ha materializado con Ecovio, una solución que puede utilizarse en bolsas para residuos orgánicos o películas agrícolas, el recubrimiento para la formación de barrera de migración en el papel, el embalaje de espuma y productos de moldeo por inyección.