Bogotá

Artes gráficas de Bogotá se transforman y siguen vigentes

–Aunque se ha dicho que las artes gráficas van a desaparecer por el internet –que nos permite acceder a libros digitales y a gran cantidad de materiales gráficos–, paradójicamente este sector sigue vigente, muestra inversión de capital en maquinaria y cuenta con gente que trabaja e innova.

Así lo asegura Daniel Velandia, doctor en Antropología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien encontró en este sector “personas que se apropian de saberes empíricos, que logran la independencia laboral, construyen cartografías productivas y elaboran imágenes impresas para la reputación de los clientes”.

Esta modalidad de trabajo implica un proceso personal en el cual se asume la responsabilidad de construir un proyecto de vida anclado a la búsqueda diaria de clientes para acumular un patrimonio propio.

Como ninguna otra industria cultural, las artes gráficas han pasado por una transformación profunda y rápida desde finales del siglo XX hasta el presente. Las nuevas tecnologías de la comunicación y la información han revolucionado las formas del consumo y de la producción de imágenes.

El antropólogo Velandia, quien participó en el conversatorio “El sticker como habitante del entorno gráfico urbano”, organizado por la Escuela de Diseño Gráfico de la Facultad de Artes de la UNAL, señala que esta investigación se vio interpelada por la frase “los lugares cuentan historias y las historias están en diferentes lugares”. En tal sentido, se dio a la tarea de rastrear la historia en la memoria de la gente, de observar su evolución en el tiempo.

Recuerda que en 2000 se destruyó “La olla”, la zona más importante de acopio y circulación de información, materiales y trabajo de las artes gráficas, ubicada en la calle 7 con carrera 10, donde actualmente queda el Parque Tercer Milenio.

“Cuando eso ocurrió, ese sector productivo se desplazó y construyó una nueva cartografía de nichos en los barrios La Estrada, El Galán, Ricaurte y la carrera 9ª, cercana a ‘La olla’, donde se consolidaron nuevas zonas productivas rompiendo la centralidad de esta actividad en Bogotá”, comenta.

Otro de los cambios significativos se dio con la Ley del Libro, por medio de la cual se permitió la importación de papeles y se generaron nuevas expectativas en los productores y en las clientelas. Explica que “al llegar nuevos papeles se crearon nuevos diseños y nuevos usos para estos”.

“La reimpresión sobre papeles y sobre otros sustratos ha cambiado. Hoy en día vemos que la gente imprime sobre vajillas, pocillos, camisetas, cartones, esferos… lo que indica que el impreso es importante, pero que se debe adaptar a las necesidades del público y a los objetos que se están utilizando: la demanda se construye con los clientes”, agrega el investigador.

Es importante señalar que aunque la actividad de las artes gráficas –que incluye muchos oficios– se enseña en algunas universidades e institutos técnicos, también se aprende empíricamente.

Por esa condición “no goza de suficiente protección laboral y de un vínculo colectivo para determinar cuáles son los salarios que deberían ganar. Es un trabajo que día tras día pierde valor y que exige actualizarse para permanecer”.

“El impacto de la tecnología ha sido radical, teniendo en cuenta que al lado de los grandes conglomerados del mercado editorial se reinventan los talleres pequeños y medianos con carácter de microempresas, en los que se aplican con creatividad las nuevas tecnologías. Estos últimos, conglomerados de trabajadores, están para producir, no masivamente, que es tarea de las grandes empresas, sino para miles de demandas de productos”, se lee en uno de los apartes del libro que el autor comparte.

El investigador recoge la experiencia laboral de generaciones y oficios distintos teniendo en cuenta las dinámicas espaciales, productivas y de género. De esta forma, las experiencias colectivas e individuales permiten establecer diferencias y regularidades en el colectivo de los trabajadores gráficos.

De esta investigación nació el libro Imprentas en la era neoliberal: Biografía colectiva del trabajo en las artes gráficas en Bogotá, de la Editorial UN, un texto que combina el trabajo etnográfico con entrevistas, observaciones, fotografías, cartografía, esquemas ilustrativos y un concurso. (Información y foto Agencia de Noticias U.N.).