Construyamos Familia Opinión

REPENSAR LA VIDA

Por: Carlos Fradique-Méndez
Abogado de Familia y para la Familia

DIPLOMADO EN EDUCACIÓN PARA LA VIDA EN FAMILIA (283)

UN SALUDO FRATERNO

Escribo para Uds. desde el mismo estudio en el que lo he hecho durante varios años. Solo una diferencia: Mañana y por varios días, seguiré en compañía de mi familia y la comunicación será programada para hacerlo a través de videos de WhatsApp y de programas de conversación múltiple.

Debemos seguir en aislamiento frente a la sociedad y se me ocurre que durante uno o dos meses debemos imitar a los seres animales y vegetales que cambian de vida durante por lo menos una estación al año. Y también imitar a personas que deciden vivir lejos del mundo y del ruido como en un convento o monasterio.

Los animales que hibernan y los árboles que se desnudan, es ironía, para pasar el invierno, se preparan y logran sobrevivir con alegría al llegar la primavera. Es como un renacer, como tener una nueva vida.

Por fuerza del coronavirus debemos imitar a esos otros seres vivos que cambian radicalmente su vida, sus costumbres, para sobrevivir en la estación venidera. Estaremos en casa, liberados del peligro de los malhechores, de la polución, de la agresión física y verbal de la gente agresiva con la que tropezamos, del protagonismo de los corruptos y de otras dolencias de la sociedad.

HABRÁ QUIENES APENAS SOBREVIVAN

Pero también hay personas que corren el riesgo de no sobrevivir ante las nuevas circunstancias y que en vez de aligerar su vida terminarán cansados como Don Hernando, el hermano mayor de don Juan de Covadonga, quien en el poema de José Asunción Silva, confiesa:

“Oye, Juan; mira, hermano: aquí en la triste
vida conventual, todo reviste
un aspecto satánico; mis horas
tienen angustias indecibles; mira:
un enjambre de formas tentadoras
entra en mi celda por la noche, gira
y huye… De la oración con los empeños
lo disipo por fin… Ansío el oro,
suenan choques de armas en mis sueños,
flota un olor de besos en el coro,
y es mi vida una lucha prolongada
de rudos sacrificios
en que domo la carne alborotada
con ayunos y rezos y cilicios…”

SI VIVEN EN CONFLICTO NO DUDEN EN PEDIR AYUDA

La mayoría de las familias que están como invernando, en uno o dos meses, renacerán airosas, pero habrá unas cuantas que vivirán, así sea en silencio y sano alejamiento, una vida parecida a los ROSE narrada en la película LA GUERRA DE LOS ROSE, “una pareja que se conoce en una subasta en una puja por un objeto. Se enamoran, se casan y parecen un matrimonio feliz, hasta que por un incidente menor terminan peleándose. Ellos se esfuerzan por quedarse con la casa donde vivían y ya que están en proceso de divorcio, tratan de hacerse la vida imposible el uno al otro hasta el fin.”

Si están confinados y viven esta diatriba interior, no duden en pedir ayuda a una facultad de Psicología, a un(a) abogado(a) de familia que no sea destructor(a) de familias o sembrador(a) de odios y rencillas.

En teoría podrían pedir ayuda a una Comisaria de Familia, pero la experiencia enseña que en algunas de estas oficinas, se encontrarán con funcionarios que les harán más desgraciada sus vidas.

LA CONVIVENCIA NO ES FÁCIL

Se me ocurre que es como una vuelta a Colombia en bicicleta. Tiene etapas planas, tranquilas y otras con premios de montaña de segunda y tercera categoría y otras con premios de montaña de primera categoría y fuera de serie.

Como en las competencias deportivas los resultados se ven al final. Habrá podios y premios en diferentes especialidades. Y aplauso para todos los que terminen la carrera, sin importar el puesto de clasificación.

Las convivencias a partir de las décadas de los 70 y 80 del siglo XX y con más visibilidad en el presente siglo tienden a ser efímeras y los participantes abandonan la carrera por simplicidades. Se cansan muy rápido, deciden dejar de soñar con el podio y aceptan distracciones que les generan traumas y frustraciones.

Las relaciones de familia, por circunstancias generalmente externas y porque las personas no se han preparado para aceptarse y ayudarse en las épocas difíciles, se han tornado efímeras, tortuosas y en no pocos casos enfermizas.

Esas parejas, esas familias que viven en situaciones de conflicto, peleas, miradas de odio, rechazo, censuras, entrecruces de frases contestarías, por orden del corona virus han tenido de optar por convivir bajo el mismo techo, como en una casa cárcel. No es fácil imaginar una convivencia de más de 2 o 3 días pero deberán aceptarla por varias semanas.

Lo sensato, lo útil, es que hagan una especie de retiros espirituales y que logren encontrar las barreras reales y a veces solo imaginarias que les impiden una buena comunicación. Es posible que el corona virus logre el milagro de rehacer la unidad de la familia en una sana o por lo menos tolerante convivencia.

No duden en llegar al final de la carrera. Las recompensas y lo premios son muy valiosos y es tontería renunciar a ellos en las primeras etapas de la vida en pareja.

SIGAMOS CULTIVANDO LA PAZ EN LA FAMILIA

Sigamos cultivando el respeto, las palabras decentes, la autoestima, el civismo, en nuestra familia, en nuestra sociedad y en Colombia para para tener un futuro en sana convivencia.

Bogotá, del 23 al 29 de marzo de 2020

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