Bogotá

Ciudadanos extranjeros varados en Bogotá se llevaron un pedacito de la hospitalidad colombiana

Foto: ANI

Tomás Scotta, ciudadano argentino y estudiante de Relaciones Internacionales en la Universidad Católica de SantaFe, se convirtió sin quererlo en el vocero de 141 ciudadanos extranjeros, en su gran mayoría argentinos, chilenos y uruguayos, que se quedaron varados en el aeropuerto El Dorado, una vez fue declarada, el pasado 11 de marzo, la pandemia mundial y varias naciones cerraron sus fronteras. Entre ellas, Argentina.

Cuenta que lo escogieron por su calidez y sobre todo por su capacidad de conciliación. Fue un líder. “El momento era tenso, todos querían montarse en un avión como fuera. Teníamos miedo. Era un momento de tener cabeza fría. De pedir ayuda”, explica.

La aventura de Tomás en Colombia inició a finales de febrero en Cartagena, un lugar al que llegó por recomendación de unos amigos suyos en Buenos Aires y que ya habían visitado el país. “Fue maravilloso, sin imaginármelo terminé a mis 22 años recorriendo Colombia, porque también estuve en Medellín. No me quería ir. La calidez de los colombianos atrapa”, explica.

Sin embargo, su alegría, como la de sus compatriotas, acabó el día en que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia mundial, justo antes de tomar su vuelo de regreso a Buenos Aires. “Todo fue caos”, agrega.

“No me equivoqué cuando dije que me sentía como en casa. Nos dieron más de lo que esperábamos. En el aeropuerto nos dotaron de camas, alimentos, más porque había niños pequeños y adultos mayores, pero el miedo al contagio era alto”, relata Tomás.

Cuando llevaban varios días apostados en la terminal aérea, la situación se fue complicando, porque el virus acechaba. Por eso, cuando vio en El Dorado a la ministra de Transportes, Ángela María Orozco, no dudó en abordarla y pedirle ayuda. Ella los escuchó. “En nuestro país nunca se ve a los funcionarios tomando las riendas de los problemas, me sorprendió”, dice.

Y es que una vez fueron recibidas sus peticiones se adelantó un protocolo de ayuda encabezado por MinTransporte; un trabajo en el que también participaron Fernando Contardo, cónsul de Chile en Colombia, Opaín y la ANI. El objetivo: otorgar ayudas humanitarias y evitar el contagio.

“Teníamos una situación crítica que solucionar, afortunadamente el protocolo tuvo eco en varias embajadas y consulados quienes nos ayudaron porque el riesgo de contagio era muy alto. Logramos humanizar esta crisis y los ciudadanos extranjeros lograron tener un trato digno”, indicó en su momento la ministra Ángela María Orozco.

las ayudas recibidas mostraron la calidez del pueblo colombiano, “argentinos, chilenos, uruguayos, todos se llevaron en sus corazones un pedacito de Colombia a sus hogares, nunca esperaron este acto humanitario”, expresó.

Efectivamente el riesgo de contagio era muy alto porque dentro del grupo de extranjeros estaban menores de edad, mujeres en estado de embarazo y adultos mayores con alta complejidad en su salud.

“En El Dorado logramos implementar 10 cámaras térmicas, para controlar posibles casos, termómetros infrarrojos, más de 200 camas, baños y lavamanos portátiles, pero necesitábamos más acciones y evitar contagios en la principal terminal aérea del país. Por fortuna logramos el traslado y que los ciudadanos extranjeros tuvieran condiciones dignas”, explicó Manuel Felipe Gutiérrez, presidente de la ANI.

Y este apoyo caló en el sentimiento de los ciudadanos extranjeros, así lo hizo saber Tomás, “nos adoptaron, nos arroparon y eso jamás se olvida. Nos vamos con el compromiso de volver y de retribuir en algo a una tierra que nos dio tanto”, concluyó.