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Encuesta revela penosa siruación de trabajadoras domésticas durante la pandemia

Para conocer la situación de las mujeres trabajadoras en el contexto del covid-19, el 28 de marzo, 8 días después del anuncio del Presidente Duque que ordenó el primer confinamiento en Colombia, 16 organizaciones de la sociedad civil, empresarias, sindicatos, colectivos y un medio de comunicación aliado, realizaron una encuesta.

El supuesto de partida es que las condiciones de las mujeres trabajadoras domésticas se agravarían a la par con la desaceleración de la economía y con el lastre de la informalidad laboral del 80% que traían antes de la pandemia.

En este ejercicio 67% de las encuestadas son trabajadoras por días en hogares distintos, el 25% son trabajadoras externas a tiempo completo en un hogar, y 8% son internas. Es decir, en su mayoría, estarían expuestas a gran riesgo de contagio pues su movilización en las grandes ciudades (donde trabajan la mayoría de estas empleadas) exige el uso de todo tipo de transporte público y en trayectos largos. En el caso de las mujeres que trabajan internas la vulneración está más relacionada con la imposibilidad de ver a sus familias y en las largas jornadas laborales: “.. [a] nosotras, como trabajadoras, deberían permitirnos estar con nuestras familias, no en nuestros trabajos internas sin poder ni salir y trabajando sin descansó”, es el testimonio de una de ellas.

Por fortuna, solo al 10% de las trabajadoras domésticas el empleador(a) les ha exigido seguir laborando en medio de la cuarentena. Lo que llama la atención es que el 50% de éstas no recibieron elementos de protección como guantes, tapabocas o sustancias antibacteriales. Es decir, cerca del 90% de las mujeres se encuentran en sus casas confinadas; sin embargo, alrededor del 50% no reciben salario.

Entre el grupo de quienes siguen trabajando, el 68% no está afiliada a una EPS, y dentro de este grupo el 38% hace parte del llamado Sisben.

Comportamientos laborales de los empleadores/as

Previo a la encuesta se encontró que los empleadores/as habían tomado diez tipos de medidas laborales que fueron puestas como opciones de respuesta a las empleadas: darles vacaciones remuneradas, darles vacaciones no remuneradas, enviarlas a sus casas con salario y con prestaciones, enviarlas a sus casas sin salario y con prestaciones, enviarlas a sus casas sin salario y sin prestaciones, suspenderles su contrato, liquidarles su contrato, recortarles la jornada, dejarlas internas con pago de horas extras, dejarlas internas sin pago de horas extras.

Para el análisis, las actuaciones de los empleadores/as fueron agrupadas en tres categorías en el marco de los decretos gubernamentales del momento: empleador cumplidor o que cumple la ley, empleador laxo o que cumple a medias con la ley, y empleador/a incumplido: incumple la ley por completo. Así, las respuestas arrojan que la mayor cantidad de empleadores/as son incumplidores de la ley; luego siguen los empleadores cumplidores de la ley y por último está la categoría de empleadores laxos. Ahora bien, sumados los empleadores incumplidores de la ley y los laxos frente a la ley, es clara la desprotección laboral de las trabajadoras domésticas de esta encuesta.

Confirmando el comportamiento laxo de los empleadores/as de esta encuesta, el 51% de las empleadas domésticas dijo haber recibido algún dinero por parte del empleador estando en su casa, sin prestar el servicio. Cabe interpretar también que, los empleadores/as de trabajadoras domésticas de esta encuesta sean de estratos socioeconómicos bajos, fenómeno en aumento en el país, y para quienes la iliquidez resultó un impedimento para responder con su obligación con la empleada.

Además de haber recibido “algún dinero”, cerca de un 50% de las empleadas de esta encuesta dicen no tener otros ingresos. Indagando por otros apoyos económicos, se encontró que cuando lo reciben, el apoyo proviene de familiares, luego están los subsidios del Estado, luego los ahorros, después los empleadores/as que las apoyan, y por último están los amigos y los préstamos.

Por tipo de contratación, al 87% de las empleadas del servicio doméstico las contratan como persona natural, y a 13% por intermedio de una empresa de servicios domésticos. Frente a esta variable, se esperaría que la intermediación aumentara la formalidad, por el mayor control sobre el proceso de contratación. Sin embargo, se encontró que al 55% las enviaron a sus casas sin las garantías que otorga la Ley.

Trabajo doméstico = pobreza

La muestra comprendió 658 mujeres y 20 hombres, el 3%, que más o menos corresponde a la proporción de mujeres y hombres que hacen trabajo doméstico en Colombia. Según el DANE, el 95,9% del trabajo en este sector económico lo hacen mujeres, en total son cerca de 670.000 en Colombia.

Esta encuesta es otro de los miles de retratos de la situación de pobreza de quienes se dedican a labores de cuidado como el trabajo doméstico remunerado. En los estudios lo llaman “feminización de la pobreza”.

Campañas como #cuidemosaquiennoscuida dedicada a recoger donaciones hacia un grupo de trabajadoras del hogar, ejemplifican el llamado que hacen las trabajadoras domésticas ante esta contingencia: “Nosotras muchas veces aguantamos humillaciones para llevar comida a nuestros hijos y agachamos la cabeza porque sabemos que tenemos una responsabilidad con nuestros hijos”.

Aunque la situación entre las trabajadoras domésticas no es homogénea, incluso para quienes han contado con empleadores/as respetuosos de la norma, es una profesión que no garantiza los mínimos de un trabajo decente.

No obstante, una buena parte de las mujeres han tomado con responsabilidad el confinamiento y consideran necesario el rol del cuidado colectivo: “todas las empleadas domésticas debemos cuidarnos de este virus por nuestro bien, por el bien de la gente que nos rodea, y porque tenemos la responsabilidad más grande que es nuestro hogar, y ahí nos necesitan”

El acceso a la justicia para ellas ha estado plagado de talanqueras: “…queremos que nos reconozcan los derechos, pero sin temor a que ellos mismos tomen represalias. Me siento sola al reclamar mis derechos”. El 19,5% dijo pertenecer a una organización sindical. Lo que no indica que esa sea la tasa de afiliación sindical de las trabajadoras domésticas en Colombia. Es el porcentaje de la muestra, que por la forma como se hizo la encuesta, incluyó a muchas afiliadas a sindicatos, el 15% a Utrasd.

Y frente a su estado de bancarización, al 38% de las trabajadoras le enviaron el dinero a través de consignación, giro o con alguien, mientras que el 12% debió ir por éste a la casa del empleador.

Propuestas para el sector de trabajo doméstico

Las organizaciones que realizaron la encuesta vienen desde el Convenio 189 de la OIT, en el 2012, llamando la atención sobre la discriminación de las trabajadoras domésticas y la necesidad de que gobierno, instituciones y empleadores/as modifiquen su cosmovisión y dinámicas para dignificar un sector estructural para el país, pues permite que funcione buena parte del resto del país. Y entre las reflexiones, mencionamos:

? La necesidad de que el Estado divulgue la ley, así como que inspeccione su cumplimiento. Sin sanciones hacia los/las empleadores, será muy difícil masificar su cumplimiento.

? Alertamos sobre las medidas de flexibilización laboral por la inferencia de que aumentará el desempleo para las empleadas domésticas.

? La desprotección de las trabajadoras domésticas por días, luego de 7 años de entrada en vigencia de una nueva reglamentación hacia ellas, hace inferir que la formalización laboral no es suficiente para su bienestar mínimo. Se requieren complementar la formalización laboral con modelos económicos de sobrevivencia, como la renta básica o similares.

? Antes del coronavirus las/los empleadores venían con la queja de la tramitología como obstáculo frente a la contratación. Es imprescindible crear vías digitales ágiles y económicas para facilitar la contratación de una empleada doméstica.

? La creación y apoyo para el cumplimiento de protocolos en el trabajo doméstico, será también importante para la reactivación del sector.

Por último, es paradójica la situación de las trabajadoras domésticas en Colombia, y particularmente la que se refleja en esta encuesta: por un lado su penosa situación laboral y de vida, y por otro, el reconocimiento que afloró en el mundo entero hacia las tareas domésticas y de cuidado, expresado en miles de mensajes institucionales y personales enalteciendo este trabajo.

¿Cómo podemos en Colombia avanzar decididamente en la materialización de los derechos de las trabajadoras domésticas?

FICHA TÉCNICA

La muestra comprendió 658 mujeres y 20 hombres

Organizaciones que patrocinaron la Encuesta:

Asociación de Trabajadoras del Hogar de Santander (Asotrabajadoras)

Central Unitaria de Trabajadores (CUT)

Centro de Estudios Sociales (Defens)

Centro de Solidaridad AFL-CIO

Escuela Nacional Sindical (ENS)

Fundación Bien Humano

Fundación Fescol

Hablemos de Empleadas Domésticas

Mesa Economía del Cuidado Antioquia

Mesa Intersectorial de Economía del Cuidado

Mujeres Dignidad y Trabajo

Sindicato de Trabajadoras del Hogar e Independientes (Sintrahin)

Sindicato Nacional de Trabajadores de Alimentos (Sintraimagra)

Symplifica

Unión de Trabajadoras Afrocolombianas del Servicio Doméstico (Utrasd)